EVOLUCION
HISTORICA
Analizando la evolución de la deuda externa argentina y sus efectos sobre el crecimiento
y desarrollo de nuestro país desde sus inicios hasta nuestros días, advertimos que se
trata de un proceso de larga historia
Recordemos en primer lugar la deuda con la firma Baring Brothers de Inglaterra. En 1824
Argentina contrajo un préstamo de 1.000.000 de libras esterlinas que sería utilizado
para la construcción del puerto de Buenos Aires. El monto efectivizado sufrió un desagio
inmediato que lo redujo en un 30% y consistió, mayormente, en letras a cargo de los
comerciantes británicos residentes en Buenos Aires quienes, a su vez, las desembolsaron
con fuerte descuento. Las necesidades de la guerra con Brasil hicieron desviar los fondos
obtenidos a fines muy distintos a los programados inicialmente.
En 1890, la situación del país era sumamente grave y el gobierno convocó a la
suscripción de un empréstito de 50 millones de pesos oro, con el propósito declarado de
sostener al Banco Nacional, al Hipotecario Nacional y a la Municipalidad de la Capital.
No obstante el compromiso asumido con el destino que debía darse a esos fondos, los
mismos fueron transferidos a la Casa Baring a fin de salvarla de la quiebra. Como dice
Ricardo M. Ortiz en su Historia Económica de la Argentina nuevamente tocaría a los
trabajadores argentinos ahorrar sobre el hambre y la sed para salvar el crédito de la
Nación.
En 1945 los EEUU bloquearon el crédito a favor de Argentina proveniente de suministros
durante la guerra, negándose a pagar y a reconocer intereses, salvo su liberación
paulatina por compras que se efectuarían en ese mercado.
Al mismo tiempo, Inglaterra bloqueó las libras correspondientes al pago del
abastecimiento argentino durante la guerra; después de largas tratativas, se estableció
un convenio triangular por el cual Argentina usaría las libras, pagando con las mismas
sus compras en EEUU, con lo cual amortizaba su crédito.
Se produjo un acuerdo entre Londres y Washington a raíz del cual, en forma unilateral,
Gran Bretaña declaró la inconvertibilidad de la libra, por lo cual Argentina se vio
imposibilitada de hacer efectivo el acuerdo de triangulación.
En 1946, la deuda de EEUU y Gran Bretaña para con la Argentina era del orden de 2.000 y
3.000 millones de dólares respectivamente, los que equivalían aproximadamente a 40.000
millones de dólares de 1983, o sea el total de la deuda externa argentina a esta última
fecha.
En otras palabras, el crédito derivado de las ventas de suministros de Argentina a Gran
Bretaña durante la 2ª. guerra mundial pasó de ser una deuda en libras a ser un
depósito en el Banco de Inglaterra, que luego fue bloqueado unilateralmente por ese
país, emitiéndose en la Argentina bonos congelados para evitar la emisión de moneda y,
al mismo tiempo, pagando intereses por esas libras que Gran Bretaña le debía a nuestro
país.
Finalmente el gobierno argentino recuperó parte de su crédito mediante la
nacionalización de los ferrocarriles ingleses, cuya concesión estaba próxima a vencer,
en condiciones desventajosas para el país.
El deterioro de la economía inglesa durante la postguerra, la dura competencia desatada
entra la ruta y el riel, desalentó la renovación en este último sector y la
obsolescencia del material rodante hizo disminuir la utilidad de este sector empresario,
provocando una fuerte baja de la cotización de sus acciones, cayendo su valor promedio de
moneda $m/n 96,62 en 1929 a $m/n 11,62 en 1936. (Pedro Skupch Nacionalización,
libras bloqueadas y sustitución de importaciones).
El agravamiento de esta situación al estallar la segunda guerra mundial condujo a los
prestatarios a proponer la venta de los servicios al Estado Argentino, interés que se
acentuó en la postguerra, debido a que en 1947 caducaba la Ley Mitre que es 1907.
El fin de la guerra encontró a Gran Bretaña debilitada política y económicamente,
entre otras causas, el esfuerzo prioritario que volcara a la industria bélica, y con
importantes saldos deudores, entre ellos a la República Argentina, situación que produjo
el bloqueo de las libras.
En el mes de junio de 1946 al asumir el gobierno peronista, comienzan las negociaciones
entre el gobierno Argentino y Británico tendientes a resolver el saldo a favor de la
Argentina, y el problema de las libras bloqueadas.
Hubo una larga negociación, y finalmente, frente a la cuestión de los ferrocarriles, se
dispuso a proceder de acuerdo a lo previsto en el Plan de Reactivación
Económica de 1940, (elaborado por el ministro Pinedo que autorizaba a adquirir en
todo o en parte los ferrocarriles).
El tratado Eady Miranda y las objeciones surgidas condujeron a que, a pesar de que Miranda
negó en principio las negociaciones sobre el plan de nacionalización, el Gobierno
Argentino cerraba trato con las empresas británicas a principios de 1947.
El precio de adquisición de los ferrocarriles fue duramente cuestionado en su momento y
posteriormente por historiadores y analistas de la época, quienes señalaron que se
habían comprado hierro viejo a valores injustificados, frente a la poco feliz
justificación de Miranda de un eventual sobreprecio por razones sentimentales y de
agradecimiento hacia Gran Bretaña.
El Estado Argentino debió encargarse, entre otras cosas, del pago de las escrituras, de
las deudas con las cajas de jubilaciones, del costo de las inspecciones contables y de los
aguinaldos y aumentos de salarios al personal.
Es decir que se esgrimieron razones a favor y en contra de la adquisición de los
ferrocarriles que a mi entender podrían haber sido adquiridos sin costo alguno al
finalizar la concesión.
Toda la historia puede tener adherentes y detractores de situaciones pasadas y opiniones
controvertidas en la actualidad.
LA DEUDA EN LOS
ULTIMOS 30 AÑOS
La deuda aumentó de 7.875 millones de dólares en 1975 a 45.087 millones en 1983 pero
este endeudamiento era innecesario porque a la Argentina le alcanzaba con el producido de
las exportaciones para comprar todas las importaciones y pagar los intereses sobre la
deuda inicial de 1976.
Cómo se originó el desmesurado crecimiento de la deuda?. Varios factores condujeron a
ello:
Por una parte la necesidad de la banca internacional que recibió los petrodólares
provenientes de los países integrantes de la OPEP cuando el precio del petróleo se
multiplicó varias veces,. Estos fondos no fueron absorbidos por los países desarrollados
debido a la recesión que sufrían y fueron derivados hacia los países dependientes,
entre ellos la Argentina.
Otra vertiente fue la política implementada por Martínez de Hoz , quien con el retraso
cambiario, la apertura irrestricta de las importaciones de bienes y el ingreso de
capitales de alta volatilidad como se pudo comprobar posteriormente, condujo al
desmantelamiento del aparato productivo y al incremento de la especulación financiera en
el proceso conocido como plata dulce.
Merced a la reforma financiera implementada a partir de 1977 con la Ley 21526, en la
Argentina se pagaban altas tasas de interés, superiores a las vigentes en el exterior, y
esto convirtió al país en blanco de especuladores internacionales quienes, con tipo de
cambio pautado mediante la tabla que operaba como seguro de cambio, contraían deudas en
dólares en el exterior, que transformaban posteriormente en pesos colocados en el país a
altísimas tasas para posteriormente transferirlos al exterior en dólares incrementados
con los altos intereses ganados, proceso conocido como bicicleta financiera.
La alta evasión tributaria igualmente estimulada por el tipo de cambio fijo provocó un
importante éxodo de divisas al exterior, las que retornaban como préstamos genuinos
cuando en realidad eran autopréstamos. Una porción importante de la actual deuda
equivale a los depósitos de argentinos en el exterior, lo que la convierte en ilegítima.
Este panorama se modificó con la suba de intereses en el exterior: EEUU incrementó la
tasa Libor que determina el tipo de interés del servicio de la deuda externa lo que
inició un nuevo proceso de endeudamiento para el pago de los servicios, además de los
nuevos préstamos contraídos.
Esta política de permanente endeudamiento, no sólo de Argentina, originó en l982 la
crisis de los países endeudados, llamados incorrectamente emergentes, entre los cuales
México fue un caso emblemático.
Sobrevino un ajuste brutal en las directivas de los organismos internacionales en
resguardo del pago de los intereses a los acreedores. El sistema de prevención de las
crisis cíclicas previsto en los acuerdos de Breton Woods había demostrado ser
ineficiente; este fenómeno se intensificó posteriormente, como veremos más adelante.
En 1982, siendo director del Banco Central Domingo Cavallo, se implementaron los seguros
de cambio en favor de los deudores del sector privado quienes podían contratar dichos
seguros con la garantía del Estado nacional, instrumentada con los denominados
swaps . La falta de cumplimiento de estas obligaciones produjo de hecho la
estatización de la deuda originalmente privada. Esta operatoria le significó al Estado
Argentino entre 1981 y 1983 un costo de 14.500 millones de dólares.
Cabe señalar que los seguros de cambio fueron a tasas muy bajas , y en algunos casos con
efecto retroactivo; las empresas estatales no tuvieron acceso a estos seguros por expresas
disposiciones.
El incesante incremento de la deuda obedeció no solo a la sobreoferta por las razones
antes mencionadas, sino también a la demanda interna corporizada principalmente por los
grandes grupos económicos nacionales asociados a empresas transnacionales; la deuda
privada representaba en 1983 casi el 70% de la deuda externa.
Es importante destacar los distintos motivos invocados al contraer la deuda.
En el inicio del proceso, los funcionarios responsables del área financiera aducían las
virtudes del endeudamiento que, según ellos, reflejaba la solidez del crédito argentino.
Entre 1978 y 1980, se mantuvo un elevado stock de reservas que no se justificaban con el
nivel de importaciones.
Relacionando los principales indicadores del sector externo a partir de los años 80 con
los diferentes parámetros de retroceso de las fuentes de ocupación y de ingreso de los
trabajadores, el deterioro que sufrió el aparado productivo en el país y la fuga de
capitales. se evidencia el efecto pernicioso de las políticas financieras con respecto al
mercado externo.
En 1991 se inicia un nuevo proceso de crecimiento de la deuda como consecuencia de la
adopción del Plan de Convertibilidad (Ley 23928) que consagró, entre otras condiciones,
la prohibición de emitir moneda que no tuviera respaldo de divisas de libre
disponibilidad.
El déficit fiscal debía ser cubierto con un doble mecanismo: por un lado el producido de
las privatizaciones y por el otro mediante la obtención de financiación externa. Las
llamadas inversiones extranjeras directas o IED, por lo común sin compromiso
de permanencia en el país, tienen el mismo efecto que la contratación de operaciones de
préstamos dada la alta volatilidad de estos fondos.
Cabe recordar que las deudas contraidas en el mercado interno de capitales en moneda
extranjera equivalen a deuda externa.
La convertibilidad ha sido factor esencial en el vertiginoso crecimiento de la deuda
externa durante la década pasada hasta la actualidad, a pesar de las quitas obtenidas al
ingresar al régimen del Plan Brady.
SIGNIFICADO DEL
PLAN BRADY
A fines de 1991 la situación del sector externo era crítica ante la imposibilidad de
hacer frente a los vencimientos de capital e intereses por 8.000 millones de dólares, que
llevó a pedir una renegociación de la deuda y a solicitar al FMI un préstamo de
facilidades extendidas de 3.000 millones de dólares. Con estos fondos y los obtenidos por
las privatizaciones se procuraba hacer frente a los atrasos en los pagos.
El ingreso al llamado Plan Brady resultado de esas negociaciones consistió en:
reestructuración de la
deuda por 32.000 millones, 52% del total de deuda con una quita que variaba entre el 35% y
el 50%.
refinanciación a 30 años del importe
restante, 48% del total de deuda, con garantía de bonos del Tesoro de Estados Unidos.
conversión de todos los bonos de deuda
en títulos al portador, de modo de facilitar su transacción en el mercado secundario.
El efecto real que
produjo este Plan fue:
los títulos al
portador, cuya cotización era inferior al 30%, fueron aceptados al 100% de su valor
nominal en pago parcial del precio pagado por las empresas privatizadas.
la instrumentación de la deuda
fragmentada en bonos, títulos y obligaciones se convirtió en argumento para instalar la
sensación de que la misma es de imposible negociación, puesto que perjudicaría a una
gran masa de tenedores en el país y en el exterior. La realidad consistió en la toma de
esta masa de deuda por los Fondos de Inversión que a lo largo del tiempo se convirtieron
en importantes tenedores.
la participación relativa de la deuda
con el sistema bancario internacional, que a principios del período representaba más del
50%, descendió abruptamente oscilando, de allí en más entre el 10% y el 16% del total.
El deterioro de la
situación económica como resultado de las políticas implementadas con su secuela de
contracción de la demanda interna y caída de la recaudación produjo un incremento del
déficit fiscal, en el cual el pago de los intereses gravita enormemente lo que obliga
constantemente a contraer sucesivos préstamos.
PAPEL DEL FONDO
MONETARIO INTERNACIONAL
Los organismos internacionales, específicamente el FMI, asumen el papel de custodios de
los intereses de los acreedores sometiendo a los países deudores, entre ellos la
República Argentina, a un monitoreo permanente, estableciendo las pautas de política
económica a seguir y condicionando el otorgamiento de nuevos préstamos a su estricto
cumplimiento.
El país pierde todo resto de soberanía y las decisiones fundamentales sobre política
tributaria, laboral y hasta de relaciones comerciales con el exterior dependen de la
aprobación de funcionarios de las entidades de crédito internacional. El riesgo país
aparece como un fantasma cuyo crecimiento implica un mayor costo de las tasas de interés.
Los intereses de la deuda pública representaron en 1999 el 11% del gasto público de la
Nación, provincias y municipios y la mayor parte de ese gasto es pago de deuda externa.
El proyecto de presupuesto (Ley 25.237) aprobado para el ejercicio 2000 estimó el total
de los gastos corrientes en 45.971,4 millones, de los cuales el servicio de la deuda
ascendía a 9.033,5 millones, o sea el 19,65%.
El crecimiento de la deuda es de enorme peso en el presupuesto nacional, ya que en el año
2001 se pagarán 11.144 millones sobre un gasto corriente total de 47.966 millones, datos
estimados en setiembre del año 2001: esta cifra equivale al 23,44% del total, o sea un
aumento en su participación del 19,3% y superando en un 80% el presupuesto para cubrir el
gasto de salud, cultura y educación en forma conjunta.
Si observamos el total del gasto público total, incluyendo gastos de capital entre 2000 y
2001, vemos que el mismo bajó 697,1 millones y los intereses se incrementaron en 2.110,5
millones.
Los intereses pagados al exterior por el sector público y por el sector privado son el
rubro de mayor crecimiento en la cuenta corriente y representan el 48% de las
exportaciones del período bajo análisis.
Las salidas de divisas no corresponden únicamente a servicios de deuda ya que también se
producen como consecuencia de pago de regalías y de dividendos a las casas matrices de
las empresas transnacionales y esto no se refleja en las cuentas nacionales. Entre 1992 y
2000, la suma de utilidades, dividendos e intereses pagados creció de menos de 5.000
millones a casi 15.000 millones.
En la década del 90 el gasto público total aumentó en un 58% representando en el año
2001 menos del 20% del PIB; esta relación es baja en comparación con el gasto público
de los países industrializados, con excepción de los años 1995 cuando se produjo la
caída del PIB y 1999 cuando el gasto aumentó por motivos electorales.
Cabe reflexionar: ¿por qué aumentó tanto el déficit?.
El gasto social creció por debajo del promedio histórico y lo mismo sucedió con la
inversión pública Entre 1998 y 2001 la participación del gasto corriente en servicios
sociales disminuyó el 8,44% en su participación respecto del gasto corriente total.
En 1994 se privatizó parcialmente el sistema de seguridad social equivalente al 24% del
gasto total de 1999; esto representó una importante pérdida de aportes para el Estado.
El desempleo y el trabajo informal contribuyen a aumentar el déficit al igual que la
evasión impositiva, aduanera y previsional y la elusión en el pago de impuestos sobre
los ingresos y bienes personales y sobre los beneficios empresarios.
Cuadro I: Evolución de los intereses pagados en el período
1994-2000 en millones de dólares (fuente El Cronista en base a datos de Carta Financiera
y Ministerio de Economía)
|
Año |
Intereses pagados |
Deuda pública |
Intereses en % de deuda pública |
|
1994 |
3.383 |
80.313 |
4,2 |
|
|
|
|
1995 |
4.084 |
87.091 |
4,7 |
|
|
|
|
1996 |
4.536 |
97.105 |
4,7 |
|
|
|
|
1997 |
5.790 |
101.101 |
5,7 |
|
|
|
|
1998 |
6.661 |
112.357 |
5,9 |
|
|
|
|
1999 |
8.208 |
121.877 |
6,7 |
|
|
|
|
2000 |
9.557 (*) |
130.000 (*) |
7,3 |
|
|
(*) cifras estimadas |
El
aumento de la deuda en este período de siete años fue del 62% y el incremento de los
intereses del 182% debido principalmente al aumento de las tasas internacionales y del
spread sobre el riesgo país.
Si se relacionan los principales indicadores en las fuentes de ocupación, de ingresos de
los trabajadores, el retroceso que sufrió el aparato productivo en el país y la fuga de
capitales se visualiza el profundo deterioro causado por el plan implementado desde
mediados de la década del 70, Citaremos sólo la tasa de desempleo, por considerarla
representativa de la situación de deterioro económico.
Cuadro II: Tasas de Desempleo -Capital Federal y Gran Buenos
Aires-Octubre
|
Años |
|
|
1980
1981
1982
1983
1984
1985
1986
1987
1988
1989
1990
1991
1992
1993
1994
1995
1996
1997
1998
1999
2000 |
2,3
5,0
3,7
3,1
3,6
4,9
4,5
5,2
5,7
7,0
6,0
5,3
6,7
9,6
13,1
17,4
18,8
14,3
13,3
15,4
16,0 (mayo) |
|
|
En el
cuadro siguiente se presenta la composición actual antes del megacanje de la deuda
externa argentina indicando los principales tenedores de títulos de deuda.
Cuadro III: Composición de la deuda total de la Argentina a marzo de
2001 en millones de USD
|
Deuda Pública Nacional |
127.207 |
Externa 83.756 |
Interna 43.451 |
|
|
|
|
Principal Acreedor |
|
Bonos y Títulos 65% |
AFJP
Bancos
Cía de Seguros |
|
|
|
|
Deuda Pública Provincial |
21.795 |
|
|
|
|
|
|
Principal Acreedor |
|
Bonos y Bancos |
|
|
|
|
|
Deuda Privada |
61.839 |
Empresas 36.491 |
Bancos 25.348 |
|
|
|
|
Principal Acreedor |
|
Bonos y Títulos 44,3% |
Líneas de crédito 33% |
|
|
|
|
Deuda Total |
210.841 |
|
|
|
|
El
cuadro nos informa que la deuda pública nacional representa el 60,33 % del total de la
deuda; la pública provincial el 10,33% y la privada el 29,33%.
SOLUCIONES
ALTERNATIVAS
A marzo de 2001 la deuda externa representa el 56% del PIB; las cifras indican claramente
la inviabilidad de pago de la misma. Frente a esta situación, amplios sectores nacionales
y de economistas extranjeros desde hace ya varios años propusieron alternativas para
solucionar esta crisis que paraliza las posibilidades no sólo de crecimiento, sino de
subsistencia de gran parte de la sociedad argentina.
Podemos citar la intervención de Jeffrey Sachs, quien a principios de los año 90 propuso
un mecanismo de quiebra que le permitiría al país negociar con sus acreedores en forma
rápida la salida de esa situación, frente a la imposibilidad de hacer frente a sus
pagos.
El Secretario del Tesoro de los Estados Unidos ante el Congreso (comité de Asuntos
Bancarios) Mr. O´Neill, presentó una propuesta que fue conversada con el Director del
FMI y varios economistas ortodoxos para que el grupo de los 7 y los entes multilaterales
fijasen un piso a la deuda del país y fuercen a los acreedores a negociar en un plazo
perentorio.
Otra propuesta de negociación estuvo a cargo de Charles Calomiris quien considera que el
rol de los entes multilaterales y el G7 sería proveer de liquidez durante la
negociación, dejando ésta exclusivamente en manos del país y para que sus acreedores
Bancos, FMI, BM, BID, otorguen créditos a los países deudores, activen la línea de
crédito contingente, extiendan créditos, bajen la tasa de interés y resignen
compulsivamente parte de sus acreencias.
OPERACIÓN DE
CANJE DE DEUDA
En 1997/98 se canjearon 3.873 millones, la reducción prevista era de 937,5, cuando en
realidad se incrementó en 666 millones a valor de mercado y en 2850 millones a valores
nominales. El interés del 6% subió en el canje a 9,5% anual.
En el año 2000 se canjearon 3.330 millones , la deuda no disminuyó, sino que en realidad
se incrementó en más de 540 millones a valor de mercado y en 2.350 millones a valor
nominal., pasando el interés del 6 o7% al 11, 75%., y el plazo de pago de los bonos
rescatados era el año 2023, con el canje se acortó al año 2015.
En el año 2001, se canjearon 28.144 millones , anunciaron una disminución de algunos
cientos de millones, cuando en realidad la deuda se incrementó en 4.130 millones, y el
interés del 7,5% promedio subió al 13,5% anual, el plazo de pago de la mayor parte de
los vencimientos era de 30 años, con el canje paso a 23 años de promedio.
Estos canjes vulneran el art. 95 de la ley 24156 , dispone que el P. E. puede canjear
bonos de la deuda en la medida que ello implique un mejoramiento de los montos, plazos y/o
intereses de la operatoria original, si no se cumplen esos requisitos la ley declara nulo
el canje y no oponible al Estado
Estos canjes representan además un alto costo en concepto de honorarios y comisiones, no
resuelven la difícil situación de la deuda y abren el camino para que los sectores
interesados en obtener altos réditos sigan presionando exigiendo que se garantice el pago
con la recaudación impositiva; esto implicaría la total claudicación de la soberanía
como Nación.
Es importante recordar lo que escribió Lord Keynes en 1924,"el registro de
incumplimientos (defaults) por gobiernos extranjeros de su deuda externa es tan numeroso y
ciertamente tan cercano a ser universal, que es más fácil tratar con ellos nombrando a
aquellos que no han incurrido en incumplimiento que aquellos que lo han hecho".
Las distintas impugnaciones con respecto a la legitimidad de la deuda externa no tuvieron
respuesta; mencionaremos especialmente la meritoria investigación llevada a cabo por el
Dr. Alejandro Olmos, quien inició ante el Juzgado del Dr. Ballesteros a cargo del Juzgado
Federal en lo Criminal y Correccional Nº 2 Secretaría Nº 4 una demanda que lleva el Nº
14467 y que continuó a lo largo de dos décadas culminando con el pronunciamiento que
puso en manos del Parlamento la decisión final.
La causa penal acumula 30 cuerpos con más de 100 anexos en los que se adjuntaron pruebas
referentes a la ilegitimidad derivada en muchos casos del hecho de que las mismas fueron
contraídas con fraude, falsedad instrumental, vicios de contratación, etc. Se documentó
el incremento usurario de las tasas de interés, la capitalización de intereses,
anatocismo, etc.
Ante la situación paralizante provocada en la economía por el fuerte peso de la deuda
externa,. ya no caben artilugios. Los argentinos debemos pensar que para crecer con
desarrollo se puede y se debe modificar la situación actual.
La Corte Suprema de Justicia de Argentina ha aceptado por su parte la constitucionalidad
de las leyes de moratoria, si son razonables y protegen los intereses generales de la
sociedad. Es igualmente aplicable la teoría de la imprevisión del Código Civil.
Existen distintas opciones que van desde:
Moratoria, con quita y
plazos a convenir con plazos de gracia.
No pago, por considerar que los altos
intereses pagados cancelaron la deuda
Pago sólo de la deuda legítima
Reestructuración total de la deuda con
distintas modalidades, entre otras con un porcentaje pautado del crecimiento económico,
etc.
Para quienes tienen el
convencimiento de que es posible probar la ilegitimidad, la reestructuración
corresponderá solamente a la deuda legítima, con las modalidades que contemplen una
quita de capital, intereses razonables, el crecimiento con desarrollo de la economía, y
con una distribución equitativa del ingreso.
Los argumentos que se esgrimen sobre la catástrofe que implicaría el default son falsos,
ya que la situación actual es lo suficientemente grave, tras tres años de recesión, la
baja permanente de la inversión bruta interna como porcentaje del PIB que pasó del 19,9
en 1998 al 16,0 en el 2000, la pérdida permanente de puestos de trabajo, la variación
real del PIB que bajó del 3,9% en 1998, a 0,5% en 2000, la crisis de los servicios
educativos y sanitarios, y podrían enumerarse otros graves deteriores; frente a ello cabe
preguntarse para que?
Alguna de las opciones propuestas para resolver el problema de la deuda externa son
esenciales, pero no suficientes para resolver la situación económica; simultáneamente
debe considerarse:
recomponer la actividad
productiva.
promover el mercado interno.
atraer capitales de riesgo que generen
puestos de trabajo.
encarar el control de la evasión
preferentemente a los grandes grupos económicos.
promover un sistema impositivo que
tenga como centro el enriquecimiento patrimonial en lugar de centrar la recaudación en el
consumo, etc.
reducción en no menos del 30% la
deuda.-
convenir con los acreedores tasas de
interés a nivel mundial que posibiliten el pago en lugar de intereses usurarios que se
capitalizan y conducen a la situación actual.
condicionar el pago al desarrollo
autosustentable y no sólo al crecimiento.
programar una salida pautada de la
convertibilidad,
establecer políticas de apoyo a las
Pymes, principales generadoras de puestos de trabajo
pautar condiciones para las salidas de
divisas a fin de evitar una fuga incontrolada
condicionar la salida de utilidades y
regalías , para promover inversiones de riesgo en el país por un período no menor a
cinco años, siendo los mismos titulares de dichas inversiones.
Para lograr estas metas
es necesario restablecer el rol activo del Estado; controlar la apertura; desarrollar
polos productivos basados en ventajas comparativas complementadas con desarrollos
científico-técnicos; incrementar fuertemente la educación como herramienta de progreso.
Es decir, elaborar un proyecto de país sustentable , que contemple las necesidades del
conjunto de la población sumida en la pobreza.
Puede estimarse un período de cinco a diez años para recomponer lo que sistemáticamente
se destruyó con las políticas implementadas sobre todo a partir de la dictadura militar. |