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Cómo mejorar los aprendizajes mediante aportes de la Neurodidáctica

Autora: Dra. CP Elsa S. de Fernández Durán
Miembro de la Comisión Problemática de los Prof. que actúan en la Actividad Docente y de la Comisión de Desarrollo del Profesional en Relac. de Dependencia
La calidad de la educación
está directamente relacionada
con la calidad del educador.
UNESCO

La temática central de este trabajo es una invitación a la incorporación del estudio del cerebro humano como eje dentro de la formación profesional para el ejercicio docente.

El descubrimiento más reciente en Educación es la Neurociencia o la investigación sobre el cerebro, un campo que hasta hace poco era extraño a los educadores.

La capacidad de educabilidad propia de los seres humanos tiene su explicación sobre la base del aporte de distintas disciplinas científicas. Sin embargo, en ocasiones, hemos focalizado nuestra atención en aspectos psicológicos, filosóficos, o meramente técnicos, sin considerar que lo biológico juega un papel trascendental.

Muchas de las situaciones presentes en los actos cotidianos en el aula encuentran su origen en la actividad neuronal humana. Por ello, el conocimiento que el docente tenga sobre sus características y potencialidades y, por ende, sobre las implicaciones en los distintos ámbitos de la acción educativa, le permitirá ampliar las fuentes para la toma de decisiones en los procesos pedagógicos.

Hay necesidad de una atención particularísima a la formación de maestros y profesores, porque
ninguna otra profesión tiene consecuencias tan importantes para el porvenir de una sociedad. En manos de los docentes está, nada menos, que la difícil tarea de contribuir a desarrollar el potencial humano.


La enseñanza y el aprendizaje
Tradicionalmente hemos considerado que la base de nuestro quehacer educativo era el proceso de enseñanza-aprendizaje. Pero si profundizamos en ese proceso, vemos que hay en él dos distin-tos: el proceso de aprendizaje por una parte y el de enseñanza por otra. Ambos están relaciona-dos, pero son distintos.

El aprendizaje es idiosincrásico. Es una actividad absolutamente personal. Nadie puede dar aprendizaje.

Se necesita ser consciente de que el conocimiento no es un objeto que alguien pueda dar, sino que es una estructura neuronal que cada individuo construye en su propio cerebro y, por tanto, no puede ser transferido de forma directa de una persona a otra.

Lo que sí es posible y deseable, y en esto consiste la enseñanza, es ayudar a que cada persona cree su propia estructura neuronal.

Las neurociencias nos pueden dar pautas sobre cómo aprende el cerebro, que es un conocimiento invalorable para un docente. Pero aún no tenemos en claro cuáles son los mecanismos neurológi-cos que involucran a la enseñanza. Esperamos que, en el futuro, las investigaciones neurocientí-ficas acabarán desentrañando la naturaleza de la enseñanza.

La enseñanza como el aprendizaje son dos procesos que han evolucionado en el tiempo y que además, han sido enriquecidos por las diversas teorías del aprendizaje que han desarrollado la Psicología y la Pedagogía a lo largo del tiempo. Desde hace aproximadamente veinte años, las Neurociencias se han convertido en un espacio investigativo que ha permitido conocer lo que ocurre en el cerebro humano durante el proceso de aprendizaje. Este nuevo aporte a la educación ha abierto un apasionante camino llamado Neurodidáctica.

Qué son las Neurociencias
Las Neurociencias forman un conjunto de ciencias cuyo sujeto de investigación es el sistema nervioso con particular interés en cómo la actividad del cerebro se relaciona con la conducta y el aprendizaje. Su propósito general es entender cómo el encéfalo produce la marcada individualidad de la acción humana.

El gran desarrollo de las Neurociencias en los últimos años, ha constituido un fuerte estímulo para enfocar un nuevo abordaje de la didáctica y de los procesos de aprendizaje que tienen lugar tanto en la educación formal como en la no formal.

La Neurodidáctica ha surgido como una nueva disciplina práctica basada en la ciencia del cerebro y la mente. Estudia la optimización del aprendizaje basado en nuestro potencial cerebral, que puede ayudar a maestros y profesores de todos los niveles educativos, a desarrollar nuevas y más efectivas estrategias didácticas, así como una mejor comunicación y convivencia.

Las investigaciones sobre el funcionamiento del cerebro nos entregan desde hace tiempo, posibles respuestas que nos permitan reflexionar sobre nuestra cotidiana práctica pedagógica.

Las nuevas tecnologías han posibilitado a los científicos obtener información concreta acerca de còmo se producen nuestros pensamientos, recuerdos, emociones, percepciones y demás acciones a que da lugar el aprendizaje. Así, mediante las neuroimágenes, ha podido observarse el comportamiento cerebral on line.

El cerebro, al igual que otros órganos del cuerpo humano, tiene una función natural que le es propia: el aprendizaje. Todo tipo de aprendizaje: consciente e inconsciente.

Neurociencias y Neurodidáctica
Las
Neurociencias constituyen la moderna ciencia del cerebro. Su tarea es aportar explicaciones de la conducta en función de actividad del encéfalo. Su objetivo es examinar en términos de bio-logía celular y molecular interrogantes clásicos que han preocupado a filósofos, psicólogos y científicos de todos los tiempos sobre funciones mentales.

Los expertos predicen que los hallazgos neurocientíficos de los últimos veinte años se abrirán paso en la teoría y práctica docente, de los cuales el quehacer educativo cotidiano podrá enrique-cerse con vistas a su mejoramiento y eficacia.

La Neurodidáctica nos enseña a entender qué, cómo y por qué aprendemos de la forma en que lo hacemos.

Ambas son disciplinas que deberían trabajar en estrecha colaboración por un motivo tan simple y lógico como que todo proceso de aprendizaje va acompañado de un cambio en el cerebro porque se modifican nuestras redes neuronales.

Por eso, quien sepa cómo y bajo qué condiciones se modifica el cerebro al aprender, es quién podrá enseñar mejor.

Algunas preguntas que pueden ayudar a comprender más la importancia del tema que nos ocupa. ¿Sabías que...
1… 30.000 genes dan forma al cuerpo humano y 13.000 genes son los encargados de dar forma a nuestro cerebro?
2… los seres humanos contamos con alrededor de 100 mil millones de células llamadas neuro-nas?
3… el 40 % de la actividad del cerebro humano se dedica a la visión?
4… el cerebro humano pesa alrededor de 1.400 gramos, y aunque representa el 2% del peso del cuerpo, consume el 20 % del oxígeno absorbido por el organismo?
5… nuestro cerebro trabaja “en cruz”; es decir, el hemisferio derecho coordina las funciones mo-toras del lado izquierdo del cuerpo, y el hemisferio izquierdo, las del lado derecho?
6… los humanos tenemos un cerebro triúnico; o sea, tres cerebros en uno?
7… no tenemos una sola memoria en nuestro cerebro, sino distintos tipos de memorias?
8… el cerebro cambia de forma según las áreas que utilizamos, es decir, según la actividad que realicemos?
9… con cada experiencia nueva, el cerebro recablea su estructura física, y que estos cambios en las conexiones son responsables del aprendizaje y la memoria?
10.. según investigaciones de los últimos años, en el cerebro adulto existe una enorme capacidad para adaptarse continuamente a circunstancias cambiantes?
11.. hay cambios importantes al comparar el cerebro antes y después de la pubertad?
12.. las sinapsis no utilizadas se van podando, mientras que las utilizadas se fortalecen?
13.. el aprendizaje se produce en todas las edades y nunca es demasiado tarde para aprender por-que el cerebro humano goza de una plasticidad inninterrumpida?
14.. el cerebro se va transformado con el proceso de crecimiento y desarrollo?
15.. el desarrollo del cerebro requiere un entorno enriquecido, porque las experiencias am bienta-les son tan importantes como la genética?
16.. cuándo y qué debe enseñársele a un niño o a un adolescente para obtener un aprendizaje óp-timo?
17.. el cerebro emocional juega un papel fundamental en todo proceso de aprendizaje y de co-municaión didáctica?

Cada persona, cada cerebro, son únicos e irrepetibles
“Yo soy yo y mis circunstancias”, decía ORTEGA Y GASSET (1883-1955). Dr. en Filosofía y Le-tras, catedrático de Metafìsica en la Universidad de Madrid. Ejerció la docencia universitaria y también fuera de la universidad, en conferencias, artículos, debates públicos, etc.

En su filosofía hay una intención pedagógica, porque su finalidad era iluminar el hacer cotidiano de cada uno, de todos. La suya es una filosofía práctica, educadora, política; una filosofía pedagógica por vocación.

Los cerebros individuales como los cuerpos individuales, son distintos entre sí. Inciden en esa diversidad tanto los genes, como el desarrollo particular de cada persona. La experiencia adquirida, la educación, los aprendizajes previos, las influencias ambientales y sociales, etc., modifican nuestra capacidad neuronal.

Como consecuencia de este concepto que todos son seres únicos e irrepetibles, es necesario admitir que el centro de gravedad del proceso educativo pasa
del docente: al alumno
del enseñar: al aprender

Esto significa, poner el foco en los
estilos de aprendizaje y en las inteligencias múltiples. Estas diferencias individuales (incluida la del docente), están directamente relacionadas con la concepción del aprendizaje como proceso activo del alumno.

Ya no se trata de la concepción de enseñanza como “transmisión de conocimientos”, sino del diseño –por parte del docente/educador– de estrategias didácticas y metodológicas más eficientes, que no sólo aseguren un “aprendizaje significativo”, sino que vayan de la mano con un desarrollo cerebral y psicodinámico tal como es enfocado por la
neurodidáctica.

¿Por qué los seres humanos tenemos dificultades para cambiar?
Porque cambiar significa salir de nuestra “zona de comodidad”. Cuando las conductas se rutinizan, pasan a ser manejados por los ganglios basales de nuestro cerebro.

Un ejemplo: cuando ya hemos aprendido a andar en bicicleta o a manejar un auto, ese aprendizaje pasa a una zona del cerebro que actúa “automáticamente” y sin ningún esfuerzo mental.

Esos aprendizajes que fueron elaborados en otra región cerebral
(la corteza prefrontal), ha dejado de ser consciente. Ha salido de una zona donde se requiere “trabajo” a otra zona de “comodidad” que está en los ganglios basales, que es la zona de nuestros hábitos y automatismos.

La “zona de comodidad” proporciona seguridad, protección, comodidad, hábitos. Por eso, ten-demos a refugiarnos en lo conocido y a hacer aquello con lo que estamos más familiarizados.

Neuroplasticidad de nuestro cerebro
Las neurociencias se han enriquecido considerablemente con las investigaciones de los últimos veinte años. Un ejemplo de cambio en este período es el concepto de plasticidad neural.

Plasticidad: maleabilidad; propiedad del sistema nervioso para cambiar en respuesta a las condiciones ambientales y/o las experiencias.

El advenimiento de las imágenes cerebrales, tanto estructurales como funcionales, ha ampliado nuestro conocimiento de los procesos y estructuras cerebrales, implicados en la vida mental humana.

Las modernas técnicas de exploración del cerebro en acción han hecho un gran aporte por medio de las técnicas de neuroimágenes, como las obtenidas por Resonancia Magnética funcional (RMf) y Tomografía por Emisión de Positrones (TEP).

Los avances de la genética y la tecnología de la imagen nos permiten ver dentro del cerebro humano en tiempo real, mientras resuelve problemas, pronuncia palabras, aprende, recoge re-cuerdos, observa expresiones faciales, establece relaciones interpersonales, se enamora, siente depresión, miedo, ansiedad, amor, envidia, etc.

De este modo se ha podido observar cómo el aprendizaje cambia la estructura física del cerebro; es decir, que se fortalece con el ejercicio mental. Aún más, confirmar que el ejercicio mental cambia nuestro modo de percibir y comprender la realidad, y que el desarrollo, el aprendizaje y la experiencia adquirida, modifican nuestra capacidad neural.

Existe plasticidad neural, cuando el sistema nervioso cambia en respuesta a la experiencia o al entorno, y cuando, a la inversa, la conducta cambia al cerebro.

Esta capacidad del cerebro para la reubicación de las funciones de procesamiento de información a diferentes áreas del cerebro o redes neuronales, se desconocía hace dos décadas. Antes se creía que las redes cerebrales eran estáticas después de un período de formación inicial.

Ahora que se ha comprobado lo contrario, se ha profundizado el estudio de la plasticidad del cerebro pues tiene profundas implicaciones en el aprendizaje y los comportamientos humanos.

Esta idea de que hay una relación recíproca entre el cerebro y la conducta lleva incorporado un concepto que, para la mayoría de la gente, puede parecer sorprendente. Cuando decimos que la conducta y la experiencia afectan al cerebro, queremos decir que lo alteran literalmente, física-mente.

Por eso este tema es crucial para la neurodidáctica, y por ende, para los docentes, porque al aprender cambian los circuitos del cerebro y en consecuencia la conducta, y viceversa.

¿Cómo entendemos a los otros?
Las personas que tienen
empatía están mucho más adaptadas a las sutiles señales sociales que indican lo que otros necesitan o quieren. Esto los hace mejores en profesiones tales como la enseñanza, la medicina, las ventas, etc.

¿Reconoce usted los sentimientos de las demás personas? ¿Comprende por qué los demás se sienten así? Esta es la habilidad de
“sentir con los demás”, de experimentar las emociones de los otros como si fuesen propias.

Cuando desarrollamos la empatía (una de las habilidades prácticas de la Inteligencia Emocional), las emociones de los demás resuenan en nosotros. Sentimos cuáles son los sentimientos del otro, cuán fuertes son y qué cosas los provocan. Esto es difícil para algunas personas, pero en cambio, para otras, es tan sencillo que pueden leer los sentimientos tal como si se tratase de un libro.

Durante mucho tiempo la ciencia intentó sin éxito explicar la extraordinaria capacidad humana de comprender lo que los otros hacen y sienten, de entender las intenciones de los demás y reaccionar de manera adecuada a los actos ajenos.

El descubrimiento de las
neuronas espejo inició una revolución en nuestra comprensión del modo en que al interactuar con los demás usamos el cuerpo -los gestos, las expresiones, las posturas corporales- para comunicar nuestras intenciones y nuestros sentimientos.

Éste ha sido uno de los grandes descubrimientos de la ciencia contemporánea. Hay ciertas neuronas en el cerebro que se activan cuando un individuo realiza una acción y también cuando observa una acción similar llevada a cabo por otro individuo. Se denominan neuronas espejo por imitar como “reflejando” la acción de otro; así, el observador está él mismo realizando en su cerebro, la acción del observado.

Tales neuronas habían sido observadas primeramente en primates, y luego se encontraron en humanos. En el hombre se las encuentra en el área de Broca y en la corteza parietal.

En las neurociencias se supone que estas neuronas juegan un importante rol dentro de las capacidades cognitivas ligadas a la vida social, tales como la
empatía (capacidad de ponerse en el lugar de otro) y la imitación.

Por eso algunos científicos consideran que el descubrimiento de las neuronas espejo, es uno de los más importantes de las neurociencias de la última década.

La comprensión de las intenciones y las emociones de otros es esencial para la vida social y el fundamento de los comportamientos morales.

Los neurocientìficos llaman a las neuronas espejo
“neuronas de la empatía” por ser las implicadas en la comprensión de las emociones de los otros, así como el reconocimiento de la intención de sus acciones.

Las neuronas espejo aumentan la capacidad de una persona de entender a los otros, una habilidad esencial para la tarea cotidiana de todo maestro o profesor.

Dos aspectos neurocientíficos cruciales para la educación
1- El propósito general de las Neurociencias es investigar cómo el encéfalo produce la marcada individualidad de las personas mediante el proceso de desarrollo del cerebro y la capacidad plástica que tiene de aprender durante toda la vida. El cerebro humano tiene una función natural: aprender.

2- Educar es una tarea eminentemente social. Ésta implica procesos de percepción, atención, motivación, adquisición y memoria para obtener cambios relativamente duraderos en personas (niños, adolescentes, jóvenes o adultos). Con ellos nos comunicamos cognitiva y emocional-mente para conocernos empáticamente y entablar los diálogos pedagógicos de nuestro quehacer cotidiano. El cerebro humano es un órgano eminentemente social.

¿Cómo somos los docentes?
ELos que nos dedicamos a educar (digo educar porque es más que enseñar), somos, en cierto sen-tido, como los jardineros. Porque la educación es como un “ajardinamiento” del cerebro.

Sembramos, cuidamos que germine y crezca sanamente, en la mente de nuestros alumnos. Tan difícil y comprometida tarea no sería posible sin una gran dosis de generosidad y amor, co-mo la que demuestra un verdadero jardinero.

Bibliografía
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Fecha de publicación: 23/03/12

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