No
debe extrañar entonces que en la reformulación de
los Principios Cooperativos efectuada por la Alianza
Cooperativa Internacional en el Congreso de Manchester
aparezca el principio de “preocupación por la
comunidad”, afirmando que “las cooperativas son
organizaciones que existen primeramente para el
beneficio de sus socios. Debido a esta sólida
asociación con los socios, a menudo en un espacio
geográfico específico, con frecuencia las
cooperativas están también estrechamente ligadas a
sus comunidades. Tienen la responsabilidad especial de
asegurar que el desarrollo de sus comunidades –económico,
social y cultural- sea sostenido. Tienen la
responsabilidad de trabajar constantemente por la
protección del medio ambiente de esas comunidades.
Corresponde entonces a los socios decidir con qué
grado de intensidad y de qué manera específica una
cooperativa debería efectuar sus contribuciones a su
comunidad. No es, sin embargo, una responsabilidad que
los socios pueden dejar de aceptar” (1).
La aprobación de este documento estuvo precedida por
una cuidadosa elaboración previa. Al informar sobre
una reunión mantenida por la cooperativa Kanagawa de
Yokohama, Japón, con las cooperativas Calgary de
Canadá, Lombardía de Italia y Co-op Denmark (FDB),
señala Craig que esta última cooperativa “tiene
una fábrica que produce envases de aerosol con un
producto alternativo a los CFC desarrollado hace
quince años” (2).
Se trata de los fluorcarbonatos causantes del agujero
en la capa de ozono al que se atribuye un aumento
significativo en las personas afectadas por cáncer de
piel.
Continúa señalando el autor que esa cooperativa
danesa “ha introducido en el mercado productos ecológicos
que, a pesar de ser un 20% más caros, han sido
ampliamente aceptados por el público. El diez por
ciento de la población sufre de alergias alimentarias
o químicas y los productos ecológicos facilitan la
vida de este grupo. Estas ventas alientan la producción
de productos alimenticios con menos substancias químicas
y están teniendo repercusiones en la agricultura
danesa” (3).
Con mayor proximidad al Congreso de Manchester sostuvo
Münkner que “con el cambio de milenio, el mundo
enfrenta problemas de una dimensión mundial
desconocida hasta ahora. Ya no es posible que un grupo
de personas o (una) nación pueda resolver sus propios
problemas de manera aislada. La interdependencia de
todos los habitantes de nuestro planeta se está
tornando cada vez más evidente. Todos están
afectados y todos tienen que reaccionar frente a
problemas como los cambios de clima, la contaminación
del agua, tierra y aire que disemina enfermedades como
el cáncer, el SIDA y la pobreza o (la) inquietud política
que obliga a millones de personas a dejar sus casas y
emigrar a sitios donde esperan hallar mejores
condiciones de vida” (4).
Según Thordarson uno de los cambios que “merece
destacarse es que el concepto de desarrollo se ha
modificado notablemente desde 1992. Es probable que la
idea del ‘Desarrollo humano sostenible’ permanezca
en primer plano del pensamiento sobre el desarrollo
durante muchos años. Reúnen juntos los conceptos de
progreso económico, equidad social y preservación
del medio ambiente como tres elementos igualmente
importantes y necesarios. Como se expresa y se
demuestra en el Informe al Congreso, este es un
concepto de desarrollo particularmente adaptado a las
cooperativas” (5).
En nuestro país, la reforma constitucional sancionada
en 1994, aún con la lamentable omisión incurrida por
no haber introducido un capítulo para la Economía
Social (6),
incorporó, dentro de los denominados “nuevos
derechos”, el de la preservación del medio
ambiente. Sostiene en tal sentido el art. 41 del nuevo
texto constitucional que “todos los habitantes gozan
del derecho a un ambiente sano, equilibrado, apto para
el desarrollo humano y para que las actividades
productivas satisfagan las necesidades presentes sin
comprometer las de las generaciones futuras y tienen
el deber de preservarlo.
El daño ambiental generará prioritariamente la
obligación de recomponer, según lo establezca la
ley. Las autoridades proveerán a la protección de
este derecho, a la utilización racional de los
recursos naturales, a la preservación del patrimonio
natural y cultural y de la diversidad biológica, y a
la información y educación ambiental. Corresponde a
la Nación dictar las normas que contengan los
presupuestos mínimos de protección, y a las
provincias las necesarias para complementarlas, sin
que aquellas alteren las jurisdicciones locales. Se
prohibe el ingreso al territorio nacional de residuos
actual o potencialmente peligrosos, y de los
radioactivos”.
Con lucidez anticipatoria derivada de una solidaria práctica
social, numerosas cooperativas vienen adoptando desde
hace mucho tiempo acciones orientadas a preservar el
medio ambiente, mucho antes de la reforma
constitucional y del dictado de legislación nacional
y provincial en la materia. Así lo corroboran los
ejemplos de actos cooperativos ecológicos enunciados
a continuación, que no resultan de una recopilación
sistematizada ni taxativa, por lo cual es probable que
existan otros aportes cooperativos, no mencionados
simplemente por no haber llegado a nuestro
conocimiento.
Comenzaremos la enumeración refiriéndonos al Banco
Credicoop Cooperativo Limitado, la entidad financiera
solidaria más importante de América Latina, que se
destaca por su permanente aporte institucional y
operativo en favor del bienestar social y de las
comunidades agrupadas en las 223 filiales componentes
de su estructura social.
En materia ecológica específica, desde hace un
lustro el Banco Credicoop tiene habilitada la línea
crediticia denominada “Régimen de financiación de
inversiones en conservación y mejoramiento del medio
ambiente”.
Continuaremos esta descripción con el ejemplo
paradigmático de la Cooperativa “El Hogar
Obrero”, para cuyos directivos el cuidado del
contexto económico social y del medio ambiente figuró
siempre entre los principales objetivos
institucionales de la entidad y de las empresas
integrantes de su grupo económico-social.
Se destacaban así las normas de tratamiento de
efluentes que regían en los establecimientos frigoríficos
de Huinca Renancó (Provincia de Córdoba), uno de los
pocos frigoríficos que faenaban vacunos alimentados
casi exclusivamente con pastos naturales para producir
cortes especiales destinados principalmente a la
Comunidad Europea y del Frigorífico Minguillón
(Partido de Moreno, Provincia de Buenos Aires), el
principal frigorífico de carne porcina del país.
En el caso de Huinca Renancó, deben recordarse dos
experiencias exitosas: 1) el tratamiento completo de
efluentes líquidos, ya que al no haber cursos de agua
cercanos para verter los efluentes finales tratados en
la cadena de los diversos piletones de tratamientos
aeróbicos y anaeróbicos, estos efluentes se vertían
en plantaciones de eucaliptos creados para completar
el ciclo completo de tratamiento (evapotranspiración);
2) el tratamiento de las heces de los corrales de los
vacunos, que se transformaban en tortas para abono y
se había avanzado en la producción de gas metano
para cocinas económicas.
En cuanto al Frigorífico Minguillón, la planta de
tratamiento interno que vertía el agua residual a la
cuenca del Río Reconquista fue siempre elogiada por
las periódicas inspecciones realizadas por la ex
Obras Sanitarias de la Nación.
Por su parte, la Cooperativa Obrera de Bahía Blanca,
que rescata con eficiencia social la tradición
principista de “El Hogar Obrero”, en cumplimiento
del Séptimo Principio Cooperativo de "Preocupación
por la Comunidad", desarrolla distintas
actividades que apuntan a lograr un desarrollo humano
sostenible, según se describe a continuación:
a)
Programa "Puntos Limpios"
(con apoyo de la ACI). Son sitios instalados estratégicamente
en algunas sucursales de la entidad, que actúan como
centros de información sobre temas ambientales a través
de folletería y a su vez reciben en contenedores
material que acercan los consumidores para reciclar
(papel, aluminio, plástico, vidrio, etc.).
b)
Programa "Pilas". Conjuntamente con
municipios de la zona de influencia de la Cooperativa
se han distribuido contenedores especiales en
sucursales, sociedades de fomento y escuelas para
recoger pilas, a fin de posteriormente clasificarlas y
depositarlas en un Centro de Disposición Final
autorizado.
c)
Ecoclubes. Conjuntamente con
municipios de la zona de influencia, la Cooperativa
fomenta y coordina la creación de ecoclubes, que son
organismos no gubernamentales de niños y jóvenes que
se ocupan de temas medioambientales.
d)
Programa "Ecoop BIA". Se desarrollan
en distintas provincias (Buenos Aires, Río Negro, La
Pampa) programas de producción agrícola controlada
donde se utilizan agroquímicos no agresivos para el
medio ambiente y que no dejan residuos tóxicos en los
productos. Se realizan controles periódicos y se
certifica la producción BIA.
e)
Programa de "Ciclos de Charlas
Medioambientales". Se invita a entidades
especializadas a realizar charlas con los consumidores
sobre temas medioambientales en las reuniones que se
mantienen en las distintas sedes del Círculo de
Consumidores de la Cooperativa Obrera, que en forma
mensual se realizan con la presencia de consumidores,
dirigentes y funcionarios.
f)
Marca "Ecoop". Productos que
se diferencian, por ser respetuosos con el medio
ambiente. Tal es el caso del papel higiénico
reciclado en un ciento por ciento, obtenido a partir
de los residuos de papel recogidos en el “Punto
Limpio”.
Desde otro ángulo,
adquiere particular importancia la actividad
desarrollada por las cooperativas de provisión de
servicios de agua potable y cloacas, que cubre en
muchos casos el tratamiento de las aguas servidas como
paso previo a su vuelco o derivación hacia los ríos
u otros desagües naturales. Al igual de lo que sucede
con otro tipo de cooperativas de servicios públicos,
la actividad de las cooperativas de agua potable y
cloacas abarca desde las primeras estribaciones del
Area Metropolitana Gran Buenos Aires hasta las más
apartadas localidades del interior. Parte de las
cooperativas de esta rama están agrupadas en la
Federación Nacional de Cooperativas de Agua Potable.
En algunos casos el servicio es prestado por
cooperativas multiactivas originadas en el servicio eléctrico,
como es el caso de las cooperativas nucleadas en la
Federación de Cooperativas Eléctricas de la
Provincia de Buenos Aires (Fedecoba). También en este
tema la enunciación efectuada no es taxativa.
En materia de tratatamiento de residuos industriales
peligrosos, cabe mencionar a la Cooperativa
“Telipa” (Tratamiento de Efluentes Líquidos
Industriales del Partido de Avellaneda), entidad
creada por los industriales dedicados al curtido del
cuero en una zona de extensa tradición en la
actividad.
A fin de encontrar una solución para el problema
generado por la sustitución del procedimiento de
curtido tradicional, basado en el uso de extracto de
tanino, por la utilización del cromo, elemento químico
agresivo causante de cáncer y otras graves
afecciones, los industriales curtidores constituyeron
la Cooperativa “Telipa”, donde con gran esfuerzo
levantaron una planta de depuración dotada de moderna
tecnología y con alta capacidad de procesamiento.
Lamentablemente, el estado prácticamente terminal al
que las políticas vigentes arrastraron a esta
industria pionera y al resto de la industria nacional,
fue causando el cierre progresivo de las empresas
asociadas, hasta dejarlas al borde de la virtual
desaparición.
A ello deben sumarse las dificultades burocráticas
derivadas de la concurrencia de organismos competentes
(CEAMSE, Provincia de Buenos Aires, Municipalidad de
Avellaneda). Como resultado final, la Cooperativa debió
ceder el usufructo de las instalaciones a los pocos
industriales sobrevivientes de la crisis; pero de
todos modos la actividad depuradora continúa, a
partir del esfuerzo pionero emprendido por la
Cooperativa.
En materia de energía eólica (fuente ecológica por
excelencia), cabe destacar que el mayor parque
generador de América del Sur pertenece a la Sociedad
Cooperativa Popular de Comodoro Rivadavia, Provincia
del Chubut.
La Cooperativa es la auténtica pionera de la energía
eólica en nuestro país. Con una producción mensual
cercana a los 2,8 millones de kilowatts/hora, se
provee de energía a unos 7000 hogares de esa ciudad,
en tanto el resto de usuarios es atendido con energía
convencional.
En 1993 la cooperativa adquirió un predio de 200 hectáreas
en Cerro Arenal, convertido hoy en parque eólico. En
1997 se alcanzó la cantidad de diez aerogeneradores
que aportaban el diez por ciento de la energía que
distribuía mensualmente la entidad, habiéndose
previsto además la instalación de 16 nuevos
aerogeneradores que tendrán una potencia de 11.200
kilovatios, con lo cual la capacidad instalada saltará
de los 6.500 kilovatios actuales a 16.700 kilovatios.
Recientemente, la Cooperativa presentó un Plan Estratégico
Provincial de Energía Eólica, que cuando sea puesto
en marcha beneficiará a unos 4.000 pobladores
rurales, generará medio millar de puestos de trabajo
y promoverá la radicación de numerosas inversiones
en la provincia del Chubut.
En esta materia resulta oportuno recordar el Proyecto
de Ley presentado en 1997 por el Diputado Floreal
Gorini (Exp. D-2378-1997), que proponía eximir del
Impuesto al Valor Agregado a “las importaciones
definitivas de bienes destinados a la generación de
energía eléctrica mediante el aprovechamiento de
fuentes eólicas u otras modalidades no tradicionales,
efectuadas por cooperativas o para ser utilizadas por
ellas”.
Sostenía Gorini en los fundamentos del Proyecto que
“la posibilidad de generar energía eléctrica con
costos altamente convenientes, a partir de la
utilización de fuentes no tradicionales y no
contaminantes, usualmente desaprovechadas, constituye
una alternativa interesante y valiosa para atenuar el
impacto ecológico negativo de las fuentes
tradicionales y también frente a la posibilidad
cierta de agotamiento de los recursos no
renovables”.
Para cerrar esta suscinta y seguramente incompleta
enunciación, corresponde señalar que la preocupación
permanentemente exteriorizada por el IMFC a favor del
bienestar social de la comunidad en sentido amplio se
ha concretado, en el tema de protección ambiental, a
través de la promoción y constitución de
cooperativas de recicladores de residuos. El proyecto
persigue el propósito de dignificar la labor de
recolección y recuperación selectiva de residuos
domiciliarios o industriales, habitualmente conocida
como “cirujeo” y organizar la concentración,
procesamiento y comercialización del material
recolectado, brindando al mismo tiempo una solución
integral al problema generado por la recolección y
tratamiento de los residuos domiciliarios e
industriales.
Hasta el momento se han constituido o están proceso
de constitución, por la acción promocional del IMFC,
las cooperativas “El Orejano”, “Re-Na-Ser”,
“El Ceibo”, “CU.CA.RA.”, “Ciudad Celina”,
“La Reforma” y “Nuevo Rumbo”. El IMFC también
ha promovido la constitución de otras cooperativas de
objetos afines al descripto; por ejemplo, cooperativas
de trabajo para limpieza de edificios.
Conclusiones
A modo de síntesis, podemos afirmar que al
igual que en los demás campos de actividad humana, la
Cooperación brinda múltiples posibilidades para la
organización y prestación de diferentes servicios
tendientes a la protección y conservación del medio
ambiente.
Obviamente, esta no es una cuestión independiente de
las condiciones generales del contexto económico y
social. En tal sentido, el modelo de exclusión y
marginación que prevalece en nuestro país no
constituye el marco adecuado para garantizar la
preservación del medio ambiente.
Del mismo modo, la acción altamente beneficiosa que
desarrollan las cooperativas y otras organizaciones
solidarias en favor de la protección del medio
ambiente no será suficiente, por sí sola, para
remediar un problema de magnitud universal, sobre todo
cuando las potencias centrales, comenzando por los
Estados Unidos, se niegan a aceptar compromisos
internacionales como los resultantes del Protocolo de
Kyoto.
Resulta necesario entonces modificar sustancialmente
la política económica y social que se viene
aplicando, para posibilitar una distribución más
equitativa de los frutos del esfuerzo y una calidad de
vida más digna y decorosa para todos los habitantes.
En un contexto distinto, habrá mejores condiciones
generales para la preservación del medio ambiente.
En tales circunstancias, la Cooperación estará en
mejores condiciones para efectuar su contribución
solidaria para el logro de esos objetivos. Pero de
todos modos, en cumplimiento del mandato resultante
del doble carácter, empresario e institucional, de
las cooperativas, ellas deben actuar y actúan en
ambos sentidos, combinando su actividad cotidiana de
preservación ambiental con la lucha, compartida con
otras organizaciones sociales, en favor del desarrollo
económico sustentable con equidad social. |