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¿Volverá a crecer la deuda externa?

Autor: Dr. Rafael Levy

Introducción

El autor advierte acerca la no sustentabilidad de los actuales resultados en el balance de pagos de la Argentina.

Sustenta esta afirmación en tres principales consideraciones:

1. La elasticidad mayor que uno de las importaciones respecto al PBI.

2. Los crecientes resultados negativos que seguirán mostrando las cuentas de servicios y rentas en la cuenta corriente del balance de pagos.

3. Los límites a que se verá sometido el actual auge de las exportaciones de granos, tanto en cantidad como en precio.

Para superar esta potencial vulnerabilidad externa propone una solución estructural, la cual requiere, en particular, dinamizar la formación de activos fijos en actividades no tradicionales.

Desarrollo

1.
La Argentina está atravesando un período pocas veces observado en el decurso de nuestra historia política. Como pocas veces ha visto crecer su economía a ritmos muy altos; como pocas veces ha experimentado superávit fiscales de la magnitud como los que encuentra en estos momentos; como pocas veces, a su vez, ha experimentado superávit comerciales de la magnitud absoluta y relativa como los vividos en estos años.

2. Así también de insólitos son otros guarismos relativos a la contabilidad social referida al sector externo, a tal punto que ha experimentado un crecimiento significativo en sus reservas de divisas internacionales aún cuando en un momento determinado detrajo un tercio de ellas para cancelar una obligación con el Fondo Monetario Internacional, con el objeto de reducir fuertemente el nivel de ingerencia de esta institución en sus asuntos internos.


La abrumadora mayoría de los indicadores susceptibles de ser empleados para configurar el lapso actual son resultado de la recuperación de los niveles de actividad económica a la salida de la profunda crisis vivida al final de la década anterior y al comienzo de ésta.

3. Existe consenso generalizado por el cual la actual bonanza económica tiene que ver con la devaluación de nuestra moneda, en enero de 2002 y la depreciación posterior; que los nunca vistos saldos comerciales favorables también encuentran su raíz en dicha medida, a la que posteriormente se le fueron agregando los crecientes volúmenes de soja cosechados, la favorable coyuntura de precios internacionales de la materia prima, asociada ésta a la sostenida demanda internacional del producto proveniente del extremo oriente, particularmente de China.

Estas circunstancias tienden a generar la impresión de haberse recuperado el rango de granero del mundo que la Argentina detentó en las primeras décadas del siglo pasado, siendo esta oportunidad aquélla por la cual se retomará el sendero de crecimiento que se había perdido luego; que el aprovechamiento de nuestra experiencia, evitará volver a repetir la historia posterior a ése entonces.

4. En opinión de quien escribe, la coyuntura económica actual puede ser confundida con la estructura necesaria para el sostenimiento de la performance productiva futura superavitaria de la balanza comercial y de la cuenta corriente del balance de pagos, lo que implicaría reproducir un error de proporciones: sostener que nuestro país debería conformarse con ser proveedor de materias primas agropecuarias.

5. Desde hace cuatro años la Argentina da cuenta de una cuenta corriente positiva; así, la secuencia de este signo dio comienzo hacia comienzos del presente siglo, por la convergencia de dos factores; el primero de ellos fue la declaración de suspender los pagos por la deuda externa que debían de ser realizados.


Pero también, aunque en menor medida, la situación venía “aliviándose”, si es que fuera adecuado calificar con este término esas circunstancias, debido a la retracción de las importaciones originada la merma de ellas como consecuencia del inicio de la crisis económica, acelerada después.

SALDOS U$S MILLONES

AÑO COMERCIAL CTA. CTE.
1997

-2123

-12137

1998

-3097

-14482

1999

-795

-11944

2000

2452

-8981

2001

7385

-3780

2002

17178

8720

2003

16805

8065

2004

13265

3446

2005

12805

5789

Fuente: Ministerio de Economía

6. La aparición de saldos positivos en dos de las más importantes cuentas internacionales de nuestro país indujeron a pensar que el estado de situación de ellas es satisfactorio, cuando no fueron más que signos de la propia crisis que se avecinaba.

7. La generación del producto bruto interno demanda un alto grado de componente importado (insumos); tradicionalmente nuestro país presenta un coeficiente de elasticidad ingreso de las importaciones mayor que la unidad, en algunos casos como los actuales es mucho mayor que la unidad, razón por la cual, mientras la primera de las variables citadas creció a razón del 8% anual, las importaciones inducidas lo hicieron a dos dígitos.

8. Otras subcuentas de la Cuenta Corriente: Servicios y Rentas, fueron, son y continuarán mostrando saldos negativos a menos que se produzca un cambio estructural importante.


Incluso con un seguro futuro de acentuación de su negatividad, como consecuencia de la extranjerización de nuestro aparato productivo que supone el engrosamiento de las remesas por utilidades y dividendos al interior de la última de las cuentas recién mencionadas, y de la intensificación del pago de intereses, ahora contenido por el proceso de canje finalizado el año anterior.

9. Estas circunstancias implican, seguramente, la no persistencia del signo positivo en las primeras dos (comercial y corriente) en el futuro cercano, aún cuando se mantengan los niveles actuales de cosecha cerealera y, por ende, del volumen físico de las exportaciones actuales.

10. Aún cuando ésta no es una hipótesis de máxima en opinión de quien suscribe es bastante optimista.


Argentina es un país tomador de precios por el lado de las importaciones como por el de las exportaciones; esto es cierto aún cuando el volumen exportado de productos como soja gravite en el comercio internacional.


El concepto de “formador de precio”, que a veces se esgrime para el caso de granos argentinos, supone capacidad de influir sobre él y usufructuar el resultado de la influencia, mientras que en este caso ello no ocurre; coloca de sus volúmenes al precio ya dado, formado, seguramente, tomando en consideración la producción argentina, pero no es aprovechado para sí por nuestros residentes.

11. Fuera de la coyuntura actual de alta demanda de materias primas alimenticias, el fenómeno retomará su sendero de crecimiento vegetativo o la fuente de aprovisionamiento de la actual demanda incremental será reemplazada, cobrando trascendencia entonces el problema de la reducción del saldo positivo de la Balanza Comercial, y/o su transformación en negativo, debido al ascenso de las importaciones.

En esas circunstancias, la Cuenta Corriente obviamente tornará a ser negativa y deberíamos regresar al auxilio de capitales externos para su financiamiento; volveríamos a intentar financiar nuestro desempeño en base al ingreso de capitales extranjeros con su secuela de incremento en los pagos por intereses o, en caso de una mayor extranjerización de nuestra economía, por el pago de crecientes sumas por remesas de utilidades a pesar de la reciente salida del default.

12. Los países origen actual de demanda de productos primarios, China e India, básicamente, pueden fácilmente organizar su abastecimiento interno sustentados en la sobre abundancia de mano de obra campesina, hoy día volcada a producciones tradicionales y fuente de mano de obra para el esfuerzo industrializador que están haciendo.

Es por ello que no deberíamos dormirnos en los actuales ”laureles” del superávit comercial y de cuenta corriente, que es más producto de una coyuntura internacional favorable antes que resultado de la conciente adecuación de la estructura productiva argentina al contexto; además, debido a que una vez salida de ella: por descenso en los precios de las materias primas o por aumento de la oferta interna en los países demandantes, se requerirá un plazo importante para readecuar la estructura productiva de nuestro país.

13. Salir de esta situación de vulnerabilidad externa requiere una solución estructural antes que las tradicionales recetas financieras; requiere dinamizar la formación de activos fijos en actividades no tradicionales.

Las actividades no pueden elegirse al azar; deben ser resultado de una minuciosa investigación para detectar posibles nichos productivos que aseguren una obtención de divisas en medida suficiente y por encima de las que seguramente habría que emplear para la provisión de insumos para esas actividades.


Es necesario que sean actividades que generen cierto poder de formación de precios, como por ejemplo: superconductores, microinformática, biotecnología, medicamentos, software, satélites artificiales, reactores nucleares, etc. Pero teniendo en cuenta que la condición de formador de precios no se detenta en forma absoluta durante un largo plazo y demanda cuidados estrechos.


Es necesaria también la apelación a la recepción de capitales extranjeros para con este objetivo: bajo la forma de inversión directa –IED- o de préstamos; pero en ambos casos sería necesario asegurar un saldo positivo en el balance de divisas, debido a su demanda originada en la importación de insumos, pagos por servicios reales y remesas de utilidades, en el primer caso, y a los pagos por insumos, servicios e intereses que reclamaría la segunda variante.

Fecha de publicación: 06/03/07

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