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El Fondo Monetario Internacional y los obstáculos para el Desarrollo
Autor: Dr. Alberto Carlos Portillo
El Dr. Alberto C. Portillo, preocupado por profundizar el camino del progreso social y económico, nos plantea la necesidad de una actitud clave: robustecer la conciencia nacional y la decisión autónoma, expresándose en este sentido todas las manifestaciones del quehacer filosófico, político, social y económico de nuestro país. Porque el desarrollo involucra condiciones sociales que no son fácilmente consideradas por los análisis tradicionales de la economía de mercado."
Hemos publicado un artículo titulado Horizontes no confiables.
El Fondo Monetario Internacional.


Haremos referencia al siguiente párrafo allí citado: "el primer aspecto a considerar que da validez a los comportamientos del FMI es la doctrina neoclásica a aplicar (también denominada neoliberal) a lo que se une una política imperial del principal centro desarrollado, no como un designio maligno sino como consecuencia de los resultados de la dinámica del sistema que intenta perpetuar el dominio económico sobre los centros postergados como una actitud de política racional para sus propios intereses y doctrinas, sin llegar a conformar una teoría conspirativa, ya que lo enuncian claramente como política de estado. En cada momento de la historia la civilización hegemónica predominante impuso a las otras civilizaciones su política colonial, por ejemplo, y de sometimiento a los intereses de las metrópolis".


Hoy padecemos, en cuanto a la deuda externa, inhibiciones, probablemente embargos (sin mucho sostén jurídico, aunque sería el menor de los males) y la presión seguirá aumentando incidiendo en nuestro mercado de valores y en la actitud o comportamiento de los operadores. Más que nunca hoy urge robustecer la conciencia nacional y la decisión autónoma, expresándose en este sentido todas las manifestaciones del quehacer filosófico, político, social y económico de nuestro país. Esta actitud es clave. No intentemos, presionados desde el exterior, en buscar formulas intermedias para el tratamiento de la deuda externa- como algunos autores pretenden hacerlo disociando la conducta de hacer frente, con dignidad y compromiso, a esta herencia de irresponsabilidad y entrega de anteriores gobiernos. Juan Pablo II nos repite que es lícito atender las deudas pero no es lícito atenderlas con el hambre y la miseria de los pueblos. No olvidemos que en nuestro país subyacen 20 millones de pobres con necesidades básicas insatisfechas.


Estos obstáculos para el desarrollo nos obligan, nuevamente, a repensar qué es el desarrollo y para ello se nos ocurre citar algunos fragmentos del prólogo de Francois Perroux del libro Economía del Desarrollo de Elías Gannagé: "El desarrollo por una parte es el conjunto de cambios en las estructuras mentales y en los hábitos sociales de un pueblo que lo ponen en estado de aumentar en forma permanente su producto real global. El desarrollo involucra entonces, condiciones sociales que no son fácilmente consideradas por los análisis tradicionales de la economía de mercado."


El mercado no funciona y hace progresar a los pueblos, sino con la condición de que las estructuras mentales y los hábitos sociales de los pueblos hayan evolucionado en tal forma que los cuasi- mecanismos de los precios y de las cantidades puedan jugar. Vale decir que los mecanismos del mercado nos ofrecen la capacidad de elegir pero nunca contribuirán per-se como elementos de transformación de las sociedades.


"Por otra parte el desarrollo puede entenderse como el conjunto de los cambios observables en el sistema económico y en el tipo de organización." Reafirmamos entonces que el desarrollo es el acontecimiento producido por los cambios en las Instituciones, y a medida que se extiendan las Instituciones que expresan la solidaridad social (mutuales, cooperativas y similares) será más viable el camino hacia el desarrollo cuya síntesis es el progreso social de los pueblos.


Hemos entregado a las autoridades nacionales un trabajo denominado: EL SISTEMA ECONÓMICO Y EL DESARROLLO SOCIAL INTEGRADO. ESTADO TRABAJO, EMPRESA, BASES PARA EL CONTRATO SOCIAL, en el que proponemos un modelo económico social, científica y políticamente posible para la recuperación social y económica (a disposición de los lectores que lo soliciten).


Los países subdesarrollados padecemos economías inarticuladas en más de un sentido. Recordemos los diversos aspectos territoriales y sociales de esta inarticulación, como pluralismos (coexistencia, yuxtaposición, energías de diferentes signos) que hacen que coexistan territorios desarrollados con territorios pobres, esclavistas y marginados, como capitales aplicados a la evolución de los pueblos y capitales que solo medran con su desarrollo, como dirigencias sociales predominantes que someten y burguesías nacionales, que hay que robustecer, que asumen un compromiso de alianza y progreso con el sector trabajador y acá hay que distinguir a la dirigencia del trabajo que se ocupa de dignificar a sus dirigidos de los que solamente medran para si con el esfuerzo de la comunidad del trabajo."Se desprende que el desarrollo de una economía (continúa Perroux) supone cambios muy profundos en los hombres mismos. Un pueblo capaz de desear y de esperar un resultado de sus actividades se torna eficaz por dos propensiones fundamentales: la propensión a trabajar y la propensión a innovar (cambiar) "El desarrollo es así conducido a un cambio económico social y a un cambio en los hombres y en sus intenciones".


Por otra parte los cambios en las instituciones requeridas son: cambio en la propiedad de los medios de producción (propiedad participada y/o cooperativa, planes de desarrollo con la participación de todos los sectores de la vida nacional y en las instituciones- organismos como ser los bancos de desarrollo, coordinación y alianza de clase de los sectores hoy inarticulados).


En este sentido y en el gobierno que recientemente se inicia, aun no hemos alcanzado el desideratum de un accionar unificado, socialmente imprescindible para salir de los umbrales de la decadencia, pero si observamos que las variables económicas y sociales presentan signos alentadores de crecimiento y de reanudación del proceso de desarrollo, tantas veces postergado.


Rechacemos los ardides intelectuales de ciertos economistas contemporáneos que sustituyen el estudio del desarrollo de las sociedades nuevas, por aquellos de los mecanismos del mercado, que en su abstracción y desorientación solo operan para el beneficio de unos pocos.

Fecha de publicación: 23/09/04

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