Autor:
Dr. C.P. Norberto Rial |
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Integrantes
de la Comisión de Finanzas de Empresas |
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A
diario escuchamos a economistas y políticos opinar
acerca de devaluación, de retraso cambiario, de los
efectos de la brecha cambiaria, de los controles
cambiarios, etc. Si bien desde el punto de vista de la
función financiera de las empresas, estos conceptos
pueden parecer cuestiones macroeconómicas sin impacto
directo o que exceden nuestra responsabilidad, son temas
que tienen incidencia en los flujos de caja de nuestra
empresa y para los cuales podemos diseñar estrategias de
cobertura adecuadas.
Como primer paso, necesitamos entender de qué forma
nuestra empresa se encuentra expuesta al Riesgo
Cambiario, esto es en que medida sus flujos de caja
resultarán afectados por las variaciones inesperadas en
el tipo de cambio. Para este propósito es útil la
clasificación de los riesgos cambiarios en Riesgos de
transacción y Riesgos económicos.
Los Riesgos de Transacción hacen referencia al riesgo
que se origina al contratar a plazo en moneda
extranjera. Pueden ser ventas o compras en moneda
extranjera, recepción o pago de dividendos en moneda
extranjera o préstamos en moneda extranjera. En todos
estos casos se genera un compromiso futuro de entregar o
recibir sumas de dinero en moneda extranjera, por lo que
cualquier variación en el tipo de cambio generará una
ganancia o pérdida cambiaria.
Los Riesgos económicos se originan también al contratar
en una moneda extranjera, pero a diferencia de los
anteriores no apuntan al resultado de una transacción en
particular, sino al efecto de las variaciones en el tipo
de cambio sobre los flujos futuros de caja de la
empresa. Su alcance es másamplio que los anteriores, ya
que no solo afecta a las empresas que importen o
exporten, si no también a las que -no siendo
exportadoras o importadoras- posean clientes,
proveedores o competidores que si lo hagan. Su
determinación requiere de la comprensión del mercado en
el cual opera la empresa, de sus fuentes de
financiamiento, de cómo obtiene mano de obra, servicios,
clientes y de quiénes son sus competidores. Este riesgo
es el más crítico y difícil de gestionar. Sin embargo,
la significatividad del mismo en el éxito de la empresa
requiere que éste sea considerado al momento de definir
la estrategia de negocios y en la forma en que
organizará sus operaciones.
Una vez identificados y clasificados los riesgos
cambiarios procederemos a su mitigación o eliminación.
Para este propósito podremos emplear alguna de las
alternativas disponibles en el mercado dentro de las que
se destacan: la aceleración o demora en los pagos o
cobranzas para anticipar los movimientos en el tipo de
cambio, tomar deuda en la misma moneda en la que se
realizan las ventas, cambiar la fuente de
aprovisionamiento de materiales y/o los mercados en los
que se opera, y el uso de instrumentos de cobertura
cambiaria (futuros), a través de los cuales se fija la
cotización de la moneda a la fecha de cancelación (o
cobro) de la obligación. Si bien estas técnicas son las
más difundidas, su aplicación dependerá del negocio y la
situación particular de cada empresa.
Como conclusión es posible afirmar que si bien la
mayoría de las empresas se encuentran expuestas en forma
directa o indirecta al Riesgo Cambiario, desde el punto
de vista de la gestión financiera no somos meros
espectadores, contando con diversas herramientas que nos
permiten eliminar o al menos mitigar los mencionados
riesgos. |
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