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Responsabilidad Social, Empresaria y Profesional

Autora: Dra. Leticia Elvira Topa
Doctora en Ciencias Económicas. Contadora Pública. Miembro de la Comisión de Actuación Profesional en Entidades sin Fines de Lucro del CPCECABA.
En este artículo se explicitan los fundamentos que -a juicio de la autora- permiten predecir que la RSE será un compromiso de largo plazo de las empresas para con la comunidad. También se hace referencia al rol de las entidades sin fines de lucro y a un aspecto que toca muy de cerca a la Matrícula, como es la Responsabilidad Social Profesional.
La Responsabilidad Social Empresaria (RSE) es moda?

No hay dudas de que la RSE es uno de los temas más convocantes en el presente.


Es uno de los ejes temáticos -cuando no el tema central- tanto en Congresos Nacionales e Internacionales, cuanto en Foros y Talleres de las más diversas disciplinas.


El gran interrogante que esto sugiere pasa por dilucidar si tanta efervescencia no será síntoma de fugacidad, de moda pasajera.

Personalmente considero que estamos en presencia de una actitud de las corporaciones hacia el involucramiento, hacia el compromiso de largo aliento; lo cual -de confirmarse- sería más que auspicioso.

Los desarrolladores de fondos (fund raisers) comentan que su tarea va siendo menos fatigosa; en tanto que globalmente es una realidad que son cada vez más numerosas las ONG y otras entidades sin fines de lucro cuyas misiones son fondeadas por corporaciones que canalizan por su intermedio las partidas presupuestarias asignadas a Responsabilidad Social.


Se observa que las empresas que incorporan la RSE a sus agendas van virando hacia acciones más comprometidas con la comunidad, acciones que gradualmente van aumentando su significatividad en términos del costo que para las empresas implica y en términos del beneficio que de ellas deviene para la sociedad.


Así, de aportar fondos para el mantenimiento de plazas públicas, comedores escolares, centros asistenciales, ..., se fue pasando a asumir una actitud comprometida con los grandes problemas de la sociedad: el impacto ambiental, el trabajo no registrado, la falta de oportunidades laborales, entre otros.


Ahora bien, volviendo al interrogante que nos planteábamos acerca del grado de consistencia en el tiempo de esta creciente actitud de compromiso, es por el lado de la relación causa/efecto por donde podríamos acercarnos a una respuesta (por lo menos, una respuesta fundamentada)


Busquemos, entonces, las causales de esta translación del eje del compromiso empresarial.


En mi opinión, este viraje está asociado al fenómeno de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC).


En el mercado, desde siempre, el gran débil ha venido siendo el consumidor, el usuario. A punto tal que les fueron creados Institutos en su defensa.


Es a partir de la extensión masiva de las TIC que el gran débil empieza a estar informado, empieza a estar contactado en red, empieza a condicionar sus decisiones como usuario y como inversor.


Estamos viendo un nuevo escenario. Un escenario post-TIC donde la relación empresa/consumidor va cambiando, a medida que éste último adquiere poder; poder que se traduce en decisión de compra.


Fenómeno que estamos viendo se da también en el plano de la relación gobierno/ciudadanía (caso reciente del tratamiento dado al ABL en la Ciudad Autónoma de Bs.As., cuando en el término de pocos días la intercomunicación electrónica reunió un número de titulares de dominio oponentes lo suficientemente representativo como para determinar la suspensión de la disposición del gobierno comunal y el pase de la medida a revisión más profunda).


En el marco de esta nueva realidad, quienes gerencian las empresas van asimilando que estos cambios del eje del poder son estructurales y requieren un reacomodamiento de estrategias.


En este sentido, el interés de los accionistas seguirá siendo el fin último al que apuntarán las políticas empresarias; pero, precisamente para resguardar ese interés han de ser necesarias otras estrategias que impliquen "ganarse" al consumidor/usuario, reforzando la imagen de la empresa a los ojos de éstos, en términos de los nuevos parámetros con los que el consumidor/usuario ha comenzado a evaluar a sus proveedores de bienes y servicios.


Parámetros tales como: buenas prácticas sociales con sus colaboradores; control del impacto ambiental de sus operaciones (reducción del consumo de energía, manejo responsable de desechos, utilización de tecnologías limpias); políticas anti-corrupción ("tolerancia cero").


Todo esto implica para la empresa tener que pasar un nuevo test de aprobación por parte de los consumidores.


Test que no debe verse sólo como generador de nuevas inversiones o mayores costos. Por el contrario, la adopción de buenas prácticas ambientales y sociales inciden favorablemente en el riesgo empresarial, mejorando la calificación de la empresa en términos de riesgo crediticio y en términos de sustentabilidad (barómetro de alta sensibilidad para potenciales inversores).


En este sentido, la adopción de prácticas de responsabilidad social por parte de las empresas opera en forma un tanto comparable a las Normas ISO, cuyo efecto positivo sobre la rentabilidad empresarial es -a esta altura de su evolución- incuestionable.


Por todo lo expuesto, creemos estar en presencia no de una moda más, sino de una nueva forma de relación empresa/consumidor basada en la inversión empresarial orientada a dar respuesta a intereses caros a la comunidad.


En consecuencia, pensamos que la RSE se va a ir consolidando como una herramienta competitiva, de diferenciación.

La Responsabilidad Social Empresaria y las Entidades Sin Fines de Lucro

Las acciones de Responsabilidad Social subyacen en la esencia misma de este tipo de entidades.


La fundación es la forma jurídica generalmente elegida por las corporaciones para canalizar sus acciones de Responsabilidad Social a través de una sociedad ad-hoc sin fines de lucro.


En cuanto a las cooperativas, me voy a permitir citar los conceptos vertidos por la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), en oportunidad de celebrarse el 85° Día Internacional de la Cooperación.


En su mensaje, la ACI eligió como tema central para ese día especial "Los principios y valores cooperativos para la RSE" y apuntó que ..." aunque no existe una definición universalmente aceptada de RSE, sí hay un acuerdo general que engloba acciones voluntarias que van más allá de las obligaciones legales, en áreas como: el desarrollo comunitario; la protección medioambiental; los derechos humanos y los laborales.


La RSE no es un descubrimiento nuevo para las cooperativas. Desde sus inicios, las cooperativas han tenido en cuenta que sus acciones afectan a la gran mayoría de sus miembros, incluído los trabajadores, la comunidad y el entorno en el que operan. De muchas formas distintas, el movimiento cooperativo ha sido el pionero en el desarrollo y la práctica de la RSE....


... las cooperativas siempre han mirado más allá de las simples ganancias financieras. Los valores y principios han estado en el corazón del modelo empresarial cooperativo desde hace más de 150 años... ".

Sin embargo -en mi opinión-, no obstante tener las Entidades sin Fines de Lucro tan internalizada la Responsabilidad Social, surgiría como recomendación la conveniencia de trabajar más intensamente en materia de difusión.


Si bien las acciones de Responsabilidad Social subyacen en la esencia misma de este tipo de entidades, la difusión de su accionar permitiría y aceleraría el escalamiento; es decir, su llegada a mayor número de beneficiarios.


En este sentido, la Alianza Cooperativa Internacional instó a los cooperativistas del mundo a "... dar más visibilidad a sus actuaciones, como forma de empresa líder socialmente responsable..."
(*)

En esta línea, empiezan a verse algunas acciones. La Federación Provincial de Mutualidades de Córdoba (FEMUCOR) ha instituído el Premio a la Responsabilidad Social Solidaria Mutual, con el objeto -según sus autoridades- de "hacer visible el trabajo de las entidades mutuales de la Prov.de Córdoba en su contribución con la sociedad"
(**)

Se podría, también, hacer un esfuerzo por aumentar la cantidad de prestaciones, y proponerse el continuo mejoramiento de ellas.


Sabemos que esto que estamos proponiendo no es fácil. Es luchar contra nuestra idiosincrasia humana. Muchas veces implica desafiar a nuestra propia naturaleza, que nos llama a no innovar; a mantenernos a velocidad de crucero, una vez alcanzada ésta.


Es lo que se visualiza en algunas de las entidades sin fines de lucro, muy probablemente como consecuencia de no tener el acicate de la empresa comercial.


En este aspecto, el desafío no es menor. La RSE para las entidades sin fines de lucro implica mantener una revisión permanente de su eficiencia; esto es, proponerse objetivos y revisar permanentemente su grado de cumplimiento.

Responsabilidad Social Empresaria y Responsabilidad Social Profesional

Decíamos que las TIC hacen posible la transformación del rol del consumidor/usuario. Ponen a su alcance información y, por sobre todo, la posibilidad de unión.


Esa unión que ha hecho fuerte a la asociación de trabajadores y a la agremiación de empresarios. Ahora estamos en presencia de un nuevo poder, el del consumidor aglutinado.


Y aquí, nuestra misión como profesionales; nuestra responsabilidad como profesionales: hacer ver a nuestras empresas-clientes pymes esta poderosa novedad que la tecnología nos ha deparado. (Las empresas grandes, como comentábamos, mayoritariamente ya tienen instalado el tema)

Pero nuestra responsabilidad no debería agotarse en la difusión de la necesidad de adoptar estas prácticas y de la conveniencia que de ellas se deriva.


Creo que la Responsabilidad Social que como profesionales no podemos eludir es la de no desaprovechar esta excepcional coyuntura que se nos ha abierto.


Durante mucho tiempo, hemos venido viendo conductas y prioridades empresarias apuntando siempre a maximizar beneficios, y en aras de ese dogma, todo estaba justificado.


Hasta ahora, haber pretendido individualmente inducir a nuestros clientes a algunos cambios hubiera sido quijotesco.


De ahora en más, este contexto auspicioso, de marcada orientación hacia el compromiso social, nos abre una brecha.

Ha llegado para nosotros, la hora de nuestra Responsabilidad Social como profesionales.

Responsabilidad que implica difundir estas prácticas, señalar la necesidad de adoptarlas como herramienta de competitividad para mantener o ganar posiciones en el mercado.


En la Media Jornada sobre Responsabilidad Social Empresaria, organizada por el CPCECABA el 22 de mayo de 2007, el Rabino Sergio Bergman nos decía que "... la Responsabilidad Social debería ser una asignatura obligatoria en la Universidad ...".


Si bien no hemos tenido esta formación, contamos con una bibliografía de apoyo más que abundante, ya que el tema está siendo tratado local e internacionalmente en forma intensiva.

En otra Media Jornada sobre esta temática, organizada anteriormente también por el CPCECABA, el 16 de Noviembre de 2006, Monseñor Jorge Casaretto -Obispo de San Isidro-, ponía énfasis en la necesidad de que ". . . la plata se use bien. . .", refiriéndose al rol que como profesionales nos cabe, en el lugar donde ejercemos.


Si actuamos en la esfera pública, comprometiéndonos a seleccionar la mejor alternativa de aplicación para los fondos públicos. Si nuestro aporte es como consultores, teniendo muy presentes las necesidades más perentorias de la comunidad, a la hora de aconsejar destino para las partidas que las empresas asignan a prácticas de Responsabilidad Social.

Las recomendaciones de estos reconocidos referentes religiosos no hacen más que poner en evidencia el rol protagónico que la RSE nos tiene reservado. Rol al que debemos esforzarnos en responder.


Desde nuestros lugares -ya sea gestionando dentro de las empresas o desde la consultoría- tenemos la gran oportunidad de hacer o de proponer acciones de ésas que nos dejan conformes interiormente.


Pensemos que somos privilegiados por ser la generación de profesionales a la que se abre esta posibilidad y actuemos en consecuencia.

(*) Mundo Cooperativo, Junio 2007, pág.3.
(**) Mundo Mutual, Julio 2007, pág.12.

Fecha de publicación: 06/05/08

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