La
Responsabilidad Social Empresaria (RSE) es moda?
No hay dudas de que la RSE es uno de los temas más convocantes en el presente.
Es uno de los ejes temáticos -cuando no el tema central- tanto en Congresos Nacionales e
Internacionales, cuanto en Foros y Talleres de las más diversas disciplinas.
El gran interrogante que esto sugiere pasa por dilucidar si tanta efervescencia no
será síntoma de fugacidad, de moda pasajera.Personalmente considero que estamos
en presencia de una actitud de las corporaciones hacia el involucramiento, hacia
el compromiso de largo aliento; lo cual -de confirmarse- sería más que
auspicioso.
Los desarrolladores de fondos (fund raisers) comentan que su tarea va siendo menos
fatigosa; en tanto que globalmente es una realidad que son cada vez más numerosas las ONG
y otras entidades sin fines de lucro cuyas misiones son fondeadas por corporaciones que
canalizan por su intermedio las partidas presupuestarias asignadas a Responsabilidad
Social.
Se observa que las empresas que incorporan la RSE a sus agendas van virando hacia acciones
más comprometidas con la comunidad, acciones que gradualmente van aumentando su
significatividad en términos del costo que para las empresas implica y en términos del
beneficio que de ellas deviene para la sociedad.
Así, de aportar fondos para el mantenimiento de plazas públicas, comedores escolares,
centros asistenciales, ..., se fue pasando a asumir una actitud comprometida con los
grandes problemas de la sociedad: el impacto ambiental, el trabajo no registrado, la falta
de oportunidades laborales, entre otros.
Ahora bien, volviendo al interrogante que nos planteábamos acerca del grado de
consistencia en el tiempo de esta creciente actitud de compromiso, es por el lado de la
relación causa/efecto por donde podríamos acercarnos a una respuesta (por lo menos, una
respuesta fundamentada)
Busquemos, entonces, las causales de esta translación del eje del compromiso
empresarial.
En mi opinión, este viraje está asociado al fenómeno de las tecnologías de la
información y la comunicación (TIC).
En el mercado, desde siempre, el gran débil ha venido siendo el consumidor, el usuario. A
punto tal que les fueron creados Institutos en su defensa.
Es a partir de la extensión masiva de las TIC que el gran débil empieza a estar
informado, empieza a estar contactado en red, empieza a condicionar sus decisiones como
usuario y como inversor.
Estamos viendo un nuevo escenario. Un escenario post-TIC donde la relación
empresa/consumidor va cambiando, a medida que éste último adquiere poder; poder que se
traduce en decisión de compra.
Fenómeno que estamos viendo se da también en el plano de la relación
gobierno/ciudadanía (caso reciente del tratamiento dado al ABL en la Ciudad Autónoma de
Bs.As., cuando en el término de pocos días la intercomunicación electrónica reunió un
número de titulares de dominio oponentes lo suficientemente representativo como para
determinar la suspensión de la disposición del gobierno comunal y el pase de la medida a
revisión más profunda).
En el marco de esta nueva realidad, quienes gerencian las empresas van asimilando que estos
cambios del eje del poder son estructurales y requieren un reacomodamiento de
estrategias.
En este sentido, el interés de los accionistas seguirá siendo el fin último al que
apuntarán las políticas empresarias; pero, precisamente para resguardar ese interés han
de ser necesarias otras estrategias que impliquen "ganarse" al
consumidor/usuario, reforzando la imagen de la empresa a los ojos de éstos, en
términos de los nuevos parámetros con los que el consumidor/usuario ha comenzado a
evaluar a sus proveedores de bienes y servicios.
Parámetros tales como: buenas prácticas sociales con sus colaboradores; control
del impacto ambiental de sus operaciones (reducción del consumo de energía,
manejo responsable de desechos, utilización de tecnologías limpias); políticas
anti-corrupción ("tolerancia cero").
Todo esto implica para la empresa tener que pasar un nuevo test de aprobación por parte
de los consumidores.
Test que no debe verse sólo como generador de nuevas inversiones o mayores costos. Por el
contrario, la adopción de buenas prácticas ambientales y sociales inciden
favorablemente en el riesgo empresarial, mejorando la calificación de la empresa en
términos de riesgo crediticio y en términos de sustentabilidad (barómetro de alta
sensibilidad para potenciales inversores).
En este sentido, la adopción de prácticas de responsabilidad social por parte de las
empresas opera en forma un tanto comparable a las Normas ISO, cuyo efecto positivo sobre
la rentabilidad empresarial es -a esta altura de su evolución- incuestionable.
Por todo lo expuesto, creemos estar en presencia no de una moda más, sino de una
nueva forma de relación empresa/consumidor basada en la inversión empresarial
orientada a dar respuesta a intereses caros a la comunidad.
En consecuencia, pensamos que la RSE se va a ir consolidando como una herramienta
competitiva, de diferenciación.
La Responsabilidad Social
Empresaria y las Entidades Sin Fines de Lucro
Las acciones de Responsabilidad Social subyacen en la esencia misma de este tipo de
entidades.
La fundación es la forma jurídica generalmente elegida por las
corporaciones para canalizar sus acciones de Responsabilidad Social a través de una
sociedad ad-hoc sin fines de lucro.
En cuanto a las cooperativas, me voy a permitir citar los conceptos
vertidos por la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), en oportunidad de celebrarse el
85° Día Internacional de la Cooperación.
En su mensaje, la ACI eligió como tema central para ese día especial "Los
principios y valores cooperativos para la RSE" y apuntó que ..." aunque no
existe una definición universalmente aceptada de RSE, sí hay un acuerdo general que
engloba acciones voluntarias que van más allá de las obligaciones legales, en áreas
como: el desarrollo comunitario; la protección medioambiental; los derechos humanos y los
laborales.
La RSE no es un descubrimiento nuevo para las cooperativas. Desde sus inicios, las
cooperativas han tenido en cuenta que sus acciones afectan a la gran mayoría de sus
miembros, incluído los trabajadores, la comunidad y el entorno en el que operan. De
muchas formas distintas, el movimiento cooperativo ha sido el pionero en el desarrollo y
la práctica de la RSE....
... las cooperativas siempre han mirado más allá de las simples ganancias financieras.
Los valores y principios han estado en el corazón del modelo empresarial cooperativo
desde hace más de 150 años... ".
Sin embargo -en mi opinión-, no obstante tener las Entidades sin Fines de Lucro tan
internalizada la Responsabilidad Social, surgiría como recomendación la conveniencia de trabajar
más intensamente en materia de difusión.
Si bien las acciones de Responsabilidad Social subyacen en la esencia misma de este tipo
de entidades, la difusión de su accionar permitiría y aceleraría el
escalamiento; es decir, su llegada a mayor número de beneficiarios.
En este sentido, la Alianza Cooperativa Internacional instó a los cooperativistas del
mundo a "... dar más visibilidad a sus actuaciones, como forma de empresa líder
socialmente responsable..." (*)
En esta línea, empiezan a verse algunas acciones. La Federación Provincial de
Mutualidades de Córdoba (FEMUCOR) ha instituído el Premio a la Responsabilidad
Social Solidaria Mutual, con el objeto -según sus autoridades- de "hacer
visible el trabajo de las entidades mutuales de la Prov.de Córdoba en su contribución
con la sociedad" (**)
Se podría, también, hacer un esfuerzo por aumentar la cantidad de prestaciones, y
proponerse el continuo mejoramiento de ellas.
Sabemos que esto que estamos proponiendo no es fácil. Es luchar contra nuestra
idiosincrasia humana. Muchas veces implica desafiar a nuestra propia naturaleza, que nos
llama a no innovar; a mantenernos a velocidad de crucero, una vez alcanzada ésta.
Es lo que se visualiza en algunas de las entidades sin fines de lucro, muy probablemente
como consecuencia de no tener el acicate de la empresa comercial.
En este aspecto, el desafío no es menor. La RSE para las entidades sin fines de
lucro implica mantener una revisión permanente de su eficiencia; esto es,
proponerse objetivos y revisar permanentemente su grado de cumplimiento.
Responsabilidad Social
Empresaria y Responsabilidad Social Profesional
Decíamos que las TIC hacen posible la transformación del rol del consumidor/usuario.
Ponen a su alcance información y, por sobre todo, la posibilidad de unión.
Esa unión que ha hecho fuerte a la asociación de trabajadores y a la agremiación de
empresarios. Ahora estamos en presencia de un nuevo poder, el del consumidor aglutinado.
Y aquí, nuestra misión como profesionales; nuestra responsabilidad como profesionales: hacer
ver a nuestras empresas-clientes pymes esta poderosa novedad que la tecnología nos ha
deparado. (Las empresas grandes, como comentábamos, mayoritariamente ya tienen
instalado el tema)
Pero nuestra responsabilidad no debería agotarse en la difusión de la necesidad
de adoptar estas prácticas y de la conveniencia que de ellas se deriva.
Creo que la Responsabilidad Social que como profesionales no podemos eludir es la de no
desaprovechar esta excepcional coyuntura que se nos ha abierto.
Durante mucho tiempo, hemos venido viendo conductas y prioridades empresarias apuntando
siempre a maximizar beneficios, y en aras de ese dogma, todo estaba justificado.
Hasta ahora, haber pretendido individualmente inducir a nuestros clientes
a algunos cambios hubiera sido quijotesco.
De ahora en más, este contexto auspicioso, de marcada orientación hacia el compromiso
social, nos abre una brecha.
Ha llegado para nosotros, la
hora de nuestra Responsabilidad Social como profesionales.
Responsabilidad que implica difundir estas prácticas, señalar la necesidad de adoptarlas
como herramienta de competitividad para mantener o ganar posiciones en el mercado.
En la Media Jornada sobre Responsabilidad Social Empresaria, organizada por el CPCECABA el
22 de mayo de 2007, el Rabino Sergio Bergman nos decía que "... la
Responsabilidad Social debería ser una asignatura obligatoria en la Universidad
...".
Si bien no hemos tenido esta formación, contamos con una bibliografía de apoyo más que
abundante, ya que el tema está siendo tratado local e internacionalmente en forma
intensiva.
En otra Media Jornada sobre esta temática, organizada anteriormente también por el
CPCECABA, el 16 de Noviembre de 2006, Monseñor Jorge Casaretto -Obispo de San
Isidro-, ponía énfasis en la necesidad de que ". . . la plata se use bien.
. .", refiriéndose al rol que como profesionales nos cabe, en el lugar donde
ejercemos.
Si actuamos en la esfera pública, comprometiéndonos a seleccionar la mejor alternativa
de aplicación para los fondos públicos. Si nuestro aporte es como consultores, teniendo
muy presentes las necesidades más perentorias de la comunidad, a la hora de aconsejar
destino para las partidas que las empresas asignan a prácticas de Responsabilidad Social.
Las recomendaciones de estos reconocidos referentes religiosos no hacen más que poner en
evidencia el rol protagónico que la RSE nos tiene reservado. Rol al que debemos
esforzarnos en responder.
Desde nuestros lugares -ya sea gestionando dentro de las empresas o desde la consultoría-
tenemos la gran oportunidad de hacer o de proponer acciones de ésas que nos dejan
conformes interiormente.
Pensemos que somos privilegiados por ser la generación de profesionales a la que se abre
esta posibilidad y actuemos en consecuencia. |