Big data, la oportunidad de transformar datos en conocimiento: el gran desafío
La tecnología se encuentra inmersa en nuestra rutina diaria de forma tan intensa que se ha fusionado y es prácticamente imperceptible como hecho aislado. Es inseparable de la gran mayoría de las tareas y actividades que realizamos: despertarnos, leer o ver las noticias, ver y organizar nuestra agenda, generar una reunión, hacer una compra, reservar lugares en un evento, un viaje o un hospedaje, dar una opinión a un amigo o colega, averiguar cómo llegar a nuestro lugar de destino, ingresar al estacionamiento, pagar el transporte público e incluso leer esta nota.
Todo esto sin aún haber ingresado a nuestro día laboral en pleno. En la jornada laboral se repiten algunas de estas actividades y se incorporan muchas otras, en las cuales las tecnologías de la información pasan a ser el medio por el que transitan la gran mayoría de los procesos que realiza la organización en la cual trabajamos (adquisiciones, producción, ventas, logística, cobranzas, marketing, pagos, etc.) y muchos eventos relacionados con nuestro interés profesional (opiniones de clientes en las redes sociales, quejas en los correos electrónicos, el cliente que ingresó al sitio Web pero lo abandonó sin comprar, novedades de la competencia, de la macroeconomía, etc.). Todo está en los datos…
La gran masa de datos digitales que almacena una organización (datos internos) u otras instituciones (datos externos pero a los cuales podemos tener acceso) es un activo de inmenso valor, que sólo será tal en la medida en que generemos iniciativas exitosas respecto de ellos.
Todas estas actividades y los procesos informatizados están generando “datos”. Es decir que esta dinámica implica que haya datos, procesables electrónicamente, que ingresan en sistemas informáticos, se transmiten, generan nuevos, y la mayoría de ellos, en uno o varios momentos de ese proceso, se almacenan. Esta gran masa de datos “digitales” que almacena la propia organización (datos internos) u otras instituciones (datos externos pero a los cuales podemos tener acceso) tiene potencial para ser aprovechado. Son un activo de inmenso valor, que sólo será tal en la medida en que generemos iniciativas exitosas respecto de ellos; si no es así, serán solo datos almacenados. Sólo insumos de un proceso.
Podríamos decir que los datos son conjuntos de símbolos que son cuantificados o cualificados, es decir que son manifestaciones simbólicas de distintos eventos u objetos que suceden o existen en la realidad. Cuando estos símbolos son contextualizados de forma que sean de utilidad para expresar o entender, se transforman en información. Por lo general esto sucede luego de un procesamiento de los datos que efectúa búsquedas, agrupamientos, ordenamientos, clasificación, cálculos, relacionamiento, etc.
Cuando esta información es estructurada en un esquema que nos permite desenvolvernos, es decir, nos da lo necesario para actuar, hablamos de conocimiento. Aquí es donde aporta el valor, donde las organizaciones, dentro de un contexto, pueden tomar mejores decisiones, que posiblemente no podrían haber ser sido ejecutadas sin dicho conocimiento. Y a mejores decisiones, mejor futuro para esa institución. Estas decisiones pueden ser individuales o grupales (o automatizadas cuando están incluidas en un software).
Soluciones de “Business Intelligence” o de “Analytics” son generalmente denominadas las iniciativas que permitirán que esa gran masa de datos pase de ser un repositorio de escaso valor a uno de los activos más importantes que puede tener la organización.
Existen en la actualidad muy buenas herramientas para construir estas soluciones informáticas. Las soluciones que se construyan necesitarán herramientas (software) que permitan la integración de datos de múltiples fuentes, el procesamiento inteligente de grandes volúmenes de datos en forma eficiente, y posibiliten presentar la información resultante de manera que nos acerque al conocimiento.
Estas últimas (las de presentación de la información) son el resultado final y más cercano a los usuarios. Son los dashboards (tableros), que incluyen indicadores, gráficos comparativos y de evolución, mapas interactivos, etc.; los cubos de análisis multidimensional, los reportes, o cualquier otro estilo/formato que facilite a los usuarios construir el conocimiento que necesiten. Algunos aspectos más recientes en relación con estas herramientas han sido mejorar la flexibilidad para incorporar el concepto de movilidad y poder acceder a ellas desde múltiples dispositivos y lugares (software adaptado a tecnología de móviles e interactuando con el concepto de cloud), responder en lenguaje natural preguntas de usuarios, mayores facilidades para introducir algoritmos inteligentes que permitan descubrir patrones y tendencias “escondidos en los datos”, y mejorar el concepto de colaboración alrededor de estas soluciones (no olvidemos que muchas decisiones en las organizaciones son grupales).
Las herramientas para construir estas soluciones son fundamentales y tienen actualmente un nivel de madurez muy interesante, pero nada de esto se logra con la compra de hardware y software. Se debe elaborar soluciones a medida de cada organización, y para ello el gran desafío está en el Management. ¿Estamos dispuestos a enfocar con suficiente energía, presupuesto y compromiso las iniciativas que transformen los datos en conocimiento? Creo que la respuesta que cada uno pueda dar estará relacionada con el valor que le asigne al conocimiento para mejorar el desempeño.