¿Por qué invertir en tecnología de la información?

Desde que en 1987 el Premio Nobel Robert Solow escribió en el New York Times que veía computadoras por todos lados excepto en las estadísticas de productividad, mucho se ha escrito y argumentado al respecto.

Más recientemente, Nicholas Carr, en su artículo “IT doesn’t matter” de 2003, afirmaba que las tecnologías eran commodities, accesibles a cualquiera y que lo más prudente era invertir lo menos posible, y generó nuevamente muchas opiniones encontradas a favor y en contra.

Una de esas respuestas (Dans, 2003) señala que la no adopción de las tecnologías le puede hacer perder la oportunidad a una empresa de obtener verdaderas ventajas competitivas (probablemente por un tiempo), y que al mismo tiempo un competidor puede introducir esas innovaciones, que pueden llevar a otras empresas a su desaparición. En estos tiempos, hay ejemplos en abundancia. Otros autores también remarcan que las mismas tecnologías pueden obtener diferentes resultados según el momento en que se implementan, cómo se implementan, y según el propio contexto de la organización y de sus procesos.

En definitiva, lo que se puede concluir es que lo que vale para las empresas no son las tecnologías en sí, sino los proyectos en los cuales la tecnología es un instrumento para llevar adelante innovaciones para la competitividad.

Entonces, tendremos que empezar por el principio: ¿qué objetivos o motivos impulsan a una empresa a invertir en tecnología? Si la respuesta es adecuarse a los cambios legales y fiscales, no hay problema: la empresa tiene destino de desaparición.

En cambio, si busca la competitividad y su inserción en esta nueva sociedad que lleva adelante un nuevo paradigma tecnológico, tendremos que analizar un poco más los objetivos que persigue, que, por otra parte y como es lógico, ni es uno solo, ni son alternativos y, posiblemente, marquen un sendero de evolución de la empresa en el camino de la competitividad (y no de la tecnología). Como están las cosas, lo que está en juego en primer término es la supervivencia.

García Canal y su equipo investigaron este tema en 2007 e identificaron tres motivaciones fundamentales para las inversiones en TI: mejorar la eficiencia operativa y administrativa; mejorar la relación con clientes, proveedores y sociedad en general; y definir nuevos mercados y nuevas oportunidades de negocios.

No es nada que no observemos en el mundo profesional en la actualidad, pero lo plantearon como usos estratégicos complementarios y no excluyentes, y como etapas de una evolución en las inversiones de TI en la empresa. Luego de alcanzada una etapa, se avanza con más fuerza en la siguiente en el orden mencionado.

Su empresa, ¿a qué etapa ha llegado?

Las tecnologías de la información son muy buenos instrumentos para proyectos de innovación y competitividad; si usted los lleva adelante, se puede obtener importantes beneficios hasta que los competidores los igualen o superen. Si no hace nada, probablemente trabaje en otros proyectos para intentar sobrevivir.

Por último, teniendo en claro los objetivos de las inversiones en TI, las empresas deben ser más rigurosas en la evaluación y la implementación de los proyectos de incorporación de tecnología. Analizar la totalidad de los beneficios pretendidos y el flujo de costos directos e indirectos que involucran resulta esencial para poder decidir entre distintas alternativas que siempre se presentan, incluso con otros proyectos de inversión que no tienen relación directa con la tecnología de la información. Luego, llevar adelante una implementación racional posibilitará que el proyecto cumpla con obtener beneficios o directamente fracase. Indudablemente, hay que hacerlo, pero rápido.