La mayor deuda interna

Tras un año difícil para todos en el plano económico, en este último número de la revista Consejo Digital creímos apropiado jugarle unas fichas a la esperanza sobre una base sólida y confiable, por lo que, para el tema central, volvemos a apostar por la educación.

Es que estamos convencidos de que “el problema argentino” tiene mucho que ver con la educación. Se trata del camino difícil, se sabe, pero es el único seguro si se quiere dejar de ser un país que no evolucione sino es a los tumbos.

En nuestra Institución hace tiempo que lo tenemos claro, y venimos actuando en consecuencia. Ya el año pasado habíamos declarado a 2017, en el ámbito del Consejo, como el “Año de la Educación”, como línea de inspiración de allí al futuro. Ese año lanzamos varias iniciativas en la materia, la mayoría de las cuales han seguido desarrollando su actividad en este año y seguirán haciéndolo, siempre introduciendo mejoras en ellas. En efecto, continuaron este año, reforzados, las Olimpíadas Contables, de Administración y de Economía, los cursos gratuitos para jóvenes profesionales en la DAC, los programas especiales para chicos del secundario, como Despertar Vocacional, donde los estudiantes del último año de la escuela secundaria pueden conocer -de boca de profesionales que han sido exitosos en su carrera- las distintas aristas y posibilidades que tienen los profesionales en Ciencias Económicas en el mundo laboral y profesional.

Más allá de estas iniciativas que el Consejo lleva a cabo en su ámbito de acción, también creemos necesario promover el tema en su dimensión comunitaria, la de toda la sociedad, ya que estamos convencidos de que los argentinos debemos resignificar, de una vez por todas, el rol que le cabe a la educación para nuestro desarrollo, tanto en lo social como en lo económico.

Ya en el editorial de la Revista N° 43, hace un año y medio, sosteníamos que, “además de pensar una educación que anticipe los cambios que se afrontan a nivel global -la dimensión ‘conceptual’ de la educación-, en la Argentina urge fortalecer un sistema escolar que hoy se encuentra perimido, fracturado, con dos niveles distintos y separados: uno con escuelas públicas para pobres y otro con escuelas privadas para quienes puedan pagar. Hay que trabajar para que todo el mundo tenga acceso a la misma educación independientemente de su clase social, y, si bien es un camino largo y sinuoso, debemos ponernos de acuerdo acerca de cómo dar los primeros pasos y marchar con convicción”.

Es por eso que en este último número del año de la revista Consejo Digital no dudamos en persistir, convocando a personalidades destacadas en la materia, quienes gustosamente aceptaron el convite. Es un honor poder recoger aquí los testimonios de Guillermo Jaim Etcheverry, Alberto Barbieri, Alieto Guadagni, Mariano Narodowski, Diego Meiriño y Eduardo Ghersi. Una edición de lujo.

Considero que parte de los problemas económicos que afronta la Argentina, recurrentes y exageradamente cíclicos, obedece a cierta miopía en cuanto a la inversión en capital humano. Las naciones más competitivas, que pudieron crecer a tasas muy altas y consolidarse en el desarrollo, son aquellas que han abrevado en políticas educativas sólidas y maduras.

Para colmo de males, como bien señalan nuestros prestigiosos articulistas, el actual esquema educativo parece diseñado para agrandar la brecha distributiva. Cada vez es más difícil que los chicos provenientes de familias ricas conozcan a los que provienen de familias pobres, y viceversa. En algún momento del pasado todos éramos aglutinados por la escuela pública, que hoy parece estar en retirada, incluso para muchos hogares humildes que aspiran a lo mejor para sus hijos.

Como bien sabemos, muchas veces conocemos cuál es el camino correcto, pero no lo recorremos porque es muy difícil hacerlo. La educación argentina es el mejor ejemplo de ello. Ojalá podamos tomar conciencia de que la felicidad y el bienestar de las generaciones que nos seguirán dependen de esta decisión que, por pereza, dilatamos por falta de convicción. Si todos, como sociedad, no lo hacemos valer, las dirigencias políticas seguirán actuando pensando en lo más fácil.

¡Muy buenas fiestas para todos!