Museo Beatle: de la pasión al negocio
La pasión se puede transmitir de diversas maneras. ¿Quién alguna vez no coleccionó alguna pieza con un valor sentimental o simplemente por moda o diversión?
¿Alguna vez soñaste con exponer esa colección que tenías guardada y tener la posibilidad de compartirla con un grupo de personas que tengan tus mismos intereses?
Esto mismo le sucedió a Rodolfo Vázquez, quien es el mayor coleccionista Beatle del mundo, avalado en dos oportunidades por el Guiness World Records, y cuyo fanatismo por la banda -que comenzó desde muy chico- se convirtió en un negocio.
Los comienzos de un coleccionista
El comienzo de un largo amor por The Beatles y por la música en general fue en 1967, cuando Rodolfo tenía apenas 10 años y escuchó por primera vez la canción “In my life” de la banda de Liverpool.
“Me enamoré de The Beatles”, recuerda. A partir de ese momento, sólo pedía que le regalaran cosas asociadas a la banda. En ese entonces, en la Argentina, no había mucho material más que casetes, figuritas y revistas.
Diez años después empezó a interactuar con diversos fans clubs y coleccionistas de diferentes partes del mundo. La primera pieza que compró fue un autógrafo de John Lennon que, como recordó, “me marcó porque a partir de ahí fui un coleccionista”. En ese intercambio, se dio cuenta de que tenía mucho material.
El siguiente paso fue consultar en el Guiness World Records si había algún coleccionista de The Beatles. Tras la respuesta negativa, Vázquez realizó los trámites necesarios para convertirse en el mayor coleccionista Beatle. El museo, en tanto, ni siquiera era un sueño.
Sin embargo, realizaba muestras en diversas partes del país, como Córdoba, Tucumán y Mar del Plata. Incluso, en esta ciudad, le otorgaron en el año 2003 el premio Estrella de Mar por contribuir culturalmente a la Ciudad.
“Comprar un autógrafo de John Lennon me marcó porque a partir de ahí fui un coleccionista”
De la pasión al negocio
De familia de contadores públicos, Vázquez indicó -en una entrevista para la revista Consejo Digital- que dejó de trabajar en el estudio contable de su padre y su hermano para dedicarse de lleno a la creación del museo.
“La gente se quedaba con ganas de ver piezas de The Beatles”, aseguró. Por este motivo, sentía la necesidad de exponer parte de su colección para que diversas personas la pudieran disfrutar.
Otro de los motivos que lo llevaron a la fundación era poder trabajar con niños de colegios para que conocieran la música y la historia de la legendaria banda. “Quiero que todos sean fanáticos”, puntualizó.
Rodolfo fue tras su sueño y así, finalmente, logró fundar su museo en homenaje a los cuatro de Liverpool; espacio que actualmente cuenta con 2.000 piezas de las 11.000 que coleccionó a lo largo de su vida.
El museo invita a recorrer cronológicamente la historia de The Beatles en un espacio cálido y perfectamente ambientado para todo tipo de público; así, cada uno podrá adentrarse hasta en los más íntimos detalles de la banda.
Si bien existe el The Beatles Story, que posee piezas invaluables y emblemáticas, el museo de Vázquez no tiene nada que envidiarle al ubicado en Liverpool.
El museo de Buenos Aires tiene piezas atractivas, como muñecos, discos, vinilos, magazines, platos de porcelana, trajes y un espacio ambientado de John Lennon y Yoko Ono, que es imperdible. Y, sin dudas, la pieza que tiene un valor sentimental para Rodolfo es la foto con Ringo Starr, enmarcada y expuesta en una de las paredes.
Emocionado, como si contara la historia por primera vez, relata el encuentro con uno de sus ídolos. “Ringo me abrazó, me dio un beso y me dijo muchas gracias”. Lo curioso y definitivamente lo mejor que le puede pasar a un fanático es que no sea uno el que pide el encuentro, sino la “estrella”. “Eso le da un aura especial, que no todos la tienen”, puntualizó.
En esa línea, aseguró que permanentemente sale algo nuevo y que es imposible comprar todo lo que existe en el mercado; por ende, tiene que hacer una selección. Asimismo, indicó que, “cuando empecé a coleccionar, me endeudaba. Ahora ya no”.
Uno puede pensar que como fanático tiene todas las piezas que quiere. Sin embargo, no todo es tan fácil de conseguir. Veinte años después, aún no logra encontrar el plato de porcelana del disco “Yellow Submarine”; el último que le falta para completar esa colección.
“Ringo me abrazó, me dio un beso y me dijo muchas gracias”
En la Argentina hay mucho material que es valorado en otras partes del mundo, por ejemplo, el disco recopilación “Los Beatles”, que tiene los títulos de todas las canciones en español.
“La labor de un coleccionista no es tan simple: tiene relación con ser historiador”, señaló. Por esto mismo, insiste con la idea de que coleccionar es algo más que juntar cosas, y uno de sus objetivos es presentar un proyecto en educación que sea una materia alternativa, ya que “enseña al menor a ser ordenado, prolijo, a cuidar los objetos, a guardarlos, a investigar y a comunicarse con otras personas que comparten los mismos intereses”.
La idea de investigar también está relacionada con verificar que las cosas que están circulando no sean falsas. Mencionó, por ejemplo, que venden las guitarras de George Harrison, pero él –después de una larga experiencia en el mercado– sabe que la colección completa la tiene el hijo. Por eso, resaltó la importancia de comprar en casas de subastas donde te venden alguna pieza con un certificado de autenticidad. Sin embargo, este último punto, lo tomó con pinzas.
Rodolfo no tiene una valuación de todas las piezas que posee. De hecho, esa no es una preocupación, ya que no tiene en mente vender el museo. Esto va más allá de un negocio; es una pasión por la banda y por ser coleccionista.