Cómo impacta el aislamiento en nuestra salud mental

Desde que comenzó el aislamiento social, preventivo y obligatorio hasta hoy, cuatro meses después del decreto, fueron muchas las sensaciones que pasaron por el cuerpo y la mente de cada persona.

 

Miedo al contagio, angustia, depresión, insomnio, irritabilidad, ataques de pánico, fobias, hasta casos de abuso, fueron algunos disparadores que aumentaron o aparecieron en este último tiempo.

 

Así lo afirmo la Dra. Claudia Lucia Borensztejn, Médica psicoanalista (MN 51691) y Presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina, tras acceder a una entrevista para esta nueva edición de la revista Consejo Digital.

 

- ¿De qué manera el aislamiento está repercutiendo en la salud mental?

- Evidentemente está repercutiendo altamente en la salud mental de todas las personas; no hay quien no se vea afectado. Para los que antes de la cuarentena tenían problemas, éstos se incrementaron e incluso se agregaron nuevos, y los que no tenían problemas evidentes, los han tenido en este período. Muchas personas comenzaron a padecer angustia, ataques de pánico y miedo al contagio. Luego, aparecieron patologías, como depresión, irritabilidad e intolerancia.

 

Si bien mucha gente comprendió que el aislamiento es algo preventivo, de un momento a otro coartó la vida normal (los proyectos, el trabajo, la vida social y su esparcimiento físico, etc.).

 

Esta situación se dio de manera abrupta, lo que generó un verdadero trauma que se está convirtiendo en un trauma acumulativo. Esto se ve reflejado en las personas que cada vez están más cansadas de la cuarentena y algunas tienen dificultades para continuarla.

 

- Teniendo en cuenta estas patologías que menciona, ¿cuáles fueron las consultas más frecuentes en este último tiempo de acuerdo con cada rango etario?

- Todas las consultas tienen la angustia como denominador común; un 80 por ciento de las personas dice “estoy angustiado”. Sin embargo, hay otro porcentaje que indica “estoy deprimido”. Luego, están las variables que tienen relación con la vida personal de cada uno: el insomnio, la irritabilidad, la intolerancia, el aumento de la violencia en los vínculos y casos de abusos.

 

Principalmente en los niños se presentaron síntomas de fobias, angustias, miedos, pérdida del apetito y problemas para dormir. En relación con los adolescentes, hay consultas por depresión y muchos de ellos con intento de suicidio. Hay que destacar que en esta última variable aumentaron tanto los intentos como los casos de suicidio y, al respecto, tenemos todas las líneas de auxilio a disposición.

 

Por otra parte, hubo una alta incidencia de preocupación en torno a la salud de las personas mayores, ya que la mayoría viven solos y su soledad aumentó. Al principio, el estar en contacto de forma virtual sirvió para compensar la soledad, pero, en este último tiempo, disminuyó enormemente la salud mental y la física. En este último caso, la disminución del ejercicio y de la movilidad los está haciendo decaer enormemente. Además, muchas personas mueren en sus casas porque tienen miedo de consultar; la depresión y la desvitalización es un problema muy grande de las personas mayores.

 

Con este grupo etario, principalmente, vamos a tener un problema muy grave postpandemia porque, aunque no hayan sufrido el virus, habrán sufrido el debilitamiento físico y mental que implica la ausencia de vínculos, de contacto y de abrazos con los seres queridos.

 

- ¿Las patologías fueron mutando a lo largo de la cuarentena con la aparición de otros factores de preocupación (económico, social, etc.)?

- Efectivamente, las patologías fueron mutando a lo largo de la cuarentena. En principio, lo que disminuyó fue el temor al virus. Si bien el miedo aún existe, las personas tienen más preocupación por su situación económica.

 

La salud mental de las personas depende de la posibilidad de realizar sus vidas y de trabajar y, en este sentido, muchos perdieron sus negocios, sus empresas, sus pequeños emprendimientos. Esto afectará enormemente a la salud, como se vio en otras crisis económicas donde hubo, por ejemplo, suicidios masivos.

 

En concreto, hay que tener mucho cuidado con lo que va a pasar si la pandemia deja un problema económico y social muy grave.

 

- ¿Hubo más consultas desde que comenzó la pandemia?

- Hubo más consultas por varios motivos. En primer lugar porque, en un principio, tanto las prepagas como los servicios de salud de psicología en los hospitales, se vieron disminuidos en la cantidad de prestaciones y volcaron toda su atención en la urgencia. En segundo lugar porque se incrementaron los síntomas en las personas.

 

Desde la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) abrimos una línea de consulta gratuita a partir del momento en que comenzó la pandemia. La atención de esta nueva línea se realiza, gran parte, en forma virtual o telefónica, y ya se logró dar mucha contención a personas que se contactaron con profesionales que están dispuestos a escucharlos, a ayudarlos y a darles contención y esperanza en este momento que estamos atravesando.

 

En tiempos normales, APA recibe unos 200 pacientes por año y en estos últimos cuatro meses hubo más de 1300 consultas de personas de distintas provincias y clases sociales, y muchas de ellas nunca habían consultado con un psicólogo.

 

Esta gran diferencia nos demuestra la necesidad de las personas de ser atendidas psicológicamente en este nuevo contexto.

 

- Cuando empiece una "nueva normalidad", ¿cómo será la reacción de la gente?

- Muchos especialistas insisten en que en la nueva normalidad van a predominar las medidas de distanciamiento, de uso de barbijos y de cuidado de higiene, porque vamos a convivir un tiempo largo con el virus. Ante esta situación, hay muchas personas que seguramente adoptarán estas medidas y muchas otras que no lo harán.

 

Pienso que, ante esta nueva normalidad, muchas personas no se van a poder resistir a verse con amigos, a abrazar a los seres queridos, y eso es absolutamente imposible de evitar.

 

Tenemos nuestro espejo futuro que son los países de Europa, donde hay gente que, en la medida en que sienten que el peligro está pasando o que es menor, empieza a ir a la playa, tiene deseos intensos de vivir la vida y de respirar en libertad.

 

Asimismo, creo que esta nueva normalidad va a tener otras características a nivel social y educativo. Por ejemplo, las clases serán algunas presenciales y otras, virtuales; los trabajos serán en parte presenciales y en parte se hará home office.

 

Considero que la gente reaccionará a la nueva normalidad con su deseo de vivir en la medida en que pueda, y aquello que no se pueda hacer se hará en función de lo que las normas indiquen. Si bien cada uno puede llevar adelante un plan de cuidado personal, esta decisión de nueva normalidad es más bien social, política e institucional, ya que logrará transformar la vida que tenemos en otro tipo de vida.