El rol de la mujer en las Ciencias Económicas

Existe abundante evidencia de que, cuando las mujeres se empoderan financieramente, tienen mayor tendencia a invertir en educación, alimentación y salud para sus familias, lo cual resulta fundamental para romper el ciclo de la pobreza, reducir desigualdades sociales e impulsar el crecimiento económico. Y este es el principal motivo por el cual hoy en día resulta fundamental impulsar el rol de ellas en diferentes ámbitos para promover el progreso de la sociedad en general.

 

Según informes del Banco Interamericano de Desarrollo, se estima que un cuarto del crecimiento económico experimentado en los últimos 20 años en América Latina se debe a la incorporación de la mujer en el mercado laboral, cuya representación ya es el 51,7 % de la población económicamente activa en dicha región, es decir, más de la mitad del talento del que se dispone.


Sin embargo, las mujeres argentinas ganan un 27 % menos que los hombres, con  una participación económica que es 20 % menor que la de los varones, sumado esto a que el 48 % de las mujeres no tiene una cuenta bancaria. Además, en el momento de comprar productos de higiene, se pagan precios un 7 % superior en la versión femenina.


Estos datos débiles tanto en términos cuantitativos como cualitativos nos llevan a plantear y a reflexionar sobre cuál es el rol que tiene la mujer en la sociedad, qué tan relevante es su papel,  cuál es su contribución en la economía y cómo podemos revertir esta situación para empoderar a la mujer y mejorar las comunidades.

 

Las mujeres argentinas ganan un 27% menos que los hombres.

 

En la sociedad actual, luego de los cambios en el mercado laboral -especialmente debido a la revolución industrial y a las grandes guerras del siglo XX- se logró una mayor inmersión de las mujeres.

 

Y es por ello que el movimiento femenino cobra cada vez más protagonismo dentro de las organizaciones, tanto a nivel nacional como mundial. Según un estudio de la consultora PwC, los números reflejan esta tendencia: el 87 % de las empresas tiene al menos una mujer en la Alta Dirección -un aumento del 12 % en el último año-, tal como lo indica la última investigación de Mujeres Directivas realizada por Grant Thornton International. A esto se suma que ellas ocupan el 29 % de los cargos de liderazgo senior a nivel mundial.


En la misma línea, se destaca que en el ámbito local el crecimiento empieza a ser continuo respecto de la participación femenina en la industria financiera. Así, en los niveles de jefes y supervisores pasó de ser 28 % a 35 %; en las gerencias creció del 27 % al 30 % y en los estratos más altos también hubo aumento: las directoras pasaron del 15 % al 16 % y las generales, del 5 al 7 %, de acuerdo con PwC.


Pero aún queda mucho por avanzar: una mayor igualdad de género se correlaciona positivamente con un mayor PBI per cápita; la participación de las mujeres en la fuerza de trabajo y los ingresos genera mayor crecimiento económico y tiene un efecto multiplicador en la sociedad como un todo; la igualdad de acceso de las mujeres a la tierra y otros insumos agrícolas aumenta la productividad agrícola entre un 20 % a un 30 %, reduciendo así el número de personas con hambre; las empresas con tres o más mujeres en sus juntas directivas, o en la Alta Dirección, superan su rendimiento en un 53 % en comparación con aquellas en las cuales no está ninguna mujer.

 

Ante este panorama, es imperativo profundizar en la comprensión de las barreras que limitan la participación de las mujeres en los mercados laborales y de negocios, y diseñar políticas que reduzcan esas brechas. Según el Foro Económico Mundial, cerrar la brecha de género tomaría 100 años, pero existen oportunidades en el mundo que pueden acelerar su disminución a través del empoderamiento financiero y de un rol más activo de las mujeres en los negocios.

 

La participación de las mujeres en la fuerza de trabajo y los ingresos genera mayor crecimiento económico

 

¿Es posible encontrar en la Argentina este tipo de oportunidades? En el país hay muchas empresas lideradas por mujeres, lo cual nos demuestra que el cambio es posible; no obstante ello, en la industria financiera no existen tantos casos. Un ejemplo de éxito es Mujer Financiera, una startup que fundé en 2018 y dirijo desde entonces. Tiene por objetivo justamente colaborar con la inclusión financiera de las mujeres a través de la tecnología y la educación. La idea es brindar soluciones que les permitan administrar sus finanzas de forma eficiente para su bienestar y el de sus familias.

 

En tan sólo 2 años desarrollamos una comunidad de más de 65 mil mujeres de diferentes países de habla hispana que se han interesado en estos temas y además capacitamos a más de 20.000 mujeres en temas de presupuesto, ahorro, inversión y emprendedurismo.

 

Durante el 2020 Mujer Financiera desarrolló una aplicación de finanzas llamada “Felicity”, que se convirtió en la primera red social de finanzas para mujeres que les permite a las mujeres acceder a educación y servicios financieros. Además desarrolló un modelo de impacto social donde por cada suscripción paga de la App la empresa dona una suscripción a una mujer de bajos recursos para que pueda acceder a educación y servicios financieros. Felicity obtuvo diferentes premios nacionales e internacionales demostrando que una mujer puede crear desde cero un negocio, generar empleo y colaborar con el empoderamiento económico de las mujeres de toda la región.

 

El rol de la mujer en la sociedad y la reducción de su brecha de género es una cuestión de justicia económica y de derechos humanos. Es necesaria una participación de todos los sectores de la sociedad para contribuir al cierre de la brecha y al empoderamiento económico de las mujeres, de modo de lograr un crecimiento económico sostenible e inclusivo que genere prosperidad para todos y todas.