Mercado laboral: el rol actual de la mujer y acciones para promover la equidad

En los últimos años escuchamos o participamos en charlas y conversaciones sobre género: igualdad de género, diversidad de género, perspectiva de género, sesgos de género y tantas otras cosas más. Las brechas de género en el mercado laboral también son un tema que nos preocupa y nos ocupa. Contamos con datos concretos de la situación actual que nos demuestran que esto no es una sensación, sino algo real.

 

Si bien las mujeres representan la mitad de la población, su tasa de empleo sigue siendo más baja que la de los varones. Por ejemplo, y a modo de descripción de la situación actual, me gustaría compartir algunos datos y gráficos elocuentes, publicados por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPPEC).1

 

Situación actual en la Argentina

Existen grandes brechas de género en el mercado laboral, tanto en el acceso como en la posterior trayectoria de las mujeres: el 57,4 % de aquellas en edad activa participa del mercado de trabajo en comparación con el 79,5 % de los varones (se evidencia una brecha del 22 %). Las mujeres registran una mayor tasa de empleo en el sector informal (36,1 %), de subocupación (12,4 %) y de desempleo (8,8 %) respecto de los varones (ellos registran 31,8 %, 9,0 % y 6,3 %, respectivamente).

 

A su vez, se distingue la llamada “feminización de sectores económicos”. Las normas sociales atribuyen distintos roles a los géneros, lo que repercute sobre las oportunidades disponibles para las mujeres al perpetuar estereotipos y sostener la división sexual del trabajo. Es así como, de las mujeres que trabajan, el 70 % lo hace en alguno de los siguientes sectores: servicio doméstico, educación, servicios sociales y comercio. Asimismo, los sectores más feminizados de la economía tienen en promedio salarios más bajos.

 

Salario promedio en pesos del cuarto trimestre de 2018, distribución de mujeres y tasa de feminización por sector económico. Total aglomerados urbanos (4° trimestre 2018).

 

Fuente: CIPPEC en base a Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del INDEC.

 

Feminización de sectores económicos y distribución por sector por género.
Total aglomerados urbanos. 2008-2018.

 

También las mujeres enfrentan mayores dificultades para alcanzar puestos de liderazgo: sólo el 3,7 % alcanza puestos de dirección, comparado con el 5,8 % de los varones.

 

Otros datos interesantes indican que, cuando las mujeres trabajan, suelen hacerlo en su mayoría a tiempo parcial, situación que también podría ser producto de los obstáculos para la conciliación entre la vida laboral y la vida familiar.


Respecto del nivel educativo, las personas con más años de educación muestran tasas de participación más altas. Dado un mayor aumento en la participación laboral femenina, entre quienes alcanzan un mayor nivel educativo la brecha de participación por género es menor.


En este sentido, y no obstante contar con mayores niveles educativos en promedio, las mujeres siguen subrepresentadas en puestos de jefatura y dirección, ya que  ocupan solo entre el 31 % y el 34 % de los cargos de dirección (según la Encuesta de Indicadores Laborales del Gobierno Nacional, realizada en 2017).

 

Como dato final, la brecha salarial de ingresos en la Argentina se sitúa entre el 22 % y el 35 %, según el puesto y el área de que se trate.

 

Acciones para promover la equidad

Entonces, ¿cuál sería el camino para construir una sociedad más igualitaria en el ámbito laboral? Si bien aún falta bastante, el tema ya está siendo abordado por muchas organizaciones de todo tipo y tamaño, que ya han implementado acciones concretas. Entre otras: implementación de políticas de compensaciones igualitarias; revisión de composición de rangos y escalas salariales, revisión de políticas de contrataciones e incorporación de personal; autoevaluaciones y análisis de brechas y sesgos inconscientes; licencias por paternidad; incorporación de temas de equidad de género en el código de ética y como parte de los valores declamados; realización de charlas, capacitaciones y generación de espacios de contención; acciones de publicidad y marketing que visibilizan sesgos de feminización o masculinización de tareas.

 

Resulta muy importante tomar nota de todo esto, distinguir y emular las buenas prácticas, promoviendo que también desde los cargos más jerárquicos se concientice y se realicen acciones que lo demuestren. Por caso, es posible replicarse también con muchos de los grupos minoritarios que pueden convivir en una compañía, del tamaño que sea.

 

¿Qué podemos hacer cada uno de nosotros, desde nuestro lugar, para cambiar la situación y mejorarla? Me encanta el concepto de “influir en nuestro metro cuadrado”, es decir que todos nosotros podemos hacer algo desde el lugar donde estamos. Entonces es cuestión de empezar (o continuar). Y aquí van algunas sugerencias:

  • • Tomemos conciencia y no naturalicemos. Aún somos mayoría laboral quienes crecimos con juegos “de mujeres” y “de varones”, con el color rosa para ellas y el celeste para ellos. Sepamos que esto es una construcción social, que -por suerte y cada vez más- se está deconstruyendo.
  • • Informémonos y difundamos. Leamos, conversemos sobre el tema, capacitémonos. Y, si podemos, compartamos las lecturas, generemos las conversaciones y promovamos la capacitación para otros.
  • • Pongamos el tema en agenda que podamos generar desde donde nos toca actuar.
  • • Hagamos en lo cotidiano. Somos testigos de muchos cambios. Surgen nuevas incumbencias profesionales. Se está dando espacio en las organizaciones para visibilizar todos estos temas y ser creativos en las acciones de mejora. Entonces, si seleccionamos personal, seamos conscientes; distingamos y analicemos brechas, y evitémoslas. Si asesoramos, enfoquemos también en estos temas; interactuemos, participemos en grupos, en redes de trabajo.

 

¡Seamos protagonistas de los cambios que queremos que ocurran! En nosotros está la posibilidad de crear cultura de equidad e igualdad de oportunidades en el lugar donde nos toque desempeñarnos.

 

Por último, incluyamos a todos. Esto no es solo un tema de mujeres, ni de este país, ni de un área o industria en particular. ¡Es un tema de la sociedad mundial! La equidad y la diversidad incrementan la rentabilidad, a la vez que potencian y facilitan los liderazgos que las empresas necesitan para crecer hoy en día.

 

Entonces, abordar la equidad de género en el mercado de trabajo es un requisito impostergable para garantizar la autonomía económica de las mujeres y avanzar hacia el crecimiento y el desarrollo económico inclusivo y sostenible de todos los países. Este es el desafío que nos toca afrontar hoy. Ser parte de esto es una decisión que ojalá todos podamos tomar.

 


1. Díaz Langou, G.; Caro Sachetti, F.; Karczmarczyk, M.; Bentivegna, B.; y Capobianco. S. (mayo de 2019), Empleo, crecimiento y equidad. Impacto económico de tres políticas que reducen las brechas de género, Buenos Aires: CIPPEC.