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PublicadoPublicado:
06/03/2008 |
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Ciclismo |
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Otamendi: Crónicas de
una polvareda |
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Uno
de los intrépidos participantes nos cuenta como fue la interesante travesía hasta la
reserva natural del lugar.
El sábado 16 de febrero, un pequeño grupo de ciclistas (adelantemos: 4 jinetes del
Apocalipsis
) decidimos ir a conocer un destino interesante: la Reserva Natural
Otamendi y alrededores, y así hacer punta para próximas salidas. Entusiastas como
siempre, cargamos las bicis en 2 autos, prestando especial atención a una adecuada
provisión de vituallas, porque descubrimos que para una adecuada performance de pedaleo,
no deben faltar barritas de cereal, bananas, agua congelada
.pero tampoco brownies o
tortas, sándwiches, mate y frutas. |
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Al llegar
a la estación de tren Otamendi, descubrimos que si alguno tenía alma de escritor,
podría haberse quedado alli inventando una historia, pues da la impresión de estar en el
Far West, pero eso si: con música de cumbia a todo trapo para matizar, y por suerte, un
cuidador muy macanudo que espera a los visitantes para cuidar su auto, mientras cuenta
historias del lugar, y pasa a ser un referente y guía muy necesario. Así pues, empezó
nuestro raid ciclista, cruzamos las vías, era el mediodía y el calor agobiante.
Empezamos a transitar los caminos, y al comenzar a andar, sentimos que habíamos
equivocado el camino: íbamos hacia el Paraná o estabamos entrando en Villa Gesell? Un
camino original de tierra pero cubierto de arena, pozos, en algunos lugares eran pequeñas
dunitas, en mas de un tramo empantanados, hacía avanzar con dificultad. Pasamos por la
Reserva Natural Otamendi, pero estaba cerrada ese finde, lástima!. Nuestro camino hacia
el Paraná, se hizo muy lento
Pero hay que resaltar que la vegetación es hermosa,
tupida, variada, verde, se nota diferente, el contexto del paisaje da fuerzas para
continuar
Llegamos finalmente a un paraje de pescadores, el río Parana de las Palmas
para disfrute visual, y subimos a la balsa. Retomamos el camino desde la otra orilla, y
continuamos por los caminos arenosos, a veces intransitables, sufriendo no solo por
nosotros sino por nuestras bicis
por la mitad del trayecto hubo que separarse: dos
quedaron bajo una sombra hasta que una compañera se repusiera del efecto sol-calor-arenal
y dos continuamos hacia la proxima balsa, para averiguar si el camping estaba mucho mas
lejos. Al llegar a la otra balsa (que cruzaba nada mas que 30 mts de rio), nos enteramos
que todavía había unos km mas para seguir, y entonces
desistimos
.no sin
antes, la que suscribe, zambullirse como podía desde una balsa al río, para refrescarse
un poco y emprender una retirada mas fresca, sin desconocer que la polvareda se iba a
pegar inexorablemente a su cuerpo mojado, unos minutos después...Entonces, volvimos, nos
juntamos con nuestros dos compañeros de ruta, y terminamos obviamente COMIENDO en la
estación Otamendi, los manjares que habíamos traído
lo que sigue son fotos,
chistes, cervezas y ganas de seguir intentando otros destinos, porque de eso se trata:
compartir deporte, pequeñas aventuras, naturaleza, chistes, mates y sin
querer
formar amistad. |
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