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Señor presidente del
Consejo, señores consejeros, señor presidente de la Federación Argentina de Consejos
Profesionales de Ciencias Económicas, amigos de otros Consejos de la Argentina, colegas,
invitados.
En este especial momento, cuando se transfiere la posta a quienes van a continuar con la
conducción del Consejo, se tiene la sensación de estarle robando unos minutos al futuro.
Pero bien sabemos todos que sin pasado ni presente no hay futuro, porque éste se
construye continuamente, día tras día.
En consideración a quienes asumen hoy sus nuevas funciones, seré breve tratando de
sintetizar algunas conclusiones.
Al asumir en julio de 2004, decíamos:
La Argentina está procurando superar la crisis más profunda, compleja e integral
de la que se tenga buena memoria. No es necesario relatar sus componentes, pues ya han
sido repetidamente expuestos; basta con recorrer las calles de las ciudades para verificar
la dramática decadencia y pauperización de vastos sectores de su población. Durante
años se validaron guarismos de crecimiento económico mientras en las entrañas de la
sociedad se gestaba este enorme fenómeno de desprotección, marginamiento y
conflictividad social que hoy padecemos.
Pareciera estar claro que tan trascendente como el crecimiento económico es el
bienestar de los pueblos.
Mucho se ha avanzado en la reversión de aquella situación pero aún estamos lejos de
haberla superado. Para ello sólo hace falta una rápida observación de nuestra realidad
actual.
Al cabo de tres años de gestión es más fácil definir el Consejo en todas sus
dimensiones. Es una institución compleja, con un cometido legal y un conjunto muy amplio
de servicios con eje en la formación y la actualización y jerarquización profesional.
Todo lo que hacemos apunta en esa dirección en definitiva, aunque adicione numerosas
prestaciones en lo asistencial, lo cultural y lo deportivo.
Nuestra realidad determina que el diálogo de todos los sectores interesados en la
educación es básico para su éxito en la formación y en la capacitación permanente.
Ese diálogo fecundo compromete al Estado, a las instituciones de enseñanza, a las
organizaciones profesionales y a las empresas y otras organizaciones de la sociedad civil.
Con conciencia de ello hemos dado un primer paso al fortalecer el vínculo con la Facultad
de Ciencias Económicas de la UBA. Incluso desde ella ha surgido una nueva expresión
política que se ha manifestado en las últimas elecciones, representándola en el propio
Consejo. Les damos la bienvenida.
Pocos días atrás, el viernes 29 de junio, tras 3 años de constantes y difíciles
negociaciones, hemos concretado una de las aspiraciones centrales que nos habíamos
propuesto en julio de 2004: la suscripción de un Convenio con la FACPCE que nos permite
concretar el regreso de nuestro Consejo al seno de la Federación con el carácter de
socio pleno. Este es un punto de partida para una labor unificada de los más de 100 mil
profesionales en Ciencias Económicas que ejercen en el país. Nosotros asumimos este
compromiso con verdadera vocación de servicio.
Instituciones como la nuestra se construyen a lo largo de muchos años, con múltiples
partícipes, pero pueden deteriorarse muy rápidamente si se actúa en ellas con
desaprensión o con irresponsabilidad. De allí que sea tan importante la búsqueda de
consensos, que es en definitiva lo que caracteriza a los genuinos dirigentes, los que en
definitiva hacen avanzar las instituciones.
Yo debo agradecer a muchas personas. Lo sintetizo en primer lugar en los señores
Consejeros; sigo con mis amigos de la Mesa Directiva, con los cuales hemos tenido largas
tenidas, de las verdes y de las maduras, como corresponde a todo cuerpo colegiado; y
realmente a la matrícula, que siempre nos acompañó. Y por último a la gente del
Consejo, que, en la pasión que yo tuve, siempre brindó su mayor esfuerzo, siempre llegó
con propuestas y por lo tanto constituye recursos humanos, que es uno de los principales
activos de esta Institución.
Les deseamos el mayor de los éxitos a quienes hoy asumen y les decimos que cuenten con
nuestra amistad, nuestra plena solidaridad y nuestra incondicional colaboración. Muchas
gracias. |
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