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Publicaciones - Consejo

Consejo Nº 1 - Marzo 2008

En la Argentina, la tasa de desocupación más elevada se produce entre los más jóvenes
¿Ser jóven es bueno para conseguir trabajo?

En la Argentina, la tasa de desocupación más elevada se produce entre los más jóvenes y se sitúa todavía por encima del 20%.
Luego de unos días de vacaciones en El Calafate junto a su familia, la primera actividad oficial del año de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner tuvo que ver con los jóvenes y el mercado laboral. Se trató de un acto donde se lanzó un programa de capacitación de jóvenes con el objetivo de que tengan mejores herramientas a la hora de conseguir un empleo. Fue el 10 de enero de este año.

El dato es contundente: los más desempleados en la Argentina –por utilizar una expresión– son los jóvenes.

“¿Pero cómo puede ser si nosotros estamos buscando trabajadores y no conseguimos?”, se escucha decir asiduamente a empresarios de distintos sectores. Y es cierto. Ello se ve en la industria, en el campo y otros rubros, donde no se encuentra gente calificada para ocupar puestos de trabajo. Pero todavía se trata de situaciones particulares. La foto general muestra otra realidad: del total de las empresas que realizaron búsquedas de personal en el último trimestre de 2007, el 13,6% no logra cubrir alguno de los puestos requeridos, según informa el INDEC.

Los más chicos
La reducción del desempleo en los últimos cinco años determinó que la cantidad de desocupados en la totalidad de los aglomerados urbanos se redujera de 3,4 millones a 1,2 millones de personas. Se prevé que en 2008 esa cantidad siga cayendo. Sin embargo, el mercado de trabajo exhibe cierta heterogeneidad y las principales características de los desocupados darían lugar a una disminución en el ritmo de la reducción del desempleo.


Actualmente se registran diferencias significativas dentro de los distintos grupos de edad, educación y calificación, que generan mayores desafíos para continuar mejorando los indicadores laborales con la misma intensidad que en el pasado reciente.


Durante 14 años el desempleo se mantuvo en dos dígitos y llegó a superar el 20%.

En la actualidad, sólo el grupo de los jóvenes alcanza estas cifras. En la Argentina, uno de cada tres jóvenes busca trabajo y no lo consigue, según datos de la consultora SEL, que dirige Ernesto Kritz.


Las personas de entre 18 y 24 años exhiben una Tasa de Desocupación cercana al 24%, significativamente superior a la de los segmentos de mayor edad y experiencia laboral, como quienes están comprendidos entre 35 y 49 años (6%), o incluso respecto a las personas mayores de 60 años (5,1%), que hoy muestran un desempleo cercano a la mitad del que presentaban en la década pasada.


Dentro del grupo de los jóvenes, la mayor dificultad la tienen los más chicos, aquellos entre 18 y 19 años. Pero, a su vez, son los más pobres y de menor nivel educativo quienes están aún un escalón debajo del resto.

Uno de los problemas que enfrenta este segmento de la población en la Argentina es que se mueve dentro de un mercado precario. Por ejemplo, cerca del 80% de los jóvenes ha tenido experiencia laboral y sólo un 20% busca empleo por primera vez. ¿Qué quiere decir esto? Que hay una masa importante de gente rotando en trabajos de pobre calidad. Es necesario revisar entonces la creencia de que a los jóvenes les cuesta conseguir el primer trabajo.

Según el Ministerio de Trabajo, en la Argentina hay 600.000 chicos en situación de vulnerabilidad. El 60% de ellos no estudia, no trabaja y tampoco busca trabajo. El restante 40% trabaja y apenas dedica tiempo al estudio.

Plan oficial
Con el fin de achicar las diferencias entre grupos de edad y calificación, el Gobierno anunció la implementación de políticas públicas orientadas a la mayor incorporación de jóvenes al mercado, en parte, a través de programas de empleo. En el primer acto oficial de 2008, Fernández de Kirchner y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, presentaron los lineamientos de un plan integral de formación y empleo para los más jóvenes. Básicamente consiste en una combinación de tutorías permanentes, becas de estudio y asesoramiento personalizado para los jóvenes que quieran acercarse. Se movilizarán los municipios del país, ONGs y escuelas técnicas.


El especialista Guillermo Cruces, un economista del CEDLAS, observa que la tasa baja de participación de los jóvenes (15-24 años) en el mercado laboral en la Argentina puede deberse a una mayor participación en la escuela secundaria y terciaria.


Esto se corroboraría teniendo en cuenta, según datos oficiales, que en los últimos dos años creció un 11% el número de chicos que cursan carreras técnicas, industriales o agropecuarias en las escuelas públicas del país.

Escenario laboral
Por la Dra. María Cristina de Nápoli
Servicio de Empleo y Orientación Laboral del CPCECABA.

Durante el año 2007, las búsquedas laborales que recibimos en el servicio de empleo del Consejo se incrementaron en un 10%. Hemos logrado cubrir con éxito posiciones gerenciales de mandos medios y de profesionales recién recibidos. A diferencia de lo que sucedía desde el año 2001, la gran mayoría de los profesionales que se postulan en los avisos publicados lo hacen en busca de una mejora laboral, generalmente vinculada a la posibilidad de crecimiento profesional y económico. En estos tiempos, la selección es tanto de la empresa como de la persona, es decir, la empresa selecciona al profesional que mejor se adecua a sus necesidades y el profesional “elige” el puesto de trabajo y la empresa donde quiere trabajar.

Existe una mayor rotación. Las cifras publicadas por el Ministerio de Trabajo señalan que entre 2003 y 2007 se duplicó la cantidad de trabajadores que dejan su empleo por decisión propia. Aparece una creciente demanda por parte de los profesionales de aquellos empleos que les permitan conciliar mejor el trabajo, la vida familiar y el tiempo libre.


Además, subieron las pretensiones salariales. Varios factores, como el proceso inflacionario, el auge del consumo y la expansión económica, contribuyen a alimentar un deseo cada vez más fuerte de mejorar ingresos y progresar económicamente. En los jóvenes profesionales, asoma con fuerza la idea de independizarse, especialmente asociada a mejorar la calidad de vida, lo que convoca a las empresas a diferenciarse a través de beneficios que tomen en cuenta esta necesidad.

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