La información y las tecnologías que
manejan se han convertido en uno de los principales activos con los que cuentan las
instituciones y una de las principales herramientas de que disponen para generar ventajas
competitivas. Es por esto que, en la actualidad, los proyectos que permiten su
incorporación tienen una relevancia estratégica en la vida de las organizaciones.
Estos proyectos, que son los que permiten que
finalmente existan las soluciones tecnológicas en las organizaciones, fracasan en forma
recurrente y son múltiples los estudios que demuestran esta realidad. En un intento por
cuantificar esto, se puede analizar los datos que publica periódicamente la consultora
especializada en el análisis de proyectos de TI, Standish Group. En uno de sus informes
se muestra que el 31 % de los proyectos se canceló antes de finalizar y tan sólo el 16%
terminó con el costo y el tiempo acordados. Los proyectos iniciados y concluidos con
éxito son el 20% y aquellos con problemas, el 80%.
El impacto que tienen en las instituciones estos
fracasos es nocivo, ya que el daño se encuentra íntimamente relacionado con el grado de
relevancia que han tomado las tecnologías de la información en el desempeño de las
instituciones. Es por ello que, para comprender el riesgo al que se expone al negocio, es
necesario destacar los siguientes aspectos en relación con estos proyectos: a) está en
juego la posibilidad de implementar soluciones que aporten directamente a la estrategia;
b) son proyectos que muchas veces impactan en las operaciones, donde puede jugarse la
supervivencia de la organización; c) estos proyectos implican importantes erogaciones
económicas (con impacto en la cartera de inversiones); y d) la implantación de estas
soluciones afecta la forma en que se toman las decisiones, se ejerce el control y se
establecen las relaciones de poder.El foco en la administración de los proyectos
La administración de un proyecto consiste en realizar
una serie de actividades con el objetivo de guiarlo. Permite, por lo tanto, accionar sobre
el curso que tomará el proyecto para no caer en los fracasos mencionados.
Para administrar existen métodos, herramientas y
técnicas que han alcanzado relevancia en la disciplina. Existe en particular una
institución a nivel internacional Project Management Institute que publica el
PMBOK con una extensa descripción de los procesos y herramientas que se consideran
recomendables1, e inclusive ofrece una certificación para los profesionales que rindan un
examen y demuestren así un adecuado nivel de conocimientos.
Centrar los mayores esfuerzos de la administración de
un proyecto en los aspectos metodológicos y/o instrumentales es un error muy común, en
el que caen muchos administradores. De esa forma suelen descuidar el abordaje de los temas
asociados a las relaciones humanas, que son a mi criterio los factores críticos para el
éxito y por lo tanto deben estar en el centro de su atención.
El administrador de un proyecto de tecnologías de la
información debe tener los conocimientos y las capacidades necesarios para manejar
métodos y herramientas, así como estar al corriente sobre el área de incumbencia del
proyecto (que en este caso son las tecnologías de la información: software, hardware,
telecomunicaciones, base de datos, etc.), pero todos estos conocimientos pasan a un plano
secundario en la medida en que no pueda enfocarlos desde un conocimiento cabal sobre la
organización y las relaciones sociales existentes.
Aumentando las
probabilidades de éxito
Los proyectos sólo podrán avanzar hacia el objetivo
fijado si se logra administrar adecuadamente las voluntades de las múltiples personas que
participan del proyecto, como ser directivos de distintas áreas, equipo técnico de
trabajo, usuarios del sistema, proveedores, patrocinadores, empleados de áreas
relacionadas, directores de otros proyectos, etc.
Cada uno de estos actores tiene sus propios intereses,
capacidades, necesidades, motivaciones, espacios y redes de poder, miedos, resistencias,
etc.
Se debe avanzar en forma coordinada con esta diversidad
de actores hacia un destino común. Es debido a ello que de nada sirve la supuesta
eficiencia de los métodos usados si quien administra el proyecto no posee la capacidad de
gestionar adecuadamente las comunicaciones.
En un proyecto todo lo que ocurre es consecuencia de
una comunicación previa. Las comunicaciones son el sistema nervioso del
proyecto, y sin ellas nada avanza en la dirección adecuada. Mediante la comunicación se
hacen peticiones, promesas, afirmaciones, declaraciones, etc., con el objetivo de que se
realicen determinadas acciones en el futuro. Entenderlas y manejarlas adecuadamente es sin
lugar a dudas decisivo para quien administre un proyecto. En particular debe comprender:
Que
la comunicación abarca mucho más que las conversaciones directas (sonoras o escritas)
entre dos o más personas, por lo que deben considerarse otros mensajes que se transmiten
por diversos medios y formatos, como un documento que describe un plan, una distribución
de cargos y funciones, los chistes o ironías en un pasillo, etc.
Quien escucha un mensaje no sólo recibe su contenido explícito, sino también la
influencia del contexto, que estará dado por la cultura organizacional (o grupal) en la
que las personas estén inmersas, así como por una serie de elementos vinculados a las
personas que participan de la comunicación, como los compromisos personales adquiridos,
las posibilidades futuras, la red de ayuda que poseen, juicios y evaluaciones propias y de
terceros, sus emociones, etc. Este contexto influye tanto en quien emite como en el que
recibe y les abre o cierra posibilidades.
Un aspecto particularmente relevante para terminar
exitosamente un proyecto es el manejo que se hace de las expectativas de sus objetivos, y
este manejo es claramente de comunicación.
El secreto del éxito
Cuando un proyecto concluye, su éxito puede medirse de
acuerdo con 6 aspectos:
1. cumplimiento del costo;
2.
cumplimiento del plazo;
3. una percepción general;
4. la percepción del producto resultante contra las especificaciones
iniciales;
5. la percepción de los resultados contra otros proyectos de la
organización;
6. la percepción de los resultados comparados con los problemas encontrados
durante el proyecto.
Seguramente el resultado será una evaluación que
comprenderá a varios de estos aspectos combinados, y, salvo el costo y el plazo, el resto
son todas medidas subjetivas, que estarán fuertemente relacionadas con las expectativas
que se generaron las personas que deberán evaluar el proyecto. Estas expectativas
dependerán más de la comunicación establecida desde el inicio que de su resultado.
Un último aspecto que quiero destacar, entre las
principales causas de los fracasos en este tipo de proyectos, es la baja participación de
los hombres del negocio. Esto en alguna medida puede motivarlo que muchos no
entiendan el lenguaje técnico que maneja gran parte de los integrantes del equipo de
trabajo; tal vez se sientan incómodos y piensen que sus aportes pueden ser pocos o nulos
para contribuir a un desenlace exitoso. El hecho es que terminan delegando todo en los
especialistas informáticos (con visión netamente tecnológica). Éste es un gravísimo
error, ya que su participación es fundamental, pues son los que mejor podrán orientar el
proyecto hacia las expectativas generadas.
Es importante que los ejecutivos entiendan que el
éxito en estos proyectos depende en gran medida de temas y capacidades que les son afines
y no de los que pueden desconocer. Por otro lado, como ya se detalló, el fracaso de estos
proyectos los impactará en forma directa.
Espero que estas líneas sirvan para motivar una
administración de proyectos más atenta a los factores sociales y una participación más
activa de los ejecutivos. Sin lugar a dudas estaremos haciendo un gran aporte al
desarrollo de las organizaciones. |