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Consejo Nº 4 - Septiembre 2008

Finanzas Personales
Ahora es más sencillo invertir en oro

Actualmente comprar oro no sólo es sencillo, sino que, además, puede hacérselo de tal modo que no hay que afrontar grandes brechas entre compra y venta, y se puede contar con la misma liquidez que brindan las acciones de cualquier empresa líder. Aunque más volátiles últimamente, los Fondos Cotizantes (o ETFs, según sus siglas en inglés) también permiten comprar petróleo o muchas otras commodities con la misma facilidad.
Para el ahorrista medio, el menú de activos financieros en la Argentina nunca fue muy generoso en cuanto a su variedad. En épocas de crisis, el refugio fue mayoritariamente el dólar norteamericano, y en épocas en que la economía se encauzaba se volvía a los bancos para constituir plazos fijos en la moneda local.

Para colmo de males, no faltan épocas en que la situación se asemeja a una encerrona. En los últimos años, antes de que se complicaran las finanzas mundiales, el dólar no iba ni para atrás ni para adelante (todo lo contrario, perdía posiciones en el mundo y aquí era estabilizado por el Banco Central) y las tasas de interés que pagaban los bancos eran muy magras.


En países más desarrollados, además de recibir ingresos promedio más elevados, los ahorristas tienen mayores oportunidades de escapar de este tipo de encerronas o al menos arriesgar en búsqueda de rentabilidad sobre bases más sólidas.


No es el caso de un inversor argentino. Puede que en alguna oportunidad un inversor minorista reciba de algún operador o inversor más avezado la recomendación de comprar oro. “Me llegaron ya varios informes desde Wall Street que le auguran un buen recorrido al metal en los próximos años”, es común escuchar a veces mencionar esto a los expertos financieros locales. Pero, a partir de allí, el gran interrogante: ¿Cómo comprar oro?¿Acuñado en monedas? ¿Oro de joyería? ¿Lingotes? También puede hacerse, pero, en ese caso, hay que pensar bien cómo o dónde almacenarlo; el instrumento no posee adecuada liquidez –por lo que el inversor debe lidiar con altas brechas entre precios de compra y venta–, y posteriormente no es fácil conseguir un comprador cuando se desea vender el oro físico. Conclusión: tal vez el inversor lo descarte y persista con los activos tradicionales.


Pero actualmente las finanzas modernas le están haciendo las cosas cada vez más fáciles al inversor minorista. Quien quiera diversificar sus tenencias, y por algún motivo se vea atraído por las perspectivas áureo metal –que tradicionalmente pareciera desempeñarse muy bien como refugio en épocas de alta incertidumbre–, cuenta con un instrumento mucho más cómodo y, lo que es mejor, muy líquido. Se trata de los Exchange Traded Funds, ETFs –en una traducción literal serían “fondos comercializables o fondos cotizables”–, que permiten acceder no sólo al oro como inversión, sino a un sinnúmero de mercados antes prohibitivos para el inversor minorista.


En esta nota nos concentraremos en el oro por una cuestión de simplicidad, pero desde ya dejamos planteado al lector que puede comprar ETFs no sólo del metal amarillo, sino de índices bursátiles, ciertas monedas extranjeras poco tradicionales y hasta las commodities más volátiles, como petróleo y granos, así como commodities industriales. Hay más de 250 variedades de ETFs.

Los ETFs tienen algún parentesco con los fondos comunes de inversión (FCI). En los hechos, los ETFs son certificados que representan una cuotaparte de una “canasta” de activos, y cada una de estas canastas tiene una composición específica con el objetivo de seguir el comportamiento de un determinado índice, mercado o industria. Pero la gran diferencia con los FCI es el hecho de que los ETFs tienen una operatoria intradiaria, del mismo modo que cuando uno negocia acciones de empresas como Alpargatas, Banco Francés o Tenaris, sólo por nombrar algunas familiares para el inversor local.

Otra de sus virtudes es su mayor transparencia: los ETFs están compuestos por activos de gran liquidez, cuyos precios son ampliamente conocidos en el mercado y son fáciles de seguir por Internet. Por ello, la cotización del ETF refleja con gran precisión los precios de los activos que lo componen.


Si bien los ETFs tienen costos asociados de gestión y mantenimiento, éstos son menores que los de los FCI. El precio que se paga por adquirir una participación en un fondo ETF depende de la valoración que haga cada gestora. Además, hay que tener en cuenta una serie de gastos asociados. Por ejemplo, todos estos fondos aplican una comisión de gestión que oscila entre el 0,15 y el 0,5%. Es, por tanto, más baja que la que cobran los fondos tradicionales, que, de media, rondan el 1,2%. Como se trata de un producto que cotiza en bolsa, el inversor particular también tendrá que hacer frente a la comisión de corretaje que le imponga el intermediario que le venderá su participación en el fondo, así como ocurre con la compra y venta de acciones o títulos públicos.


La operación para un residente local es similar a la compra de cualquier activo en el exterior. Se debe abrir una cuenta en algunas de las sociedades de bolsa locales más habituadas a este tipo de operatoria y depositar dólares en la cuenta que esta sociedad de bolsa tiene en el exterior; para ello es necesario hacer un giro, realizar un arbitraje o una operación de cambio, todo lo cual puede hacerse a través de la propia sociedad de bolsa.


Si bien no existen mínimos para invertir, lo más aconsejable es aplicar un monto de al menos 2.000 dólares. Cuanto más se pueda invertir mejor, porque, si se tiene en cuenta una comisión mínima de 100 dólares –50 de entrada y 50 de salida–, el que invierte 2.000 dólares tiene que exigirle un rendimiento mínimo del 5% para quedar neutro, y será del 2% para el que invierte 5.000 dólares. Por otra parte, los ETFs no requieren tiempo mínimo de permanencia, y no hay penalización alguna por salidas anticipadas.


De ese modo, quien quiere invertir en oro bajo esta forma mucho más simple que las tradicionales, de hecho, estará comprando un activo financiero que replica con bastante precisión la evolución de la onza troy en el mercado de Londres. De nuevo: funciona como si fueran acciones, pero su precio evoluciona ni más ni menos como el valor del lingote (por razones técnicas puede variar mínimamente, en más o en menos, pero la diferencia es microscópica).


Así, existen ETFs para todos los gustos. Sin embargo, el inversor más tradicional tiene que tener cuidado a la hora de comprar estos instrumentos para no verse envuelto en inversiones más agresivas de las que en principio está dispuesto a llevar a cabo. El del oro, que tiene menor volatilidad que la de otras commodities, es una buena forma de empezar para familiarizarse con este tipo de operatorias.


El hecho de que liquide en el exterior, y en dólares, implica que el inversor no sólo se está cubriendo contra una potencial depreciación del peso, sino que además está escudándose contra las turbulencias financieras con las que de tanto en tanto nos asusta el sistema financiero local, como el recordado “corralito”, o, yendo más atrás, el plan Bonex. Y ello incluso puede hacerse con la custodia de la Caja de Valores argentina, lo que contribuye a darle seguridad al inversor, quien no sólo puede unificar toda su tenencia de activos, locales e internacionales, sino también asegurarse de que el custodio no está a muchos kilómetros de distancia en caso de necesitar hacer algún reclamo. Son cuestiones que alguien puede tildar de meramente psicológicas, pero que hacen a la tranquilidad del ahorrista.


En definitiva, no necesito comprar un lingote, una moneda o una barra de oro; adquiero un activo financiero que replica con rigor y exactitud la evolución de la onza troy, con todas las ventajas de la liquidez, el menor costo de transacción involucrado en la operatoria y la comodidad de evitarme el almacenamiento o custodia física del bien.

Beneficios de los ETFS
Por Marcos Wentzel, de Puente Hnos.

Respecto de la amplia variedad de ETFs que se opera a través de Puente Hnos., pueden mencionarse las siguientes ventajas:


Transparencia
Los ETFs están compuestos por activos de gran liquidez, cuyos precios son ampliamente conocidos en el mercado. Por ello, la cotización del ETF refleja con gran precisión los precios de los activos que lo componen. Adicionalmente, este instrumento se encuentra sujeto a regulaciones y auditorías similares a las de los activos que lo componen.


Seguridad
Al igual que con las acciones locales, los ETFs adquiridos permanecerán en custodia de la Caja de Valores en una cuenta a nombre del titular y serán reflejados en su resumen de cuenta.


Bajo Costo
Con una única operación se puede acceder a una amplia variedad de activos. A modo de ejemplo, si el inversor deseara replicar el S&P 500 (uno de los índices más populares de la bolsa de Nueva York), debería comprar 500 tipos de acciones distintas y abonar 500 comisiones. Al adquirir el ETF SPY, que es un espejo del S&P 500, obtendría la misma rentabilidad y riesgo que comprando todas las acciones por separado, pero pagaría la comisión por una única operación.


Liquidez
El mercado de los ETFs tiene gran liquidez, lo cual permite encontrar siempre una contraparte para cerrar las operaciones de compra o venta.


Menor riesgo
Al diversificar la inversión entre varios activos distintos, permite reducir los riesgos. Todo se hace con una única operación de compra.


Simplicidad
Se compra y se vende con la misma sencillez que una acción del mercado local. La inversión inicial es relativamente baja (USD 5.000) y no hay obligación de permanencia.

Sitios de Internet donde consultar sobre Fondos Cotizantes o ETFs
www.puentenet.com, cliqueando la opción “individuos” y luego la opción “ETF”.


www.invertironline.com/cuerpo.asp, en la sección EE.UU. cliquear “Fondos cotizantes”.

www.rava.com.ar, en el cuerpo principal, al centro, hay un ícono ETF que permite ver las cotizaciones de los principales productos.

www.mrtrader.com.ar/?cat=9

http://finance.yahoo.com/etf

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