A 3600
metros sobre el nivel del mar y a 70 kilómetros de la frontera con Bolivia se encuentra
Abra Pampa, una meseta árida y ventosa en el corazón de la Puna jujeña.
En ese inhóspito paisaje de tierra ingrata y silencios eternos viven las Warmi Sayajsunqo
(mujeres perseverantes, en quechua). Estas mujeres, lideradas por Rosario Quispe, impulsan
un modelo socioeconómico singular.
Abrazada a la identidad colla, crearon un exitoso método de microcréditos que les
permitió subsistir en un medio ambiente estéril. Pero no sólo eso: se enfrentaron al
atropello cultural, moral y económico que venían sufriendo las comunidades aborígenes
en esa región de nuestro país.
Las Warmi de Quispe, quien estuvo nominada para el Premio Nobel y hasta disertó en la
Universidad de Harvard, nacieron en 1995 como un grupo de tejedoras. Hoy disponen de un
pool de empresas: cyber, estación de servicio, restaurante, chinchillero, curtiembre,
barraca y un sistema bancario excepcional.
Además, llevan adelante una incansable lucha a favor de su gente. El sueño que las guía
es lograr vivir dignamente en la Puna, como recordaban que vivían sus abuelos, quedarse
en su tierra, junto a sus hijos, viviendo de acuerdo con su cultura ancestral, pero con
acceso a los derechos de los que todo ciudadano hoy debe gozar: a la vida, a la salud, a
ser diferentes, a la justicia, a la paz.
Rosario Quispe será parte de la Conferencia El rol de las organizaciones sin fines
de lucro frente a las nuevas realidades, que se llevará a cabo en el IX Congreso
Internacional de Administración, entre el 9 y el 11 de septiembre próximo, en nuestro
Consejo.
A continuación, un resumen de lo que dejó la charla que mantuvo la revista Consejo con
la líder social:
Consejo: ¿Qué
cambió en su vida desde Que empezó a participar de la Warmi?
Rosario Quispe: Cuando creamos la Warmi, en realidad eso es lo que
queríamos hacer; era un cambio para muchos, no un cambio para mí. No buscaba un cambio
personal. Cambiaron las cosas para muchos de nosotros. Yo también cambié al tener que
ocuparme de muchas más cosas: necesité dedicarme más, capacitarme...
¿Qué es lo más importante que
aprendió en estos años de trabajo en la Puna?
Toda mi vida trabajé en la Puna. Lo más importante que hicimos, nuestro capital más
grande, es que estamos nuevamente organizados; recuperamos nuestros valores, nuestra
cultura, nuestros territorios. Antes estábamos muy sueltos, no teníamos fuentes de
trabajo. Siento que ahora recuperamos dignidad, solidaridad, valores que se estaban
perdiendo.
¿De dónde saca fuerzas?
Lo que me da fuerza es Dios y la Pachamama. Nos da impotencia ver tanta desigualdad e
injusticia, ver que la riqueza está tan mal repartida. En la Puna tenemos oro y se llevan
nuestras riquezas; nadie protege nuestros recursos naturales; no tenemos salud.
¿Alguna vez tuvo contacto con algún
partido político o la tentaron para ser parte de alguna lista o candidata?
Siempre me han ofrecido ser candidata, pero nunca he querido serlo porque muchas veces los
que entran lo hacen por un sueldo y, cuando no es así, les cuesta mucho hacer las cosas.
Desde mi lugar puedo trabajar sin limitaciones; no tengo techo, nadie me manda, puedo
mantener mi coherencia. Aquí soy libre, no tengo jefes, e intento ser un ejemplo, al
menos para mis hijos y nietos. Después la gente dirá qué piensa de nosotros.
¿Qué es la Warmi?
La Warmi es una gran familia. Logramos formarla en conjunto; compartimos todo, decidimos
juntos lo que tenemos que hacer. Siendo una organización de base, sabemos de nuestras
necesidades y cómo satisfacerlas. Nadie decide por nosotros, sino nosotros mismos. Es una
organización que en un corto plazo puede trabajar en el desarrollo de verdad, con hechos,
con proyectos realizables; controlamos los proyectos, los fondos y, despacio, vamos
transfiriendo el poder de decisiones importantes a los líderes de las comunidades.
¿Cómo ha sido la evolución de
Rosario Quispe como líder social?
Primero trabajé en política, luego en la prelatura de Humahuaca como promotora de
proyectos sociales; luego, cuando comencé a estar a cargo de un proyecto de promoción de
la mujer en la Puna, me nació la idea de crear una organización como la que hoy tenemos.
Al finalizar el proyecto, un tiempito después, creamos la Warmi. A medida que
avanzábamos era cada vez más grande el cariño y la confianza de la gente. Eso me
obligó a pensar en otras cosas, a capacitarme, a buscar otros caminos, conocer otras
organizaciones, otros países, diferentes personas. Aprendí lo bueno y lo malo de otras
organizaciones y evitamos cometer errores. Nunca manejé plata de la asociación y con eso
evité muchos problemas.
¿Por qué la filosofía Warmi se
identifica tanto con la Puna?
Porque es una organización de base de la Puna, creada y administrada por mujeres y
hombres de la Puna.
Usted, como una reconocida dirigente
colla, se manifestó en contra de la minería a cielo abierto y a favor de procedimientos
para el cuidado del medio ambiente. ¿cuál fue el resultado de estas acciones?
Es una lucha que va a durar todavía por muchos años; no podemos decir que se ha
terminado. Hemos trabajado mucho en capacitación y concientización sobre estos
problemas. Uno de los principales resultados es que los jóvenes sigan peleando por sus
territorios y sus recursos naturales. Las comunidades han tomado mucha más conciencia
sobre la necesidad de evitar la contaminación; algunas ya no han permitido entrar a las
empresas mineras. Creo que éste ha sido un gran logro de nuestra asociación.
Usted dijo que quería hacer una
Universidad Popular de la Puna. ¿Cómo va ese proyecto?
Estamos trabajando en eso; esperamos tener buenas noticias en un tiempo corto.
¿Cómo se hace para mantener las
costumbres? ¿Cuál es el mejor camino para adaptarse al mundo sin resignar las
tradiciones?
Nada. Nunca las perdimos, vivimos con eso todos los días. Como mantenemos nuestras
tradiciones y vivimos con eso todos los días, no hacemos nada especial. Para mí, desde
chica, la Pachamama es importante; también los carnavales, todos los santos y, lo más
importante: la palabra. La palabra era muy importante, el respeto a los mayores, a la
tierra. No podés vivir de otra manera en la Puna.
¿Cómo es la gente de la Puna?
La gente de la Puna es sencilla, amable, trabajadora; es capaz de construir con muy poco.
Nuestros valores se basan en la solidaridad, el respeto, la transparencia, que tenemos que
tener siempre, la honestidad, el buen manejo de las cosas de otros.
¿Cuáles son los principales trabajos
Que se desarrollan en la Warmi?
Tenemos un sistema de microcréditos, que es un proyecto hecho para la Puna. El sistema es
que uno le presta $5000 o $10.000 a la gente, que va devolviendo en dos años los
créditos chicos y en 3 años los más grandes. Es un sistema basado en la confianza, en
la palabra. Las personas arreglan entre ellos y dicen cuándo van a devolver, y devuelven.
Puede haber mora, y de hecho la hay cuando alguien se enferma o se muere; pero pide 2 ó 3
meses y empieza a pagar. Tampoco las personas ofrecen garantías a cambio de préstamos.
Continuamos con nuestro proyecto de salud, porque las mujeres siguen muriendo de cáncer
en la Puna, y los problemas que provoca la contaminación siguen estando. Trabajamos en
áreas de producción, en la asistencia a diferentes tipos de necesidades de nuestra
gente. Tenemos un proyecto de turismo comunitario. que financia el BID, a través del que
esperamos abrir fuentes de trabajo y desarrollo para la Puna, nuevas oportuni
oportunidades para nuestros jóvenes, los que hoy se están capacitando. Estamos
orgullosos de nuestras empresas sociales aborígenes; por ejemplo: la empresita de sal de
Cerro Negro, que ya vende sal en distintas provincias, como Tucumán y Santa Fe; los
criaderos de trucha de Cusi Cusi y Alfarcito; los cultivos de papas; los artesanos de las
joyas en oro; las chinchillas; la estación de servicio. Estamos muy orgullosos de todo y
tenemos muchos proyectos más en los que estamos trabajando.
¿Qué opina acerca del éxodo de
gente hacia las grandes ciudades?
Es una pena que se vayan los jóvenes a vivir en la miseria teniendo tantos recursos en la
Puna para vivir mejor. Es triste ver que dejan sus cosas, sus familias, sus costumbres. Es
una pena verlos cuando vienen de tan lejos solamente para enterrar a sus padres que
quedaron solos en la Puna. Además, muchos se apartan de nuestras tradiciones.
Premios y
Reconocimientos
1997: Fundación Cumbre Mundial de la Mujer: Reconocimiento
internacional y acceso a financiamiento. Premio a la creatividad de la Mujer en el medio
rural.
1998:
Reconocimiento al protagonismo social de la mujer Dirección de la Mujer y la juventud.
1999: COAS:
Mención de Honor: Mujer del Año. Apoyo de AVINA. Asociación de Residentes de la Quiaca:
Distinción por su constante lucha a favor de los derechos de las mujeres de la Puna.
Municipalidad de Abra Pampa: Premio Juanita de Mendivil. Reconocimiento a los trabajos
realizados por las mujeres de la Puna. ISALUD: Reconocimiento a las tareas realizadas en
Salud y Educación Institucional. Reconocimiento Alicia Moreau de Justo: Diploma de
Reconocimiento y Medalla por su trayectoria.
2000: UPCN:
Derechos de la Mujer.
2001:
Derechos de la Mujer: Trabajo Comunitario.
2002: Premio
DUBAI UN. Mejores Prácticas.
2003: Rotary
Club: Premio Libertador. Reconocimiento del Senado de la Nación.
2004:
Reconocimiento de la Universidad de Harvard por el trabajo social y Modelo financiero.
2005:
Nominación para el Premio Nobel de la Paz. Premio otorgado por TGN Transportadora del Gas
Natural S.A. a la labor social y responsable.
2007:
Ministerio de Salud de la Nación: Premios destacados de la salud. INADI: Buenas
prácticas contra la discriminación.CAME: Confederación Argentina de la Mediana Empresa:
Reconocimiento Día Internacional de la Mujer. PAN: Programa de Acción de la Lucha contra
la Desertificación. |