Reactivación y precios relativos
Recientemente el Ministerio de Economía dio a conocer las cifras sobre la evolución del PBI correspondientes al primer semestre del año en curso.
Si bien existen otros indicadores -producción industrial y provisión de servicios públicos, por ejemplo- que permiten seguir más de cerca la evolución de la actividad económica, la más amplia cobertura de los datos sobre PBI permite obtener algunas conclusiones relevantes.
En primer lugar, cabe señalar que el PBI durante el primer semestre de 1996, comparando con igual lapso del año anterior, experimentó una contracción de 0,2 %, como consecuencia de una caída de 3,2 % en el primer trimestre y una expansión de 2,6 % durante el segundo trimestre.
En el semestre, los sectores productores de bienes presentaron en conjunto una retracción de 1,7 %, en tanto que los sectores de servicios mostraron un crecimiento de 1,4 %.
De este modo, continúa el desigual comportamiento sectorial, ya que durante el período 1991/95, mientras los sectores productores de bienes crecieron a una tasa promedio anual de 3,9 %, los productores de servicios lo hicieron al 5,7 %.
Las razones de este dispar comportamiento deben buscarse, segura- mente, en la estructura de precios relativos, que durante el programa de convertibilidad, ha sido claramente favorable a los servicios.
En lo que respecta a la inversión, a lo largo del primer semestre del corriente año se observó una contracción de 4,7 %, siempre con relación a igual período de 1995.
En verdad, dicha reducción es la resultante de una caída de la inversión de 15,7 % en el primer trimestre y un incremento de 7,4 % durante el segundo trimestre.
A lo largo del semestre se apreciaron comportamientos muy dispares en los rubros componentes de la inversión, ya que mientras la construcción cayó casi 13 %, maquinaria y equipo de origen nacional prácticamente no experimentó variación -aunque hay un notable incremento en tractores (123 %)- y maquinaria y equipo de origen importado creció más de 7 %.
Analizando ahora las cifras de producción industrial, se puede verificar que la expansión productiva continuó durante el tercer trimestre del año -aproximadamente 10 % en comparación con igual período de 1995-, pero en setiembre el indicador de FIEL mostró una caída de 3,7 % con relación al mes anterior.
El interrogante que se plantea es si estamos en presencia de un punto de inflexión en el proceso de recuperación económica iniciado en el segundo trimestre del año en curso o bien, como parece probable, la demora en la sanción del paquete fiscal permitió anticipar en agosto decisiones de inversión y de exportaciones que serían afectadas por medidas en él contenidas, lo cual debilitó los guarismos de setiembre.
De todos modos, las medidas fiscales contienen elementos que afectan la demanda agregada del sistema económico -incrementos impositivos de combustibles, aumento arancelario sobre los bienes de capital, reducción de reembolsos a las exportaciones, etc.-, de manera que habrá que evaluar muy detenidamente las cifras de producción y ventas del último trimestre del año, para obtener conclusiones más definitivas sobre la fortaleza del proceso de reactivación.
Financiamiento del sector público
Los requerimientos del pago de la deuda externa del sector público argentino -amortización más intereses- sumados a las necesidades de financiamiento que impone el déficit fiscal actualmente existente, han convertido al Estado Nacional en un activo colocador de títulos de deuda, tanto en el mercado interno como en el internacional.
En los primeros diez meses del corriente año se colocaron títulos en el mercado internacional por aproximadamente u$s 7.400 millones, de los cuales alrededor del 70 % fueron denominados en marcos alemanes y dólares estadounidenses.
Además, el gobierno también recurrió al mercado local, donde obtuvo financiamiento de corto plazo a través de sucesivas licitaciones de Letras de Tesorería.
En términos generales, la Argentina no ha tenido dificultades para obtener todo el financiamiento requerido en 1996, tanto por la abundancia de fondos en los mercados de capitales como por la disposición del F.M.I.
para suscribir un nuevo acuerdo frente al incumplimiento de las metas fiscales del programa original.
Tal panorama de los mercados de capitales resulta particularmente importante que se mantenga en 1997, cuando nuestro país debe obtener financiamiento adicional por una cifra no inferior a u$s 15.000 millones.
La razón principal que explica una cifra tan abultada es que en el próximo año se verifica un importante incremento en la amortización de la deuda pública.
Frente a esta situación -que por cierto implica un crecimiento permanente de la deuda externa- resulta esencial encontrar los mecanismos para asegurar un superávit importante de la balanza comercial, mediante una trayectoria fuertemente expansiva de las exportaciones.
En caso contrario, la economía argentina continuará dependiendo en una medida preocupante de los flujos financieros y, por lo tanto, de los riesgos de volatilidad que hoy caracterizan a los mercados de capitales.