La Argentina y el contexto Internacional

Cuestionario

1. ¿Qué perspectivas ofrece el mercado internacional para las exportaciones argentinas hasta fines de 1997?

2. Más específicamente, ¿cómo considera que evolucionará la demanda del mercado regional (MERCOSUR-Chile)?

3. ¿Cree que continuará siendo fluida para la Argentina la obtención de fondos financieros en el exterior? ¿Puede cambiar la política de tasas de interés en los Estados Unidos después de las elecciones en este país?


Dr. Miguel Angel Broda

1 y 2. Sin lugar a dudas uno de los factores que más contribuyó para que Argentina sorteara la crisis desatada por el Tequila, sin necesidad de abandonar los lineamientos básicos de política económica en aplicación desde 1991, fue el excelente escenario internacional.
Los países desarrollados creciendo sin presiones inflacionarias y, por consiguiente, bajas tasas de interés y abundante liquidez internacional; precios de las commodities en alza y “boom” de consumo en el Brasil, son algunos de los factores que caracterizaron dicho escenario internacional; escenario por demás propicio para que se produjera una notable expansión de las exportaciones argentinas (las mismas crecieron u$s 5.124 millones, un 32 %).

Fue precisamente dicha notable expansión la que permitió que el producto bruto interno (el nivel agregado de actividad económica) se redujera menos (-4,4 %) de lo que se redujeron los componentes del gasto agregado doméstico, esto es el consumo (-6,1 %) y la inversión (-15,9 %).

¿Podemos esperar que continúe verificándose un escenario tan favorable para nuestras exportaciones?

En primer lugar, los precios de los productos de exportación seguirán de nuestra parte, aunque no debemos esperar alzas tan impresionantes como las del año pasado.
En segundo lugar, no prevemos ningún proceso de desestabilización regional que comprometa la viabilidad de los programas de estabilización en curso en cada una de ellas.
En el caso particular del Brasil, crecería el año que viene 4,3 % (aunque nosotros pensamos que crecerá algo menos) versus un 2,7 % de 1996, mantendría en niveles semejantes su déficit de cuenta corriente (u$s 16 mil millones, levemente por encima del 2 % del PBI) y reduciría su déficit fiscal (de 3,3 % del PBI en este año a 2,5 % en 1997).
Respecto de este último punto, resulta muy importante el anuncio del paquete fiscal el viernes 11 de octubre pasado, el que tendría un impacto de aproximadamente 1 % del PBI.
Junto con ello resultan muy favorables los anuncios oficiales de que con el producido de las privatizaciones futuras se rescatará deuda pública brasileña (en lugar de emplearse, como en el caso argentino, en financiar gastos públicos corrientes).

Por lo tanto, es de esperar que las exportaciones continúen en alza.
En tal sentido, para 1997 proyectamos un crecimiento de las exportaciones similar al esperado para 1996 (+ 7 %) y un aumento de las importaciones levemente por debajo del crecimiento esperado para este año (+ 11 %), con lo que el déficit comercial estimado rondaría los u$s 1000 millones y el intercambio comercial se acercaría a los u$s 50.000 millones.

3. Creemos que el récord de la Reserva Federal de los Estados Unidos (banco central norteamericano) en materia de lucha anti-inflacionaria es aún hoy lo suficientemente alto como para sostener la economía estadounidense creciendo sin excesivas presiones inflacionarias.
Si bien los méritos de tal performance los comparte con la notable expansión de productividad que muestra dicha economía, resulta innegable que las políticas de sintonía fina por ella implementadas han sido más exitosas de lo que el mercado descontaba inicialmente, y consecuentemente no debe esperarse que cambien drásticamente una vez superadas las elecciones generales.
Tal “mix” de credibilidad y performance macroeconómica permite que seamos optimistas en cuanto al escenario de tasas de interés internacionales, ya que un éxito similar ostentan las políticas de sintonía fina del Banco Central de Alemania y del Japón.
En este contexto, estimamos que el bono del Tesoro de EE.UU.
a 30 años rendiría en promedio durante 1997 un 7,1 %, fluctuando entre un 6, 8 % y un 7,5 % (hoy se ubica en 6,85 %).


Dr. Alieto Guadagni

1. El sector exportador argentino está llevando a cabo una transformación estructural, que le permitirá a la Argentina insertarse con mayor agresividad y permanencia en los mercados internacionales durante los próximos años.

En lo que va de esta década, las exportaciones argentinas crecieron alrededor de un 140 % -desempeño ya comparable nada menos que al de los famosos NIC’s del Sudeste Asiático-.
Simultáneamente a este espectacular aumento de las ventas externas se comienza a apreciar un proceso de diversificación del menú de productos exportables, una extensión de las empresas orientadas al mercado externo y una ampliación de los mercados de destino.
O sea que, los beneficios del actual “boom exportador argentino” se están repartiendo cada vez entre más actividades y se está comenzando a difundir en todo el mundo.

En 1997, las principales economías del mundo continuarán expandiéndose, como lo vienen haciendo desde hace ya algún tiempo, por lo que se espera que los flujos de intercambio y las oportunidades de negocios también sigan creciendo.

En este contexto de crecimiento del comercio mundial, el bloque de los diez principales mercados de exportación de la Argentina (entre los que se destacan Brasil, EE.
UU., Chile y algunos países de la Unión Europea), importará alrededor de 170.000 millones de dólares más que en 1996.
Por otro lado, se espera que otro grupo de mercados -no tradicionales para nuestras empresas pero que están comenzando a serlo lentamente- (como es el caso de China, el bloque del Asean, México, los ex Socialistas y los países del Pacto Andino), aumente sus importaciones un 22 % en sólo un año, lo que significará 195.000 millones de dólares más de compras en los mercados internacionales en 1997.

En síntesis, la parte más relevante del mercado mundial para nuestras exportaciones aumentará su demanda de importaciones, durante el próximo año, en aproximadamente 365.000 millones de dólares.
Y las posibilidades de seguir incrementando la inserción de los productos argentinos en el mundo son casi infinitas -no sólo en los mercados no tradicionales sino también en aquellos donde se concentra la mayor parte de nuestras exportaciones-, por lo que la Argentina se encuentra actualmente en inmejorables condiciones para aprovechar los beneficios del crecimiento del comercio mundial que se presentará en 1997 y en los años sucesivos.

2. Los principales países de Latinoamérica (Brasil, Chile, los del Grupo Andino y México) se mantendrán en la senda del crecimiento económico durante 1997 y, en conjunto, incrementarán sus importaciones en más de 40.000 millones de dólares en sólo un año.
Por lo tanto, la Argentina debe aprovechar de la mejor manera posible este aumento del intercambio, sobre la base de una mayor inserción en estos mercados.

El año próximo, Brasil, a partir de la consolidación de las reformas económicas impulsadas por el Plan Real, alcanzará probablemente los 60.000 millones de dólares de importación (cuando en 1990 éstas sólo llegaban a 20.000 millones).
La Argentina es hoy el país que se encuentra en mejores condiciones para aprovechar este “boom de importaciones”, ya que es el principal socio regional y posee la exclusividad del libre acceso al vasto mercado brasileño.

Pero, paradójicamente, aun cuando las exportaciones argentinas al Brasil aumentaron más de 4 veces desde la creación del Mercosur, la inserción de nuestros productos en este mercado es aún baja -aunque creciente-, con una participación promedio en las importaciones totales de ese país que se ubicará en torno al 12 % en 1996 (los EE.UU. se llevan más de 22 % de las compras brasileñas enfrentando aranceles plenos).
Por ello, y dado que esta exclusividad de acceso preferencial al Brasil no debe ser tomada como permanente o para siempre -ya que se irá perdiendo con el correr de los años a medida que el Mercosur vaya estableciendo acuerdos de libre comercio con otros bloques o países-, resulta fundamental que las empresas locales -en una acción conjunta con el Estado- aumenten aún más su inserción en este mercado de aquí al año 2000, cuando se prevé que Brasil realizará importaciones por 85.000 millones de dólares.

En otras palabras, el problema estratégico más importante que enfrenta hoy la Argentina en su relación comercial con su principal socio del Mercosur, no es el de la llamada Brasildependencia (“Šla Argentina vende mucho en BrasilŠ”) sino, por el contrario, el de la todavía baja inserción en ese mercado (“Šla Argentina vende poco en BrasilŠ”).

Por otra parte, la asociación de Chile al Mercosur posibilitará que nuestros exportadores vean facilitado gradualmente su acceso a un mercado que, en 1997, alcanzará los 17.000 millones de dólares de importaciones y en el cual nuestro país debería fijarse como meta para el año que se inicia llegar a proveer el 15 % de las mismas.

Las negociaciones iniciadas por el Mercosur con los países del Grupo Andino y con México, junto a las estrategias de penetración privadas, deben posibilitar a las empresas argentinas vender en estos mercados mucho más que los escasos 500 millones de dólares actuales; y esto toma más trascendencia aún cuando se estima que el Grupo Andino comprará bienes en los mercados mundiales por 42.000 millones de dólares y México por alrededor de 90.000 millones a lo largo de 1997.

3. La economía norteamericana atraviesa por un período de crecimiento sostenido, con disminución del desempleo y el consiguiente aumento de los costos salariales, escenario que, en términos generales, se mantendrá en 1997.
Esta situación aumenta la probabilidad de que la Reserva Federal ajuste las tasas de interés de corto plazo con el fin de atenuar las presiones inflacionarias derivadas de la expansión económica, con el eventual perjuicio para economías como la Argentina, como consecuencia de la posible disminución del flujo de capitales financieros que podría llegar a producirse ante la política monetaria contractiva implementada en los EE.
UU.

Pero creo importante señalar dos cuestiones que relativizan el escenario precedente y que deberán ser tenidas en cuenta al momento de evaluar las perspectivas de los flujos de inversión en 1997.
En primer lugar, y después de muchos años intentándolo sin éxito, la economía norteamericana está creciendo con un déficit fiscal en permanente disminución.
De esta manera, la Reserva Federal no es la única institución capaz de instrumentar políticas anticíclicas; la gestión Clinton recuperó la política fiscal para cumplir un papel activo en este sentido.
Y con políticas fiscales consistentes, puede resultar menos necesario recurrir a modificaciones de la tasa de interés para evitar el recalentamiento de la economía (este seguirá siendo el escenario en 1997, independientemente de los resultados de las elecciones presidenciales de este año).
Y, en segundo lugar, debe tenerse en cuenta también que más del 40 % de los flujos de capitales con destino a América Latina ingresa hoy en forma de inversión directa, flujos que resultan más sensibles a la evolución de la tasa de interés de largo plazo, por lo que esta última se transforma en la variable clave a monitorear por nuestros países, y no sólo las variaciones del mercado financiero de corto plazo.

Finalmente, e independientemente de las dos cuestiones anteriores, es fundamental entender que, en la medida que la economía argentina profundice las reformas estructurales en marcha, consolide el mercado ampliado del Mercosur, perpetúe la estabilidad monetaria y establezca un horizonte fiscal previsible, se generarán oportunidades de inversión en forma permanente, con elevadas tasas de rentabilidad y riesgo razonable, y posibilitará el aumento del ahorro interno, que asegurarán un crecimiento económico sostenido y que suavizarán las eventuales restricciones financieras de corto plazo que pudieran sobrevenir en el futuro.


Dr. Roberto Lavagna

1. Las perspectivas para 1997 son las de exportaciones cercanas a los 24.000 millones de dólares e importaciones algo por encima de esta cifra.
Esto significa un ligero déficit del orden de 500 millones.
Las exportaciones crecerían a una tasa algo inferior al 10 % con participación importante de las exportaciones agrícolas cuyos precios son mundialmente altos, de petróleo donde hay una recuperación importante de precios por la inestabilidad en el Golfo y las manufacturas industriales de origen agropecuario que ya vienen creciendo mucho en 1996.
Seguirán en cambio siendo débiles las exportaciones de manufacturas industriales que ya en lo que va de 1996 están bajando (cerca de 6 %) respecto de 1995.
En materia de comercio de bienes industriales exclusivamente, hay un déficit comercial en un total de 8 sobre los 11 sectores analizados.
El superávit es amplio en cueros, creciente en alimentos y ligeramente positivo en siderurgia.
En todos los restantes (textiles, papel, caucho, químicos, no ferrosos, maquinarias, vidrios, cerámicos y resto de manufacturados), es negativo.

2. La demanda regional crecerá en función de un crecimiento del Producto Bruto de 6,5 % previsto para Chile y de 3,9 % para Brasil.
El mercado brasileño de 1997 será mejor que el de 1996 pero claramente menos expansivo que el “pico” comprador de 1995 en pleno auge del Plan Real.
Por otra parte Brasil está mostrándose más activo en materia de exportaciones y en el mismo día en que Argentina rebajaba la devolución de los impuestos a los exportadores, Brasil hacia exactamente lo contrario, desgravando del ICMS (especie de IVA provincial) al resto de sus exportaciones.
El efecto de esta desgravación es estimado en un 7 % lo cual, junto a la actualización del tipo de cambio a razón del 6 % anual, está permitiendo una mayor agresividad exportadora.
El crecimiento previsto para Chile es similar al de 1996.

3. El financiamiento externo continuará estando disponible.
La idea de un aumento inminente de las tasas de interés, esto es después de las elecciones norteamericanas, se ha ido corrigiendo y mas bien predomina la idea de una cierta estabilización en los niveles actuales, por lo menos durante seis meses.
Este panorama externo es importante porque Argentina deberá cubrir en 1997 unos 7.500 millones de dólares de déficit en cuenta corriente (exportaciones, importaciones y servicios reales y financieros) y amortizaciones del sector público de 8.700 millones y algo de amortizaciones privadas, todo lo cual hace una necesidad de financiamiento no menor a los 17.000 millones de dólares, esto es 6,8 % del PBI medido a precios de paridad internacional.
La inversión privada directa y las privatizaciones pueden aportar unos 4.100 millones, lo cual deja aún un remanente de 12.900 millones de dólares de flujos financieros brutos necesarios para equilibrar el balance de pagos.