La situación del Mercosur

La evolución de las tasas de interés

Cuestionario

1. ¿Considera Ud.que algunas decisiones unilaterales adoptadas por Brasil -subsidios a las inversiones, restricciones a las importaciones- vulneran acuerdos esenciales del MERCOSUR? En tal caso, ¿cuál debería ser la posición argentina en procura de superar tales problemas?

2. ¿Qué opinión le merece el Acuerdo MERCOSUR-Chile para la conformación de una zona de libre comercio y la eventualidad de incorporar otros países sudamericanos en similares condiciones?

3. A su juicio, ¿cuál debería ser la posición de la Argentina, como integrante del MERCOSUR, en las negociaciones referidas a la creación del Area de Libre Comercio para las Américas (ALCA)?


Emb. Ing. Guillermo Jorge Campbell

1. El MERCOSUR es un proceso de integración dinámico, gradual y por lo tanto en constante evolución.
La interacción de dicho proceso con la necesidad de los Estados Partes de velar por la buena marcha de sus respectivas economías nacionales se traduce a menudo en tensiones derivadas de la adopción de medidas correctivas, destinadas a atender situaciones internas de desequilibrio coyuntural, que influyen sobre los demás socios.

Dichas tensiones son propias de la profundización de la integración y van pari y pasu con los extraordinarios logros en materia comercial alcanzados en los últimos años.

La consideración de las distintas situaciones de este tipo que se han dado hasta el momento se canalizan en la Comisión de Comercio (CCM) y en el Grupo Mercado Común (GMC), órganos con capacidad decisoria del MERCOSUR, los que intervienen en el marco de competencias que les son atribuidas por el Protocolo de Ouro Preto.
En este orden de ideas cabe destacar la labor que desarrolla la CCM que, a la fecha, ha atendido más de 200 consultas relativas a problemas de acceso intrazona.

La estabilidad macroeconómica y la consolidación del MERCOSUR son los principales “activos” que tiene la región para aumentar el comercio y para estimular el ingreso de capitales extranjeros.
Los conflictos en el contexto regional, a partir del establecimiento de medidas unilaterales y discrecionales, deben evitarse pues ponen en riesgo las relaciones internas del bloque y debilitan su imagen frente al resto del mundo; pero, por otro lado, los países socios deben enfrentar en conjunto y con realismo los problemas nacionales que aquejan a cada uno de los Estados Partes para preservar el importante logro de la estabilidad regional.

Ante esta situación, resulta necesario tener una alta cuota de realismo para garantizar la continuidad y la profundización del proceso de integración.
Esto implica un cierto grado de flexibilidad en la definición y aplicación de las políticas comunitarias.
Flexibilidad que debe ser lograda a partir de medidas e instrumentos de política económica, que sirvan para resolver problemas de coyuntura -balanza de pagos, déficit fiscal, inflación, abastecimiento-.
Pero para que esta flexibilidad sea creíble y razonable, debe ser administrada, transitoria, excepcional y coordinada.

2. El Acuerdo MERCOSUR-Chile es el instrumento más relevante que ha firmado el MERCOSUR en el contexto de las relaciones externas y constituye un claro ejemplo de la madurez alcanzada por los Estados Partes en la búsqueda de una política comercial común frente a terceros países.
Dicho Acuerdo ha consolidado las corrientes exportadoras ya existentes entre las partes y abre nuevas oportunidades de expansión del comercio y de inversión.
Asimismo, posibilita nuevas modalidades de relacionamiento y de complementación, ya que se han incluido en el ámbito del Acuerdo nuevas áreas de integración, tales como los servicios y la integración física, entre otros.
La celebración de acuerdos de similar alcance con otros países de la ALADI implica avanzar gradualmente hacia el objetivo del Tratado de Montevideo (TM) 1980, que promovió la constitución del mercado común latinoamericano.
Esta red de acuerdos que el MERCOSUR pretende suscribir con sus socios de la región tiene la ventaja de ofrecer un marco jurídico uniforme, que coadyuvará sin duda a la futura conformación del ALCA.
En esta línea de razonamiento, el Acuerdo con Chile significa el primer reconocimiento internacional del MERCOSUR como bloque y formaliza el vínculo “natural” con el país trasandino.
Así, el MERCOSUR da un paso más hacia la búsqueda de mayor seriedad y certidumbre -por la calificación internacional del nuevo socio- y logra una salida al Pacífico de vital importancia para el desarrollo del comercio exterior en los próximos años.
En este contexto, el Acuerdo debe evaluarse en forma integral, ponderando no sólo los aspectos estrictamente comerciales, sino los avances en otros campos tales como la integración física, ya citada -que permitirá el fortalecimiento de la presencia de la producción argentina (y por lo tanto, de economías regionales) en los mercados de Asia-.
Desde un punto de vista estratégico, la asociación con Chile -y la concretada posteriormente con Bolivia-, representa avanzar un grado más en la “escuela del libre comercio continental” .
A través de estos emprendimientos -que en el futuro próximo acercará también a los países del Pacto Andino y México- los empresarios del MERCOSUR “ejercitan” gradualmente el juego de ganar un mayor acceso a los mercados regionales y el de competir cada vez más con firmas de otras nacionalidades.

3. A iniciativa de la Argentina, el MERCOSUR presentó una propuesta de formato para las negociaciones del ALCA en la reunión de viceministros de Comercio del hemisferio celebrada en Recife en febrero pasado.
La propuesta plantea un esquema de negociación gradual, estructurado en tres etapas.
La primera etapa (1998-1999) se limita a cuestiones de facilitación de negocios, en la segunda (2000-2002) se plantea la armonización de ciertas normas y disciplinas y la última (2003-2005) comprende la negociación sustantiva de acceso al mercado para bienes, servicios, compras gubernamentales e inversiones.
Esta gradualidad responde a la necesidad de asegurar los tiempos necesarios para permitir la profundización intra-MERCOSUR (que permita preservar la identidad de la agrupación como proceso de integración más profundo que coexistirá con el futuro acuerdo hemisférico) y la adaptación de los sectores productivos a los desafíos del ALCA.
Respondiendo a esta lógica, las cuestiones centrales de acceso a los mercados se relegan a la etapa final y la aplicación de los resultados de la etapa intermedia se supedita a la conclusión de la negociación global, única e indivisible (“single undertaking”) en el 2005.
Además, propone condicionar el inicio efectivo de negociaciones a la existencia previa de mandato negociador por parte de los países del hemisferio -en esencia, a la “vía rápida” (“fast track”)-.


Lic. Jorge Todesca

1. Las decisiones unilaterales adoptadas por Brasil, han sido de distinta naturaleza, pero todas ellas afectan un principio básico del MERCOSUR, cual es que los gobiernos deben evitar adoptar medidas que impliquen desplazamientos en la producción de los restantes socios.

Desde un punto de vista más específico, algunas de las medidas vulneran la letra de los acuerdos firmados y otras, el espíritu general de los tratados.
Así, por ejemplo, cuando se impusieron cupos a la importación de vehículos y se modificaron los aranceles vigentes, se alteraron convenios específicos en este campo, lo que resultó tan evidente que Brasil exceptuó de la medida a sus socios del MERCOSUR, aunque la mantuvo parcialmente vigente para el resto del mundo, por lo que está siendo cuestionado por la Organización Mundial de Comercio (OMC).

Las restricciones de carácter no arancelario dispuestas por Brasil en diversas oportunidades también contradicen convenios específicos del MERCOSUR y se apartan del Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio de la OMC.
Por su parte, los subsidios a las inversiones puestos en práctica por diversos Estados de Brasil se encuadran en una situación parecida y vulneran el Acuerdo sobre Subvenciones y Medidas Compensatorias de la OMC.

Las recientes medidas de obligación de pago al contado para las mercaderías importadas constituye una restricción no arancelaria que podría justificarse por la situación de balanza de pagos de Brasil, lo que permitiría encuadrarlas dentro de las excepciones admitidas por la OMC para tales circunstancias.
Su aplicación a los socios del MERCOSUR exhibe, sin embargo, poca preocupación por el proceso de integración subregional, en especial por no haberse realizado ninguna consulta previa.

Frente a esta sucesión de medidas unilaterales, la Argentina ha exhibido debilidad y falta de continuidad y coordinación en sus equipos de negociación.

También parece necesario fortalecer institucionalmente al MERCOSUR, dotándolo de una instancia supranacional de gestión, al estilo de la Unión Europea, que evite el desgaste del permanente reclamo intergubernamental.

Sería asimismo indispensable una mayor coordinación de políticas macroeconómicas entre los socios.
Aunque es difícil que esto se consiga a corto plazo, podría trazarse un programa de trabajo progresivo.

Finalmente, es necesario destacar que la Argentina carece de política industrial frente a un socio poderoso que tiene definiciones muy claras en este campo que le sirven de guía para sus decisiones.
Este hecho genera una asimetría peligrosa en el proceso de construcción del MERCOSUR.

2. La incorporación de nuevos socios al MERCOSUR es un hecho auspicioso que, además, está previsto en sus documentos fundacionales.

La posibilidad de que este proceso continúe y se profundice dependerá de la resolución de los conflictos que hoy afectan al MERCOSUR y de los avances en la conformación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que tiende a englobar en su seno a todos los procesos de integración subregionales.

3. El MERCOSUR ha convenido negociar como bloque su incorporación al ALCA y la Argentina debe respetar este principio.
Sin embargo, es necesario mantener simultáneamente un proceso de consultas bilaterales con el Gobierno de los Estados Unidos.

Las posiciones expresadas por el MERCOSUR frente al ALCA a principios de este año marcan la preferencia de un sendero gradualista en el proceso de conformación del área de libre comercio hemisférica.
En concreto, se han propuesto tres etapas: facilitación del comercio, armonización de normas y regulaciones técnicas y apertura de los mercados.
La idea es que es necesario garantizar el libre acceso a los mercados antes de convenir la reducción de tarifas aduaneras.

Paradójicamente, esta posición -que expresa predominantemente los intereses nacionales de Brasil frente a los Estados Unidos- no es la que dicho país viene aplicando a sus socios del MERCOSUR, a quienes impone restricciones para el ingreso de productos a su mercado.

Desde otro punto de vista, contrariamente a lo que ocurre en Brasil, el debate sobre el ALCA es todavía escaso en la Argentina, lo que no contribuye a la conformación de una posición nacional suficientemente sólida y representativa.