El sostenimiento de la reactivación presente

Evaluación económica en el primer tramo de 1997

Conocidas ya las principales cifras macroeconómicas correspondientes en algunos casos al primer trimestre del año en curso o al primer cuatrimestre en otros, resulta oportuno evaluar el comportamiento presente de la economía argentina e intentar extraer algunas conclusiones más estructurales.

En primer lugar, corresponde señalar que el nivel de actividad se ha incrementado significativamente con relación al primer trimestre del año pasado, pero mostrando evoluciones muy heterogéneas a nivel de sectores y ramas de actividad.
Así, por ejemplo, la producción industrial creció más del 7% -en ello coinciden tanto el INDEC como FIEL-, impulsada básicamente por la rama automotriz y las vinculadas a la construcción (cemento) y a la agricultura (agroquímicos).
Al mismo tiempo, sin embargo, se detectaron fuertes disminuciones, entre otros, en productos químicos básicos, insumos plásticos y caucho.

El incremento del índice de producción industrial correspondiente al primer trimestre, a su vez, debe ser relativizado cuando se realizan proyecciones para el resto del año, por cuanto la reactivación comenzó a hacerse visible desde el segundo trimestre de 1996.
En consecuencia, las comparaciones a partir del segundo trimestre de 1997 tenderán a mostrar tasas de expansión más reducidas.

La reactivación productiva, como era esperable, provocó un importante crecimiento de las importaciones -28% en los primeros tres meses de 1997-, con lo cual se generó en tal período un déficit de comercio exterior cercano a los u$s 800 millones.
El aumento de las exportaciones, que ascendió al 18%, no logró evitar un aumento del déficit comercial, circunstancia que motiva al menos dos reflexiones.
Primero, que aumenta el déficit en la cuenta corriente del balance de pagos, generando una mayor dependencia de la financiación externa y segundo, que el fuerte incremento de las compras en el exterior sugiere una creciente presencia de insumos importados en el proceso productivo local, especialmente en el sector manufacturero.

Con relación a las exportaciones, por otra parte, se observa que los aumentos más significativos se registraron en productos primarios (53%) y en combustibles (27%), en tanto que las manufacturas de origen industrial crecieron 13% y las de origen agropecuario cayeron 1%.
El positivo comportamiento de los productos primarios está asociado, sin duda, a la excelente cosecha agrícola 1996/97, cuyos efectos deberían proyectarse también a lo largo del segundo trimestre del año.

El cuadro de situación en el terreno fiscal, a su vez, indica un incremento de la recaudación impositiva de 12,6% durante el primer cuatrimestre del año, en relación a igual período de 1996, si bien las cifras no son totalmente comparables por cuanto este año se anticipó para abril las presentaciones de los impuestos a las ganancias y a los bienes personales.
El Gobierno logró, de todos modos, cumplir con las metas fiscales comprometidas con el FMI para el primer trimestre y comenzar las negociaciones con dicho organismo para suscribir un acuerdo de facilidades ampliadas que tendría vigencia hasta 1999 inclusive.

Al analizar la recaudación impositiva de abril se comprueba que el IVA recaudado por la Aduana aumentó más del 37% con relación a igual mes de 1996, lo que resulta coherente con el incremento verificado en las importaciones.
Pero, al mismo tiempo, el IVA recaudado por la DGI cayó casi 5%, comportamiento que no se corres-ponde con el mayor nivel de actividad económica que diversos indicadores evidencian.
La explicación puede vincularse con un incremento de la evasión y/o con un estancamiento del consumo interno, asociado a caídas en el poder adquisitivo de ciertos segmentos poblacionales.

El proyecto del Area de Libre Comercio de las Américas

A mediados de mayo se efectuó en Belo Horizonte la III Conferencia de Ministros de Comercio Exterior de las Américas, con vistas a la conformación del Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA) a partir del 2005.

En la conferencia se destacaron las divergentes posiciones presentadas por el MERCOSUR y Estados Unidos, que podrían sintetizarse en el ritmo -lento o acelerado, respectivamente- que se desea para llegar al libre comercio continental.
Por una parte, Estados Unidos tiene como objetivo -en este “Año de Latinoamérica” anunciado por la Casa Blanca- la apertura de mayores espacios para sus exportaciones de bienes y servicios, persistiendo en su tradicional apoyo del gobierno al sector privado.

Este interés principal fue expresado claramente por el responsable para el Cono Sur de la Representación Comercial de Estados Unidos: “Nuestras empresas tienen mucho que ganar con la libertad comercial en el continente”, agregando que “cuanto más rápido comience el ALCA, mejor”.
Al respecto, la Cámara de Comercio de Estados Unidos presentó en el paralelo Foro Empresarial de las Américas un documento, proponiendo la fijación inmediata de un máximo de 10% para los aranceles de importación vigentes entre los países del continente.

Otro objetivo estadounidense, al impulsar el ALCA, consiste en frenar la formación, ampliación o profundización de bloques comerciales, a los que se considera desviadores de comercio, es decir, que sus miembros tienden a comerciar entre sí, reduciendo sus importaciones de terceros países.

En cuanto a la forma de las negociaciones, la representación estadounidense proponía originalmente dos etapas, tratando en la primera la reducción de aranceles y otros temas como el de compras gubernamentales, y en la segunda, la supresión de subsidios agrícolas, derechos antidumping, etc.
Posteriormente, se avino a considerar todos los temas en forma simultánea.

Por otra parte, el MERCOSUR llevó a la conferencia una cautelosa propuesta de gradualismo para el proceso de integración, con el objetivo de proteger sus actividades industriales, en especial con relación a los mayores niveles de productividad de la industria de la primera potencia mundial.
Se expresó que ya se ha realizado un enorme esfuerzo de apertura comercial y que ahora se atraviesa por una fase de consolidación de la estructura productiva.

En este sentido, la propuesta del bloque consistió en afrontar las negociaciones en tres etapas: en 1998/99, facilitación de negocios, res- pecto de restricciones paraarancelarias y otras; en 2000/02, armonización de normas, y 2003/05, aranceles, compras gubernamentales, servicios.
Asimismo, el MERCOSUR propugnó la regla del consenso, por la cual en las negociaciones ninguna decisión podrá ser aprobada sin la aceptación de la totalidad de los países.
Además, se propone que el proceso de negociaciones concluya en un acuerdo “global, único e indivisible” (“single undertaking”) en el 2005, con lo cual se evitaría que los resultados de la etapa intermedia del 2000 al 2002 sean aplicados antes de concluir la última etapa propuesta.

Importa señalar que la posición oficial del MERCOSUR en la conferencia fue apoyada e impulsada activamente por los diferentes sectores empresarios de los países miembros.
Paralelamente a la conferencia se desarrolló el Foro Sindical Americano, con la participación de centrales de trabajadores de todos los países presentes, que presentaron un documento al canciller brasileño.
En el mismo se denunció como antidemocrática la negativa a la creación de un foro sindical en el marco del ALCA ‹frente al reconocimiento del Foro Empresarial‹, a la vez que se demandó la inclusión de los aspectos sociales en las negociaciones.

Un aspecto relevante para las negociaciones del ALCA es el constituido por la falta de autorización del Congreso Estadounidense al Poder Ejecutivo para negociar acuerdos comerciales que deberán ser sometidos al Congreso para su ratificación o rechazo en un plazo perentorio, pero sin posibilidad de enmendarlos.
La inoperancia que implicaría en la práctica la ausencia de ese mecanismo de “vía rápida”, llevó al MERCOSUR a condicionar el comienzo efectivo de las negociaciones a la previa existencia de esa autorización.

Al cabo de las deliberaciones, la declaración final de la Conferencia estableció que en marzo de 1998 -en la II Cumbre de las Américas en Santiago de Chile- “deberían” estar dadas las condiciones para lanzar las negociaciones del ALCA.
Estados Unidos debió aceptar así la condición planteada por el MERCOSUR de no lanzar las negociaciones hasta definir cómo se realizarán (objetivos, enfoques, etapas, estructura y sedes del ALCA), lo cual no pudo ser acordado.

En general, las evaluaciones coinciden en que al negociar como bloque el MERCOSUR se consolidó en este evento, durante el cual, por otra parte Perú, los países del Pacto Andino y Canadá anunciaron que iniciarán negociaciones para suscribir acuerdos de libre comercio con el MERCOSUR.