El proyecto de creación del Area de Libre Comercio de las Américas

Cuestionario

1. ¿Visto el contexto internacional, øconsidera oportuna y factible la creación de una zona de libre comercio que incluya a todos los países americanos?

2. ¿Cómo entiende qué debería ser el cronograma de negociaciones y cuál el papel del MERCOSUR?

3. ¿Interpreta que la estructura productiva argentina y sus niveles de competitividad, permitirán una inserción ventajosa de nuestro país en dicha zona de libre comercio?


Ing. Guido Di Tella

1. Ante todo, la participación en el Area de Libre Comercio de las Américas (ALCA), así como las negociaciones del MERCOSUR con la Unión Europea y las consultas que la agrupación regional lleva adelante con Japón y otros países del Sudeste Asiático, deben ser vistas como parte de un conjunto de instrumentos orientados a generar un sistema de “reglas de juego” que regulen las relaciones de la Argentina con los otros miembros de la comunidad internacional, en particular, con sus socios más relevantes.

Obviamente, la construcción de una zona de libre comercio de alcance continental será un ejercicio complejo, no sólo por la cantidad de temas que integran la agenda de negociaciones, sino también por la cantidad y disparidad de actores participantes.
En efecto, los expertos en “teoría de los juegos” indican que en la medida que se agregan jugadores y cuestiones, el juego se torna analíticamente más complejo, a tal punto que los jugadores pierden la noción de sus propios intereses.

Por otra parte, los bajos niveles de interdependencia entre la mayoría de las economías de la región hace más complicado llevar adelante un proceso de integración liderado y promovido exclusivamente por los gobiernos, sin un adecuado sustento de base empresarial y redes de negocios, indispensable para todo proceso exitoso de integración.

En definitiva, el ALCA es un desafío y una oportunidad que debe ser analizada con cautela, sin que ello sea interpretado como una actitud defensiva.

2. En primer lugar, quisiera referirme al papel del MERCOSUR.
La agrupación constituye la columna vertebral del relacionamiento externo de la Argentina.
Es una iniciativa que trasciende al ALCA, que continuará intensificando la integración a su interior y que preservará su identidad y singularidad como proceso de integración profunda que coexistirá con futuros mecanismos hemisféricos.

¿Cómo visualiza el MERCOSUR al pro- ceso de negociaciones del ALCA? Un ALCA que redunde en beneficios para todos los participantes y para el MERCOSUR en particular, exige gradualidad en el desarrollo de las negociaciones y períodos de transición para la implementación de sus resultados.
Esta gradualidad responde a la necesidad de permitir la intensificación del proceso de profundización del MERCOSUR —que, como dije, lo diferenciará del futuro acuerdo hemisférico— y, a la vez, la adaptación de los sectores productivos a los desafíos del ALCA.

La gradualidad también significa una secuencia en el desarrollo de las negociaciones: el tratamiento de diversas disciplinas comerciales, sobre todo las que dan lugar a restricciones no arancelarias al comercio, debería preceder la negociación de la desgravación arancelaria y la liberalización de los servicios.

La posición del MERCOSUR no se agota en una cuestión de cronogramas.
El ALCA deberá, además, ser un “single undertaking” —un compromiso único y equilibrado de derechos y obligaciones—, las mismas reglas deberán aplicarse a todos los participantes, y deberá haber un “árbitro imparcial”, esto es, un adecuado sistema de solución de controversias.

3. Desde hace varios años, nuestro país participa activamente en la economía mundial a través de una política de integración que pretende ir creando un ambiente propicio para la creciente internacionalización de nuestras empresas.
En ese sentido, este proceso puede ser concebido en etapas sucesivas: la “mercosurización” gracias al aprovechamiento de las oportunidades que se presentan dentro del MERCOSUR, la “regionalización” merced a las condiciones preferenciales de acceso en los mercados de América Latina como primer paso, y del resto del hemisferio luego, y finalmente la “internacionalización” o proyección a escala mundial.

En este camino es fundamental la actuación coordinada del sector público y privado en el diseño e implementación de esta política de inserción.
En la medida que este proceso evolucione exitosamente, se irán presentando un sinnúmero de oportunidades que no se limitan al intercambio de bienes, sino que se extienden a otros campos de la complementación económica como la energía, las telecomunicaciones, el transporte o la infraestructura física.

Indudablemente, somos conscientes de que la posibilidad de aprovechar estas oportunidades dependerá de los esfuerzos internos que se realicen en pos de una mejora de la competitividad argentina.
Y en ese contexto, hoy podemos apreciar que el camino está siendo eficientemente recorrido.

Nuestras exportaciones han dejado de ser la colocación de los “saldos y retazos” que el mercado interno no absorbía, para constituirse en una variable fundamental en la estrategia de nuestros empresarios.
No existen dudas que seguiremos progresando en este mismo sentido y que el ALCA encontrará a una Argentina capaz de enfrentar exitosamente los desafíos de la globalización y la inserción competitiva a escala mundial.


Lic. Roberto Bouzas

1. Cuan oportuna resulta la creación de una zona de libre comercio que incluya a todos los países americanos depende esencialmente de dos factores.

En primer lugar, de si el contexto internacional evoluciona en la dirección de un fortalecimiento del proceso de formación de bloques regionales o si, por el contrario, la Organización Mundial de Comercio consigue retomar la iniciativa y lanzar una nueva rueda de negociaciones multilaterales.

En segundo lugar, dependerá del resultado de la negociación y del contenido del acuerdo alcanzado.
El establecimiento de una zona de libre comercio en las Américas no es un objetivo en sí mismo, sino un medio para mejorar el desempeño económico y la calidad de vida en los países del hemisferio.

No obstante, para la Argentina y el MERCOSUR la participación en las negociaciones es algo que trasciende sus deseos e intereses.
Si en la cumbre presidencial de Santiago de Chile en marzo próximo se lanzan efectivamente las negociaciones, ni la Argentina ni el MERCOSUR podrán permanecer al margen.

Es importante tener presente que participar de un proceso de negociación es la manera más efectiva de asegurar que los propios intereses se vean adecuadamente reflejados en el acuerdo final.
Por otra parte, participar de un proceso de negociación no compromete a adoptar sus resultados si éstos no satisfacen los intereses nacionales o subregionales.

La factibilidad del proyecto también se verá influida por dos factores.
Por un lado, por el interés norteamericano en la iniciativa.
Las dificultades que ha tenido la Administración para obtener del Congreso la autorización para negociar acuerdos comerciales por la “vía rápida” (fast track) sugiere que el legislativo y la opinión p™blica norteamericanos ven con recelo nuevos acuerdos regionales después del NAFTA.

Por otro lado, por la complejidad y el alcance de las negociaciones, en las que participarán economías con grandes disparidades de tamaño y niveles de desarrollo e ingreso por habitante.
Compatibilizar las demandas e intereses de participantes tan heterogéneos será el principal desafío del ALCA y un factor que influirá decisivamente sobre la viabilidad y sustentabilidad de los acuerdos que eventualmente se alcancen.

2. El MERCOSUR tiene un papel esen-cial que desempeñar en el proceso de constitución de una zona de libre comercio hemisférica, por cuanto se trata del ™nico agrupamiento subregional en condiciones de establecer una agenda constructiva influyente y de promover un mayor equilibrio en el proceso de negociación.

Si la construcción de un área de libre comercio hemisférica es sólo una extensión del NAFTA al resto del hemisferio, existen m™ltiples razones para dudar sobre los incentivos que muchos países tendrán para instrumentar los eventuales resultados que se alcancen.
En este sentido, la contribución del MERCOSUR a transformar el proceso en una negociación efectiva puede resultar decisiva.
Por cierto, para asegurar la efectividad de esta participación es necesario fortalecer los mecanismos de coordinación intrarregional y desarrollar una agenda com™n que cubra todo el espectro de temas sujetos a negociación.

El cronograma de las negociaciones es un aspecto instrumental.
Más allá de sus virtudes o debilidades, la propuesta del MERCOSUR de negociar en tres etapas envió dos mensajes.
Por un lado, que el MERCOSUR era capaz de desarrollar una propuesta constructiva.

Por el otro, que el proceso de constitución del ALCA será efectivamente un proceso de negociación donde se tomen en cuenta los intereses de todas las partes.

Más importante que el cronograma de negociaciones será la forma de instrumentación del acuerdo.
Aun cuando existe consenso en torno a la noción de emprendimiento ™nico (single undertaking), nada excluye por el momento que se concluyan acuerdos plurilaterales en plazos más breves que el del año 2005.
Esta puerta abierta puede generar dificultades para las partes menos entusiastas o urgidas por instrumentar los acuerdos que se alcancen.

3. Si la zona de libre comercio comienza a instrumentarse a partir del año 2005 los problemas de competitividad que puede actualmente exhibir la economía argentina no constituyen un buen indicador de los beneficios o costos que potencialmente podrán derivarse del acuerdo.
En esta materia el aspecto clave será la forma y contenido del acuerdo, los que influirán de manera decisiva sobre el balance de costos y beneficios.
Es incierto que aspectos relevantes para la Argentina y el MERCOSUR (como el comercio agrícola y la aplicación de la legislación de alivio comercial) puedan tratarse apropiada y satisfactoriamente en el marco de un acuerdo regional.


Dr. Félix Peña

1. La idea de crear una zona de libre comercio de las Américas es oportuna y factible.
Es oportuna si se considera que permitiría atender un objetivo importante para nuestros sectores productivos cual es el poder acceder al mercado de los Estados Unidos —la principal economía del mundo— en condiciones de certidumbre.
Como resultado de las negociaciones, debería restringirse la posibilidad que mediante medidas unilaterales en materia de comercio desleal, el gobierno estadounidense pueda desplazar de ese mercado productos argentinos competitivos.

El reciente ejemplo de Chile con el salmón, ilustra sobre la importancia práctica de la cuestión.
Es oportuna también si se considera la tendencia mundial al regionalismo y el hecho de que los grandes mercados industrializados están, de una manera u otra, insertos en sistemas regionales de comercio preferencial.

Imaginemos cuál sería nuestra reacción si no hubiera existido la iniciativa del ALCA y en tanto, los Estados Unidos avanzaran en el desarrollo del NAFTA, de la APEC e incluso, de una zona de libre comercio transatlántica con la Unión Europea.
Es factible, pues existe una propuesta concreta para negociar, que surge de la Cumbre de Miami y que ha sido luego desarrollada en sucesivas reuniones ministeriales en un proceso que culminará en abril de 1998 en Santiago de Chile.
Claro que su factibilidad como área de libre comercio dependerá de las condiciones y de las reglas de juego que se negocien entre todos los países participantes, pero en particular, con los Estados Unidos.

2. El cronograma ideal es el que ha planteado el MERCOSUR, que implica comenzar por todo lo que se refiere a la facilitación de comercio y luego culminar con la negociación arancelaria.
La idea es que este proceso negociador culmine en el año 2005 y que todo lo negociado entre en vigencia al mismo tiempo, cualquiera que haya sido el cronograma negociador en cada una de las cuestiones que se encarará.
En todo caso el cronograma negociador debería ser ajustado al propio proceso de profundización del MERCOSUR, ya que no tendría sentido negociar servicios o compras gubernamentales en el ALCA si antes no se hubiera hecho lo mismo en el MERCOSUR.
En tal sentido, el ALCA —al igual que la negociación simultánea con la Unión Europea—, debería constituir un estímulo para acelerar la necesaria profundización del MERCOSUR.

3. Todo depende del tiempo en que madure el proceso de liberalización comercial en el ALCA, y la situación varía seg™n sea el sector.
No es posible una respuesta general a la cuestión que así planteada puede ser demasiado abstracta.
Creo sí que debemos imaginar que en el 2005 y en el tiempo adicional que requerirá el pleno desarrollo de la zona de libre comercio de las Américas —al igual que la transatlántica con la Unión Europea— muchos sectores productivos del país estarán en condiciones óptimas para competir a escala regional y global.

Son los que podrán aprovechar el poderoso estímulo que significará tener un acceso libre asegurado a los mercados mundiales de mayor nivel de ingreso.
Tener claro cuáles pueden ser esos sectores es indispensable para definir la estrategia negociadora de la Argentina y del MERCOSUR.