Déficit Externo y Nivel de Actividad: el Debate Presente

El fuerte incremento en el déficit del comercio exterior argentino y consecuentemente -por ésta y otras razones-, del desequilibrio en el balance de pagos, ha generado un intenso debate sobe las medidas que deberían adoptarse para contener dichos déficit.
La argumentación central sobre el crecimiento del desequilibrio comercial está vinculada con la alta tasa de crecimiento de la economía argentina -superior al 8 % en 1997- y por el consiguiente incremento de las importaciones que ella trae aparejada.
El objetivo, entonces, consistiría en "enfriar" la economía, en el sentido de reducir el crecimiento del nivel de actividad y con ello, la demanda de importaciones.
Frente a tal circunstancia, corresponde intentar un adecuado diagnóstico de la situación presente.
En primer lugar, cabe señalar que no existe un recalentamiento de la economía en su acepción clásica, por cuanto la elevada desocupación laboral y la falta de presiones salariales e inflacionarias indican que el problema es de otra naturaleza.
En realidad, según nuestra opinión, la economía argentina padece hoy de un problema en su sector externo derivado, en su expresión más visible, del desigual dinamismo de las importaciones y las exportaciones, lo que está llevando el déficit comercial por encima del tope comprometido ante el FMI, que asciende a u$s 5000 millones/año.
El fuerte crecimiento de las compras en el exterior -27 % en 1997- obedece, por una parte, a la gran demanda de bienes de capital, con lo cual, a más largo plazo, el problema del déficit debería superarse genuinamente, por mayor producción y competitividad de los bienes exportables.
Pero, por otro lado, también es cierto que la globalización ha hecho que muchas actividades sean, en la actualidad, muy depen-dientes de insumos importados.
Las exportaciones, a su vez, están mostrando un menor dinamismo en su crecimiento -7 % en 1997-, particularmente por la caída de los precios internacionales de algunos de nuestros principales productos de exportación -granos, petróleo y otros- y por la desaceleración de la demanda brasileña en los últimos meses.
En tal sentido, los datos conocidos correspondientes al mes de enero último indican que las exportaciones cayeron 14 % con relación a igual mes del año anterior.
Si a la situación descripta en el comercio exterior de bienes, se le agrega el tradicional déficit en materia de servicios reales, los mayores compromisos en materia de intereses de la deuda externa y el creciente egreso por utilidades y dividendos de la inversión externa directa, queda configurado un déficit en la cuenta corriente del balance de pagos que, durante el corriente año, podría superar cuatro puntos del PIB.
Y esta cifra es la que pone un punto de interrogación sobre la actitud que los inversores financieros del exterior pueden adoptar en cuanto a sus decisiones con respecto a la economía argentina.
De todos modos, el nivel de actividad continúa mostrando un fuerte dinamismo, a juzgar por el incremento de las importaciones y más aún, por el índice de producción industrial de FIEL, que registró un aumento de 7,3 % en el primer bimestre del año en curso con relación a igual período de 1997.
En consecuencia y cada vez con mayor énfasis, tienden a colocarse en el centro de la discusión distintas posibilidades de política comercial externa -sobre aranceles, reintegros, financiamiento de exportaciones, etc.- como instrumentos necesarios para compatibilizar la contención del déficit externo y el sostenimiento del ritmo de actividad.

Las Metas en el Primer Trimestre

En el texto del acuerdo de facilidades ampliadas con el FMI para el trienio 1998-2000, se señala que la política fiscal tiene un papel fundamental para aumentar el ahorro nacional -"a través de un continuo ajuste fiscal"- y así lograr una financiación posible del crecimiento de la inversión, y para afirmar la confianza en "la continua viabilidad del régimen de convertibilidad".
Asimismo, se incluyen como objetivos de la política fiscal en sentido amplio, una reforma del sistema tributario, la modificación del régimen de coparticipación federal de impuestos, el fortalecimiento de la administración tributaria, una mayor eficiencia del gasto público, el aumento de la transparencia presupuestaria, nuevas reformas en la seguridad social y la continuación del programa de reforma y modernización del Estado.
Las metas establecidas en el acuerdo incluyen: el déficit del Gobierno nacional, definido en el presupuesto para 1998 -incluyendo los costos de la reforma de la administración pública y la transferencia de las cajas de jubilaciones provinciales-, disminuirá de unos $ 4.500 millones (1,4 % del PIB) en 1997, a 3.500 millones (1 % del PIB) en 1998; el déficit de los gobiernos provinciales, incluidos los fondos fiduciarios provinciales (FONAVI y BHN), se mantendrá en unos $ 800 millones en 1998; el aumento de la deuda total del sector público no excederá de $ 5.700 millones en 1998, proyectándose una relación deuda/PIB de 34,5 % para el 2000 (reduciéndose así en más de un 1 % del PIB); la limitación de la deuda pública a corto plazo (hasta un año) a un nivel no superior a 1,5 % del PIB durante el trienio, pudiéndose ampliar esa deuda en $ 2.000 millones en 1998; la limitación del crecimiento del gasto público nacional (excluidos intereses de la deuda y transferencias obligatorias a las provincias), de forma que no supere el crecimiento del PIB, por lo cual la relación entre ese gasto y el PIB disminuirá de 12,3 % en 1997 a 11,8 % en 1998.
En la actual coyuntura interesa especialmente que para alcanzar la prevista reducción del déficit fiscal, se ha incluido también el comportamiento de que si los ingresos -tributarios y de contribuciones de seguridad social- fueran inferiores a $ 12.750 millones en el primer cuatrimestre (o a $ 26.700 millones en el primer semestre), el Gobierno consultará con el FMI sobre las medidas a adoptar.
De acuerdo a la información suministrada por la Secretaría de Hacienda, la recaudación tributaria (DGI y DGA) en el primer bimestre del año fue de $ 6.114 millones, mostrando una suba de 2,2 % respecto de igual lapso de 1997.
Agregando las reducidas cifras del sistema de seguridad social, se llega a 8.103 millones, que implican un incremento de sólo 1,4 %.
Dado que la estimación oficial para la recaudación de marzo es de alrededor de $ 4.000 millones, aparecería en principio una insuficiencia de ingresos de 650 millones aproximadamente.
Sin embargo, la Subsecretaría de Política Tributaria ha indicado que espera un virtual cumplimiento del nivel de ingresos comprometido en el acuerdo, debido a la existencia de dos aspectos adicionales: la información de recaudación suministrada el primer día hábil de cada mes no incluye algunos rubros como los Fondos Especiales del Tabaco y de Desarrollo Eléctrico del Interior, el impuesto sobre pasajes aéreos, las cajas previsionales de las Fuerzas Armadas y tampoco las cifras brutas de asignaciones familiares, conceptos que totalizarían unos $ 600 millones en el trimestre, e ingresos del impuesto a los combustibles por $ 190 millones, cuya percepción fue adelantada de enero a diciembre -a fin de cerrar el ejercicio fiscal 1997 cumpliendo las metas previstas- y que por tanto, se repetirán en diciembre próximo compensando así su ausencia en el primer trimestre del año.
De todas formas, cabe señalar que en el primer bimestre del año el déficit de la Tesorería General de la Nación, según las cifras oficiales difundidas, presentó un aumento significativo con relación al mismo período de 1997.
En consecuencia, debería operarse una mejora de importancia en el comportamiento de las cuentas públicas durante el resto del año -a fin de cumplir con las metas programadas-, lo cual como es notorio dependerá en medida sustancial de la evolución del nivel de actividad económica.