La Restricción Externa

Cuestionario

1. En el reciente acuerdo con el FMI se establece que si en los últimos 12 meses el déficit de la balanza comercial supera los u$s 5.000 millones deberán adoptarse acciones correctivas; ¿cree usted que se puede alcanzar dicho límite y bajo qué circunstancias?

2. En tal caso, ¿cuáles deberían ser, a su juicio, las principales medidas que deberían adoptarse para contener tal déficit?

3. Bajo condiciones de abundante financiamiento internacional, ¿considera usted que el déficit comercial pierde relevancia o persiste como un problema de más largo plazo?


Dr. Elvio Baldinelli

1. Las cifras del mes de enero de 1998 muestran que ese límite ya ha sido sobrepasado, y lo ha sido bajo las actuales circunstancias.

2. No será posible lograr resultados en el corto plazo aumentando las exportaciones, pero en cambio siempre se puede controlar casi de inmediato la expansión de las compras en el exterior.

El aumento de 8,4% del PBI para 1997 aparece como imprudente, pues si bien es verdad que por ahora la inflación está bajo control y es difícil que los salarios se disparen en tanto el desempleo continúe elevado, en cambio el cuello de botella aparece, como tantas veces en el pasado, en el sector externo.

Durante cuarenta años se buscó contener las importaciones devaluando la moneda e incrementando la protección aduanera, pero con nefastos resultados.
El camino aconsejable es el de importar menos a través del enfriamiento de la economía.
Esto no es simpático, pero peor será enfrentar una catástrofe.
A este respecto llama a la reflexión una película en cartelera que muestra un "Titanic"que, por buscar más prestigio, perdió todo al negarse a bajar oportunamente la velocidad de crucero.

Las medidas a tomar pueden ser del siguiente tipo:

a) Lograr una suba de las tasas de interés (que puede ser instrumentada por acción del Banco Nación) de diferente grado, a fin de lograr que la actividad varíe en intensidad según sea su incidencia sobre las importaciones.

Por ejemplo, debería evitarse el encarecimiento del crédito para la construcción de viviendas, ya que ésta demanda pocos insumos importados, máxime cuando no está destinada a sectores de altos ingresos, emplea mucha mano de obra y atiende una sentida necesidad social.
En cambio, intereses más elevados desalentarán la compra de bienes de consumo durables, generalmente importados o fabricados a partir de partes provenientes del exterior, como suele suceder con los automóviles y muchos aparatos electrónicos.

b) El bien cuya fabricación reclama más insumos importados es, sin duda, el automóvil, que en 1997 significó el 15% de las compras externas totales.
Pese a que con relación a los aspectos más importantes los cambios tendrán que esperar a que a fines de 1999 caduque el acuerdo vigente entre el gobierno y las empresas, es en estos meses cuando se está negociando con el Brasil la futura legislación.

Sería oportuno que en este nuevo acuerdo se conviniera un arancel de importación tan elevado como lo permitan los compromisos asumidos en la OMC (35%); que los vehículos producidos incluyan una elevada proporción de insumos regionales; eliminar el mal llamado régimen de intercambio compensado; incluir alguna previsión que asegurara con Brasil un cierto equilibrio en los intercambios bilaterales, y establecer localmente algún impuesto interno a la primera venta de automóviles que, además de moderar la demanda global, aportara recursos a la Tesorería.

c) Reducir la obra pública y utilizar los ingresos por futuras privatizaciones para pagar deuda externa.

3. Al presente la Argentina logra abundante financiamiento internacional, pero éste se puede interrumpir el mes que viene por razones tanto externas como locales, motivo por el que no es posible, tanto en el corto como en el largo plazo, mantener funcionando la economía a partir de un permanente endeudamiento externo.


Dr. Adolfo Edgardo Buscaglia

1. En el convenio con el FMI, la condicionalidad a la cual está sujeto el déficit del balance comercial (de mercancías) implica que éste no debe superar los u$s 5 mil millones en los doce meses últimos.
Esta restricción ha sido ya excedida en enero de 1998, debido a que en ese solo mes el déficit fue de u$s 881 millones, debido a un descenso anual del 14% en las exportaciones y a un aumento anual del 7% en las importaciones.
Esa disparidad ha sido causada por la progresiva pérdida de ventajas comparativas dinámicas de nuestra economía, cuya posición competitiva ha venido desmejorando merced a una progresiva revaluación de la moneda nacional con respecto a otras monedas.
Con relación a la divisa monetaria norteamericana, a la cual nuestra moneda se halla ligada por una relación de paridad de cambio fija desde abril de 1991, la tasa "real" de cambio ha sido estimada en un entorno de $ 1,45 por dólar.
Se suma a ello la revaluación del dólar frente a otras monedas fuertes y, últimamente, frente a las monedas asiáticas, que han sufrido fuertes devaluaciones en relación con la moneda norteamericana.
Como es obvio, al revaluarse el dólar, indirectamente también se revaluó el peso a él convertible.
Este cúmulo de circunstancias mantiene los costos y precios de nuestra economía decididamente desalineados con respecto a los internacionales, lo cual se trasunta en la peligrosa trayectoria deficitaria de nuestro comercio internacional.

2. Para corregir esa deformación estructural es menester que la tasa "real"de cambio de la economía argentina y la tasa "nominal" de con-vertibilidad converjan, corrigiendo aquella desalineación de los precios internos, en su cotejo con los internacionales.
Una disminución de los costos y precios internos, mediante un aumento considerable de la productividad en todos los sectores, es imperativa.
También es necesaria una considerable disminución de la presión tributaria, que es la imagen de un gasto público excesivo, en buena medida de baja o nula productividad social.
Si estas correcciones no se hacen con la suficiente rapidez, un progresivo deslizamiento hacia una situación de balance de pagos crítica, sería inevitable, con sus preocupantes consecuencias sociales.
A mediano y largo plazo, el país debe reorientar su crecimiento económico auspiciando la ampliación y modernización de sus industrias y actividades de exportación, con vistas a acrecer su producción exportable en una magnitud muy considerable, en los próximos 5 años.
Sólo así podrá resolverse en el futuro el grave desequilibrio externo presente y afrontar los servicios de la creciente deuda externa.

3. La financiación del déficit del balance comercial (de mercancías), al que se suma el déficit en la importación neta de servicios (transporte, seguro, turismo y otros) y los pagos netos de servicios financieros, demandaría este año una cobertura de u$s 15 mil millones.
Este sería el desajuste del balance de pagos internacionales en cuenta corriente.
Esa cobertura puede ser provista por la liquidación de reservas, el ingreso de inversiones directas de capital extranjero y préstamos de organismos internacionales a largo plazo, por ingresos de capitales financieros de inestable residencia en el país y por nuevo endeudamiento externo, público y privado.

La porción del déficit externo que se financia con deuda pública y privada con el extranjero, aunque sea con los organismos internacionales de crédito, merece una especial calificación, puesto que presuponen un aumento futuro del pago de intereses, que se proyectará, en los años por venir, en un mayor deterioro del balance de pagos.

Cuando el destino de esos préstamos es la financiación de inversiones verdaderamente productivas, cuya rentabilidad en expectativa promete enjugar los servicios financieros de la deuda, la situación es diferente.
En cambio, cuando se financia con ellos gastos públicos corrientes, que son muchas veces socialmente improductivos, su gravitación en el balance de pagos será puramente negativa.
Algo similar ocurre con el ingreso de capitales financieros especulativos, de inestable residencia en el país.
Mientras se mantienen invertidos en la economía, su costo se limita a un mayor pago de intereses al extranjero, no compensado por la rentabilidad "en divisas" de sus colocaciones en el país.
Cuando, debido a cualquier acontecimiento interno o externo, deciden retirarse de nuestro país abruptamente, son capaces de ocasionar una crisis sistémica en el sistema bancario y financiero doméstico.
La reciente experiencia de las emergentes economías asiáticas es, a este respecto, bastante aleccionadora.