Las Perspectivas Fiscales

Cuestionario

1. ¿Considera factible el cumplimiento de las metas de recaudación impositiva y de déficit fiscal, comprometidas ante el FMI para el corriente año?

2. ¿Cómo prevé la evolución del contexto internacional, su eventual incidencia sobre el nivel de actividad interna y, consecuentemente, sobre los ingresos tributarios?

3. ¿Cree usted que la situación preelectoral puede impactar sobre el gasto público y dificultar, por otro lado, la aprobación del proyecto de reforma impositiva presentado por el PEN al Congreso?


Dr. Marcelo Lascano

1. Las metas de recaudación y de limitación del déficit fiscal convenidas con el FMI son ambiciosas.
Las perspectivas de desaceleración económica parecen confirmar que el nivel de recaudación será insuficiente para contener el déficit, aun cuando el gasto público no se expanda y parte de la reforma fiscal resulte aprobada en el Congreso.
Ahora bien, para una economía extremadamente endeudada en divisas, un eventual aumento de las tasas de interés, sobre todo en los EE.UU., tendría un impacto fuertemente negativo en las finanzas públicas futuras.
Del lado del gasto federal, porque una abrumadora mayoría del endeudamiento está denominado en dólares y entonces expuesto a devengar mayores intereses.
Del lado de la recaudación, aunque con más retraso, el eventual aumento de los costos financieros en los balances puede reducir las ganancias y la recaudación del impuesto que las grava.

2. La Argentina está menos expuesta que Chile, por ejemplo, frente a los contratiempos asiáticos, de manera que el riesgo de contagio es comparativamente menor.
Sin embargo, la desaceleración económica mundial también se hará sentir en nuestra economía.
Si los países afectados invaden con productos terminados y fácil financiamiento nuestros mercados, ello se traducirá en menos actividad, empleo y recaudaciones, sobre todo si no se articula una estrategia exportadora capaz de compensar esos efectos tipos "beggar your neighbour".
En esta inteligencia, debería definirse la necesidad de integrar una suerte de comité de crisis, no necesariamente burocrático, susceptible de elaborar escenarios para formular pronósticos útiles según los acontecimientos.
Dados los componentes geopolíticos y estratégicos dominantes, estos aspectos deberían iluminar y complementar los escenarios, habida cuenta de que la actividad económica tiene en la geografía su escenario natural.

3. La situación electoral siempre tiene reflejo presupuestario.
El problema pasa porque resulte moderado y no desestabilizante.
En esta inteligencia, la reforma tributaria tampoco será neutral y como siempre terminará en una "transacción" desprovista de identidad técnica y de jerarquía científica.
Calmadas las aguas, habría que pensar seriamente en otro sistema cuyos fundamentos apunten a crecer, exportar, generar empleo y acumular capital, en un contexto de estabilidad monetaria-cambiaria independiente de flujos de dinero procedentes de extranjerizaciones patrimoniales y de endeudamiento sin referencia con la capacidad de repago del país.
Inversión Extranjera Directa en la Argentina 1992-1997 (*) La evolución de la inversión extranjera directa (IED) constituye un elemento esencial en el análisis del financiamiento de la cuenta corriente y en la evaluación del riesgo país, dado que se considera que dichas inversiones, por ser decisiones que involucran al largo plazo, proveen un financiamiento externo con características más estables.
La IED es la categoría de inversión internacional que refleja el objetivo por parte de una entidad residente de una economía (inversor directo), de obtener una participación duradera en una empresa residente de otra economía (empresa de inversión directa).
El concepto de participación duradera implica la existencia de una relación a largo plazo entre el inversor directo y la empresa.
El concepto de IED es entonces una categoría de financiamiento externo (fuente de fondos) del balance de pagos.
La fuerte participación de la IED como fuente de financiación externa ha sido una de las características básicas de la economía argentina en la presente década.
La evolución del flujo de transacciones de capital de IED presenta una tendencia creciente en el período, aumentando en un 58% entre 1992 y 1997, y con una participación en términos del PBI, entre el 1 y el 2% aproximadamente.
A partir de 1993, el sector privado (financiero y no financiero) pasa a ser el principal receptor de los flujos de IED, reemplazando al sector público (nacional y local).
Se observa el cambio en la composición de los flujos de capital de IED entre sus distintos componentes (reinversión de utilidades, cambios de manos, aportes de capital y privatizaciones), con una caída en la participación relativa de las privatizaciones y la reinversión de utilidades, y una importancia creciente de los aportes de capital y los cambios de manos por compraventas accionarias, tanto del sector financiero como no financiero.
El aumento de las empresas de IED en los distintos sectores de la economía y la financiación de proyectos de inversión explican gran parte de la aceleración de los flujos 1994-1997.
Es así, que los cambios de manos y los aportes de capital aumentaron su participación relativa a partir de 1994.
Como consecuencia del flujo creciente de IED, se observó un aumento en la posición de IED en la Argentina, pasando de unos u$s 14.845 millones en 1992 a u$s 36.070 millones en 1997, siendo la tasa promedio de crecimiento anual cercana al 20%.
Como categoría de financiamiento del balance de pagos, los ingresos de capital por IED representaron en el período 1992-1996, el 65% de los déficit acumulados de la cuenta corriente y el 47% de los ingresos netos de la cuenta capital y financiera.
Otra medida interesante para medir la importancia que tuvo en el período 1992-1997 esta fuente de fondos, es considerar su participación en la cobertura de los requerimientos externos dados por los déficit de cuenta corriente y la acumulación de activos externos de residentes, incluyendo las reservas internacionales.
En términos generales, se puede estimar que de los requerimientos externos, alrededor del 29% fue cubierto por los ingresos de IED, y el resto por inversiones en cartera en acciones y operaciones de endeudamiento externo.
La evolución creciente de los flujos de IED que se observa a partir de 1994, contrasta con la retracción de los flujos totales de capital ingresados al país, producto de los efectos de la crisis mexicana de fines de 1994.
El movimiento de los saldos de la cuenta capital y financiera están influenciados por las condiciones de corto plazo que afectan a la economía vía los componentes más volátiles de la cuenta (Inversión de cartera).
Claramente detrás de la distinta dinámica de estas dos categorías de financiamiento subyacen diferentes perspectivas y motivaciones de los agentes.
La renta de las empresas de inversión directa presenta una tendencia creciente entre 1992-1997, acompañando la variación de la posición, aunque dicho crecimiento se da a tasas decrecientes, alcanzando una variación negativa en el año 1996.
En cuanto al giro de utilidades hacia el exterior como porcentaje de la renta, se observa un crecimiento que va del 28% a principios del período, a un 66% en los últimos años.
En parte, esto se explica por el comportamiento de las empresas privatizadas con políticas de distribución acordes a la apertura del capital de las empresas.