Contracción de las exportaciones y las importaciones

Las últimas estimaciones oficiales disponibles sobre el intercambio comercial afirman tendencias de los meses anteriores.

Por el lado de las importaciones, en setiembre y octubre comenzaron a aparecer en el año valores inferiores a los de iguales meses de 1997, reflejando la desaceleración del nivel de actividad económica.
Se fue reduciendo así el aumento acumulado de las importaciones, que en los primeros diez meses del año resultó de 7%.
Este incremento respondió a un aumento de 12% en las cantidades físicas y una reducción de 5% en los precios.

A su vez, las exportaciones -luego de varios meses de variaciones positivas- retomaron desde julio (-1%) y hasta octubre (-17%) una creciente tendencia a la baja, frente a iguales meses de 1997.
Cabe observar que la disminución de octubre se originó, no sólo en menores precios, sino también en un descenso de las cantidades físicas (-6%), afectadas por un inferior valor exportado a Brasil (-19%).

En los diez primeros meses del año las exportaciones se redujeron 1% -frente al mismo período de 1997-, a pesar de un incremento de 10% en las cantidades físicas, debido a que éste fue acompañado por una caída de igual magnitud en los precios.

El déficit comercial acumulado en los primeros diez meses del año -de u$s 4.569 millones- y las tendencias recientes, permiten estimar que el año cerrará con un saldo negativo algo inferior a los u$s 6.000 millones, es decir, no tan alejado de la meta de 5.000 millones acordada con el FMI.

Con relación al próximo año y tomando sólo algunas de las estimaciones disponibles, se observa que para el valor de las exportaciones las proyecciones fluctúan desde u$s 26.100 millones (Fundación Capital) hasta 34.100 millones (Presupuesto 1999).
Cualitativamente, cabe prever a grandes rasgos:

una variación no sustancial del precio promedio de las exportaciones argentinas, si bien algunos productos básicos podrían tener una cierta recuperación;

un importante descenso de la demanda del mercado brasileño -que absorbe aproximadamente un tercio de nuestras exportaciones-, dada la prevista desaceleración de su actividad económica;

una reducción importante de la producción de granos, inducida parcialmente por la menor superficie sembrada.

Las estimaciones sobre las importaciones, a su vez, se ven influenciadas por el difícil pronóstico sobre el producto bruto interno en 1999 y por la inestabilidad que ha venido presentando la correspondiente elasticidad.
Así, las predicciones van desde u$s 32.200 millones (M.A.Broda) hasta 42.700 millones (Presupuesto 1999).

Se observa así que las estimaciones del balance comercial para el año próximo se ubican en una amplia franja de variabilidad, reflejando en gran medida el elevado grado de incertidumbre que predomina en la economía internacional y la alta sensibilidad con respecto a ésta que posee el comercio exterior del país.

La situación del MERCOSUR

Las consecuencias derivadas de la crisis financiera internacional impactaron en los países integrantes del MERCOSUR, generando algunas situaciones de tensión entre sus miembros, particularmente entre Argentina y Brasil.

La carencia de acceso al financiamiento externo provocó, entre otros efectos, dificultades para sostener un déficit elevado en la cuenta corriente del balance de pagos de dichos países.
Adicionalmente, se verificó una importante caída en el precio internacional de muchas “commodities” primarias e industriales, circunstancia que agudizó los desequilibrios de comercio exterior de esos mismos países.

Tales dificultades impulsaron la adopción de distintos tipos de restricciones sobre las compras en el exterior, sin excluir, por cierto, al propio intercambio intra MERCOSUR, que es de creciente importancia para los países integrantes del bloque subregional y en particular para el nuestro (ver cuadro adjunto).

Por otra parte, a los problemas coyunturales señalados se agregan otros de características más permanentes, tales como los vinculados a los sectores automotor y azucarero.
En este cuadro de situación se desarrolló la XV Reunión Cumbre de Presidentes, durante la segunda semana de diciembre y con sede en Río de Janeiro.

Con relación a las restricciones comerciales se alcanzó un acuerdo para que Brasil elimine los controles sanitarios que entorpecían el otorgamiento de licencias previas de importación de productos alimenticios.
También se decidió prorrogar por dos años el régimen de admisión temporaria, que constituía otro punto de conflicto, al tiempo que se suscribió un acuerdo para simplificar los trámites vinculados con el comercio exterior intrabloque (canal MERCOSUR).

Un tema de enorme significación al interior del MERCOSUR -especialmente para Argentina y Brasil- como es el régimen automotor, también fue analizado durante la Reunión Cumbre.

En las negociaciones se sentaron las bases mínimas para el establecimiento de un régimen de transición entre los años 2000 y 2004 inclusive.

Dicho régimen, en principio, eliminaría los cupos y compensaciones actualmente existentes y establecería un sistema de monitoreo permanente -a definir durante el primer semestre de 1999- sobre los flujos de producción, inversiones, exportaciones e importaciones.
Una cuestión clave en este punto es evitar la aplicación de subsidios a la inversión, tema que ha generado fuertes conflictos entre las partes.

Con respecto al régimen arancelario automotor se fijó el criterio de que para gozar del arancel cero en el comercio intrazona, los vehículos deben poseer un mínimo de 60% de componentes regionales.
El arancel externo común, por su parte, sería establecido en 35%, otorgándosele a Uruguay y Paraguay -que tienen un arancel menor- un período de convergencia hasta el año 2004.

Por último, en otro tema conflictivo como el del azúcar, se acordó formar un comité que propondrá un nuevo régimen de adecuación desde el año 2001.
Un factor que facilitó las negociaciones, fue el reconocimiento argentino con respecto a que los subsidios en Brasil son menores a los calculados anteriormente.

En definitiva, cabe señalar que si bien la Reunión Cumbre de Presidentes no concretó soluciones definitivas para varios de los más importantes temas analizados, permitió encauzar las negociaciones a futuro y superar el alto grado de conflictividad en que se hallaba inmerso el proceso de integración subregional.