Precios, Salarios y Ocupación


Situación

Prosigue la deflación en los precios, tanto minoristas como mayoristas, bajo la influencia de la reducción de la actividad económica.

El menor nivel de actividad tiende lógicamente a afectar el cuadro ocupacional y los niveles salariales.

Prosigue la tendencia deflacionaria

El índice de precios al consumidor de noviembre declinó 0,2% respecto del mes anterior, constituyendo la cuarta deflación en el año y continuando la dirección de octubre.

En los últimos doce meses el acumulado alcanzó un incremento de 0,8%, el más bajo desde febrero de 1998, en que había llegado a 0,5%.

En el examen pormenorizado se destaca la baja en el rubro de ali-mentos y bebidas (-0,6%), con una significativa reducción del precio de la carne (-2,6%).
Asimismo, registraron deflación los rubros de esparcimiento (-0,3%), de transporte y comunicaciones (-0,1%) y de indumentaria (-0,1%).

No registraron cambios bienes y servicios varios, equipamiento del hogar, educación y salud.
Solamente el rubro de vivienda mostró un incremento (0,2%).

El análisis refleja los efectos del menor nivel de actividad y la retracción del consumo.

El índice de precios al por mayor (IPIM) de noviembre mostró una baja de 0,9% respecto del mes anterior, mientras que en los últimos doce meses acumuló una deflación de 5,8%.
Con este resultado se profundiza la tendencia deflacionaria que comenzara en mayo y que se acelerara en los últimos meses con la reducción de la actividad económica.

En el análisis detallado se observa una caída en todos los rubros.
Los precios de los productos nacionales revelaron una baja en los primarios (-3,4%), a consecuencia de la caída en petróleo y gas (-9,9%), pesca (-7,9%) y agropecuarios (-1,3%), en tanto que los precios de los manufacturados y electricidad también disminuyeron 0,4%, a causa en parte de una mayor acumulación de stocks.
A su vez, también presentaron deflación los productos importados (-0,9%).

El índice del costo de la construcción aumentó 0,2%, con incrementos de 0,5% tanto en mano de obra como en gastos generales, mientras que declinó materiales (-0,1%).
En los últimos doce meses este indicador registró una deflación de 0,3%.

Al término de la primera semana de diciembre, las previsiones para el índice mensual de precios al consumidor apuntan a continuar la tendencia previa, esperándose un guarismo levemente negativo.

Se incrementó la desigual distribución del ingreso

De acuerdo con la última encuesta permanente de hogares del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) de agosto, en el Gran Buenos Aires (Ciudad de Buenos Aires y partidos del conurbano bonaerense), el 20% de la población de mayores ingresos recibió 53,2% del total, en tanto que el 20% de menores ingresos percibió solamente 4,2%.

La diferencia se amplía si se compara la franja del 10% de mayores ingresos, que recibió 37,3%, con el 10% más pobre, que obtuvo apenas 1,5%.

Si la compulsa se analiza por hogares, se reproduce la situación, ya que el 10% de los más ricos se quedó con 35,8% del ingreso total, en tanto que su equivalente más pobre sólo percibió 1,4%.

Este panorama se viene agravando tendencialmente en la presente década.
Si la comparación se aleja más, se observa que en 1974 el 10% de la población de mayores ingresos recibía 28,2% del total y actualmente percibe 37,3%, en tanto que el 30% más pobre disminuyó su participación del 11,3% al 8,1%.

Según el INDEC, en el Gran Buenos Aires hay 11,8 millones de habitantes en 3,2 millones de hogares.
La población que percibe algún tipo de ingreso (salario, jubilación, rentas) alcanza a 5,3 millones.
Los 553.000 más pobres reciben un ingreso inferior a $ 150, equivalente en conjunto a 1,5% del total.
En la franja de entre $ 150 y 225 hay 553.000 personas.
En el otro extremo de la escala, hay 553.000 personas con ingresos que van desde los $ 1.500 a los 11.000 mensuales.
La mitad de la población de la región percibe ingresos inferiores a los $ 500, equivalente al 20% del total.


Perspectivas

Las previsiones de evolución de los precios se hallan significativamente asociadas a la prevista reducción de la actividad económica y los ingresos -en términos interanuales-al menos durante los primeros meses de 1999.

Las tasas de empleo y de desempleo, asimismo, también se verían fuertemente influenciadas por esa perspectiva del nivel de actividad, con lo cual pueden esperarse resultados algo más desfavorables.