Los temas superados por la agricultura argentina en la década del 90
En el marco de una reunión organizada por la UADE se realizó una recopilación de los logros del sector en los últimos 10 años. A modo de síntesis puede decirse que "aumentó la capacidad de almacenaje de 30 a 50 millones de toneladas, lo que permitió retener el 84 % de la última cosecha; el sector aceitero aumentó en un 100 % su capacidad de molienda y su producción constituye la principal fuente de ingresos de nuestras exportaciones; se dragó el Paraná...lo que bajó los costos de flete entre 3 y 4 dólares...Las desregu-laciones permitieron cargar el cereal en camiones de cualquier origen y comprar insumos y maquinaria de todo el mundo. En los últimos 10 años se duplicó la producción de soja, al pasar de 10 a 20 millones de toneladas".
A estos logros señalados por la UADE cabe agregar el despegue de algunas economías regionales como la del algodón y la vitivinícola y en lo agropecuario, la erradica-ción de la aftosa y la reconversión de la lechería argentina.
Los temas pendientes
El problema central del sector se puede sintetizar en una frase: falta de competitividad, concepto que se descompone en una serie de factores sin contar el discutido retraso cambiario resultante de las múltiples devaluaciones que tuvieron lugar en el último quinquenio por parte de clientes y competidores. Pesan en las posibilidades de competir más exitosamente en el mercado internacional, entre otros, los siguientes factores:
Elevadas tasas de interés bancario y extrabancario con excesivo nivel de endeudamiento del sector.
Inadecuado sistema tributario con superposiciones y tendencia a generar evasión.
Elevados costos de transporte.
Elevados costos de insumos.
Presencia de subsidios en el mercado internacional.
Medidas de emergencia agropecuaria inapropiadas.
Incertidumbre frente al futuro del Mercosur.
Pequeños pasos de la ganadería
Mientras el país entero esperaba presenciar un importante salto de la actividad ganadera una vez erradicada la aftosa, posibilitado por la puesta en marcha de un vigoroso programa de promoción de las exportaciones que destaque los méritos de la carne argentina y que fuera capaz de inducir una gradual pero sostenida apertura de múltiples mercados -hasta entonces cerrados a las carnes argentinas por pertenecer al circuito de mercados no aftósico-, poco es lo que se avanzó en la realidad.
Uno de los logros que se agrega al cupo de 20.000 toneladas ofrecido por el mercado estadounidense, es la apertura del mercado de Indonesia, según anunció a mediados de Octubre el SENASA. Se trata, junto con Corea y Japón, de uno de los mercados asiáticos más importantes que exige "riesgo cero" para el ingreso de carne a sus fronteras. Pero si bien el avance es importante, apertura no es sinónimo de concreción de negocios y -nuevamente- la promoción que dé a conocer las bondades del producto es condición necesaria para la penetración de ese mercdo.
Otro hecho auspicioso es el intento de elaboración de una política de carnes que se formule entre todos los integrantes del sector como un primer paso para la integración de la industria frigorífica. Un primer documento producido en esta dirección por la CICCRA destaca la necesidad de enfrentar en forma simultánea el crecimiento de las exportaciones y el del consumo interno, posición superadora de las conocidas opciones de producir para uno u otro mercado y, consecuentemente, favorecedor del segmento de frigoríficos correspondiente.
Por fin, cabe destacar el éxito que la industria de la carne en su conjunto atribuyó a la AFIP en la lucha contra la evasión en el sector cárnico, a partir de la adopción de la medida de reducción del IVA ganadero y del cierre de algunos frigoríficos. La caída de la evasión parece haber superado el 50 %.
La cosecha de trigo y la siembra de granos gruesos
Resulta sorprendente el nivel esperado de producción de todos los granos para la cosecha 1999/2000. Globalmente, se habla de una cosecha que no sería inferior a los 60 millones de toneladas, con cambios en su composición respecto de la campaña anterior. De hecho, la cosecha de trigo ya está jugada, apuntando a superar los 14,5 millones de toneladas, creciendo su participación respecto de la campaña pasada. Este hecho se vincula posiblemente con la liquidez que ofrece este cultivo que pide, a su vez, poco gasto.
El área cultivada con maíz sería superior en 8 a 10 %, mientras que para el girasol se estima una baja de 10-12 %, luego de los desilusionantes precios de la campaña anterior. Pero la nota viene dada por la soja y sobre todo por la combinación trigo/soja de segunda que sería realizada con todos los esfuerzos tecnológicos capaces de garantizar un elevado rendimiento.
Cabe aquí la pregunta de si elevados rendimientos equivalen, a los actuales precios, a elevada rentabilidad. Existe en algunos medios la sospecha de que el productor hubiera podido caer en la tentación de incrementar la producción, como forma de incrementar el ingreso. Respecto de la campaña pasada, cálculos sobre margen bruto por hectárea realizados por técnicos de la EEA del INTA de Marcos Juárez sobre hectárea propia, como promedio ponderado de trigo, maíz, soja y girasol, señalan que ese margen habría sido de $ 172,1 cifra a la que habría que deducir $ 82 de costos fijos y $ 65,5 de amortizaciones. Si a estos magros resultados que, dada la evolución de los precios, no serían mucho mejores en la presente campaña, se añade un análisis patrimonial, se corre el riesgo de detectar un fuerte proceso de descapitalización, dada la baja de la cotización de los campos.
Perspectivas