Análisis Global

La demorada reactivación de la economía

Los guarismos recientemente difundidos sobre la evolución de los principales agregados macroeconómicos durante el primer trimestre del año en curso son reveladores del escenario de estancamiento que expone la economía argentina.

En el cuadro adjunto se puede observar que, con relación a igual período del año anterior, el producto interno bruto sólo creció el 0,9%, como consecuencia de una tenue suba del consumo (1,1%), de una expansión algo mayor de las exportaciones (3,8%) y de una contracción importante de la inversión bruta interna (-3,1%).

Estas cifras sobre la evolución de nuestra economía en el primer trimestre se comparan desfavorablemente con los crecimientos, en igual período, de la economía brasileña (3,1%), mexicana (7,9%) y aun con la de Estados Unidos (5,5%).

Por otra parte y si bien todavía no hay cifras globales, es evidente que en el segundo trimestre la economía tampoco evidenció signos de mayor dinamismo. En tal caso, se torna poco probable el cumplimiento de la proyección oficial inicial que preveía una expansión del 3,5% para todo el año en curso. Para alcanzar este nivel, en el segundo semestre debería verificarse un crecimiento muy acelerado -seguramente superior al 6%- con respecto a igual período del año anterior y cabe considerar, además, que el segundo fue el mejor semestre del año 1999.

Algunos índicios más coyunturales parecerían señalar, sin embargo, algunos incipientes signos de reactivación. El más difundido por las propias autoridades se refiere al incremento de la recaudación tributaria en junio, que superó en más del 11% a la que se había obtenido en mayo y en más del 15% a la de igual mes del año pasado.

La información no es estrictamente comparable en razón del incremento en el anticipo del impuesto a las ganancias y por la moratoria, pero aún las cifras excluyendo estos nuevos elementos se comparan favorablemente con la recaudación de un año atrás.

Si bien habrá que observar el comportamiento de los ingresos fiscales en los próximos meses para verificar si junio constituye un punto de inflexión o no, lo concreto es que los más de $ 4.800 millones recaudados en ese mes, permitieron sobrecumplir las metas de déficit fiscal acordadas con el FMI para el segundo trimestre en más de $ 300 millones. Ello significa un cierto alivio para el resto del año, pero de todos modos habrá que hacer un gran esfuerzo para encuadrarse dentro de los $ 4.700 millones fijados como déficit anual.

El Gobierno, en las últimas semanas, también ha tomado nota de que la debilidad del proceso de reactivación guarda vinculación con las negativas expectativas de los agentes económicos y con la ausencia de medidas concretas destinadas a estimular la actividad productiva. En tal sentido se ha anunciado una serie de propuestas, entre las que sobresale un plan federal de infraestructura por más de $ 20.000 millones a ejecutarse en los próximos cinco años. De todos modos, es evidente que, salvo en el plano de las expectativas, su impacto real en el corriente año será prácticamente nulo desde el punto de vista del nivel de actividad.

En definitiva, los indicios sobre la recuperación económica no son en modo alguno elocuentes como para asegurar un sendero de expansión en los próximos meses. Inclusive el aumento en la tasa de desocupación laboral, la deflación de precios minoristas y el estancamiento en el volumen de créditos al sector privado son también datos importantes de la coyuntura que desautorizan la emisión de un juicio definitivo acerca del final de la recesión.

La actividad de la construcción presentó en los cinco primeros meses del año una contracción de 9,6% respecto de igual lapso de 1999, según las últimas cifras disponibles del indicador elaborado por el INDEC.

Una aproximación a la magnitud de la recesión que atraviesa la construcción puede alcanzarse observando que en los meses de febrero a mayo últimos, según la misma fuente, los niveles desestacionalizados de actividad resultaron prácticamente -salvo dos excepciones- los más bajos de toda la serie mensual desde enero de 1997.

Después de verificarse niveles de actividad desestacionalizados más bien bajos y prácticamente iguales en el tercer y cuarto trimestres de 1999, se observó una tendencia decreciente durante los primeros cinco meses del corriente año. En comparación con el último trimestre de 1999, el primero de este año mostró una reducción de 5,8%, tendencia que se amplió en los meses de abril y mayo.

Como era de esperar, dada la amplia vinculación de esta actividad con diversas producciones manufactureras, las ventas al sector de los principales insumos considerados por el INDEC registraron disminuciones significativas. En los cinco primeros meses, frente a igual período del año anterior, cayeron las ventas de cemento Portland (-16,8%), ladrillos huecos (-10,9%), hierro redondo para hormigón (-8,7%), pisos y revestimientos cerámicos (-4,1%), asfalto (-3,6%) y pinturas para la construcción (-2,2%).

El comportamiento descripto de la industria de la construcción refleja fundamentalmente:

m una contracción del ingreso disponible del sector asalariado y una mayor cautela en sus decisiones -dada la inestabilidad laboral y salarial-, lo cual ha restringido la demanda de créditos para vivienda;

m un clima de incertidumbre en gran parte del sector privado de la economía -en parte asociado a la aparente interrupción de la incipiente reactivación de fines de 1999-, que ha inducido una postergación de proyectos de inversión;

m una contracción de las obras públicas de infraestructura, ante el ajuste del gasto público a nivel nacional y provincial.
Con respecto a la construcción de viviendas, ha sido particularmente importante el resurgimiento, a partir de marzo último, del crédito hipotecario a tasas de interés de un dígito y con plazos de amortización de hasta 30 años. Si bien la evolución del stock de préstamos hipotecarios ha sido positiva en los meses siguientes, su efecto sobre la actividad constructora presentará un rezago temporal, dada la natural evolución de los proyectos de edificación (diseño integral, excavación y construcción) y a la existencia de una alta cantidad de viviendas construidas.

Por otro lado, existen fuertes expectativas en torno al proyectado Plan Federal de Infraestructura, el cual se encuentra en su fase final de elaboración y requerirá una intervención posterior del Congreso. Al respecto, el ministro del área señaló que el plan recién podría comenzar hacia fin de año.