Sector Agropecuario

Situación


Varios cambios de actitud frente a la aftosa

La gestión llevada a cabo por el primer secretario de la cartera de Agricultura, Ganadería, Pesca y Alimentación del actual gobierno adoptó como política la de ocultar la aparición de focos de aftosa, presumiblemente con la idea de que el rebrote podría ser controlado sin necesidad de perder, ni aún temporalmente, los mercados de exportación, ni de utilizar el rifle sanitario. Contó para ello con el acuerdo de -al menos - las entidades de productores y, por supuesto, con la de los frigoríficos de exportación.

De hecho, la situación se escapó rápidamente de las manos de quienes tenían responsabilidades sanitarias, hasta que los propios productores comenzaron a denunciar la existencia de focos y la vacunación azarosa pero frecuente realizada por el SENASA sin reco- nocerlo públicamente.

El último acto del mencionado funcionario iba a ser la aceptación de lo inocultable, pero no llegó a concretarlo como consecuencia de la renuncia del gabinete económico al que pertenecía.

El nuevo ministro, en su breve paso por el sector público, tomó varias medidas que involucraban al sector. Una de ellas fue la de disminuir la categoría de la Secretaría a la de Subsecretaría dentro de una nueva Secretaría denominada “de la Producción”, generando las lógicas resistencias de un sector que no sólo no esperaba verse reducido a nivel jurisdiccional, sino que aspiraba a elevarse a la categoría de ministerio, alegando entre otros argumentos el fuerte peso del sector agroindustrial como generador de divisas.

El SENASA fue intervenido a mediados de marzo y hasta el 31 de diciembre. El interventor designado optó por blanquear la situación, pero tuvo una actitud vacilante en el tratamiento concreto del problema. La medida más destacada fue la de inmovilizar el ganado en todo el país.

Mientras la enfermedad se propagaba en la Argentina, otro tanto ocurría en Europa. Allí la reacción de las autoridades sanitarias fue la opuesta a la adoptada a nivel nacional: se dio aviso a la Organización Internacional de Epizootias (OIE) y siguiendo las exigencias de ese organismo ante la aparición de brotes de la enfermedad, se aplicó el rifle sanitario. La enorme facilidad de propagación de la aftosa hizo que a principios del mes de abril se hubieran detectado más de 1.000 animales enfermos y se estime en un millón los animales enfermos y en riesgo de ser ejecutados de inmediato, tan sólo en Inglaterra, epicentro de la enfermedad. Además de ese país, en Europa se encuentran afectados Francia y recientemente Holanda. Fuera de Europa también surgieron focos en Arabia Saudita, Colombia y otros, declarados o no.

La diferencia de política sanitaria entre la Unión Europea y la Argentina es la que condujo a que la primera cerrara sus fronteras a la carne producida en el país, a pesar de que tradicionalmente el mercado europeo fue consumidor de carne argentina cuando la aftosa aún asolaba los rodeos nacionales y se vacunaba para erradicar el flagelo. Obviamente, la falta de conducta de la Secretaría en la primera etapa y la pérdida de credibilidad que trajo consigo, reforzaron el cierre de los mercados. Y no sólo de los europeos, ya que antes que ellos lo hicieron Estados Unidos y Canadá, y más tarde importantes mercados como Chile, Israel, Costa Rica, Finlandia y Singapur. Sólo Alemania, presionada por sus importadores, se mostró permeable a la reapertura de su mercado, el más importante, tanto por volumen como por valor.

La falta de confiabilidad en la Argentina, aunada a la necesidad de mantener los propios mercados, llevaron a sobreactuar la adopción de medidas precautorias por los principales socios del Mercosur. En efecto, Uruguay extendió la veda a las importaciones de carne argentina al tráfico de verduras, granos y frutas. Y Brasil se acopló rápidamente a la medida adoptada por Uruguay.

En este contexto tuvo lugar el segundo cambio de gabinete económico, cuya estrategia económica es el logro de crecientes niveles de competitividad, logrando incluso la sanción de una ley que faculta al Poder Ejecutivo a adoptar medidas de orden legislativo tendientes a ese fin. El sector agropecuario vio restablecerse el carácter de Secretaría a la repartición que lo rige.

En el SENASA cesó la intervención y se nombró como presidente al funcionario que en la gestión anterior logró derrotar la aftosa hasta el punto en que el país fue declarado “libre de aftosa con vacunación”. El organismo cuenta además con nuevas atribuciones y funciones, como las de declarar el estado de emergencia sanitaria y la consecuente adopción de medidas.

La definición más importante en la lucha contra la aftosa por parte de la actual gestión es la elección de la política de vacunación en lugar de la matanza de animales. Ello implicará que deberán transcurrir unos cuatro años para que el país vuelva a adquirir el status de “libre de aftosa con vacunación”. A su vez, se regionalizó el país según los niveles de contaminación y se estableció un cronograma de vacunación por regiones hasta llegar a la vacunación del rodeo completo con el ritmo semestral que tuvo antes de dejarse de vacunar.


Nueva política agropecuaria

Más allá del arrollador problema de la aftosa, el enfoque propuesto por el nuevo secretario del sector se alínea totalmente con la propuesta de incremento de competitividad a nivel macroeconómico. Para ello ha privilegiado la estrategia de seguir el recorrido de las distintas cadenas productivas, desde el campo hasta el consumidor, buscando focos
de ineficiencia para su remoción.


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