Analisis Global

 

Refinanciación de la deuda y apoyo a la reactivación

En la visión de los operadores financieros internacionales - más allá del blindaje obtenido a fines del año 2000-, la economía argentina expone un serio problema de solvencia a mediano y largo plazo para hacer frente a su endeudamiento.

Por eso, a pesar de obtenerse recursos para cubrir en gran medida los compromisos del corriente año, los mercados voluntarios de crédito han permanecido virtualmente cerrados para nuestro país y la tasa de riesgo-país se ha mantenido por encima de los 900 puntos básicos.

En tales circunstancias, el gobierno anunció -a principios de junio- un megacanje de parte de la deuda pública con vencimiento hasta el año 2005 inclusive. Dicho mecanismo permite diferir pagos en concepto de amortización e intereses de títulos por un monto del orden de los u$s 16.000 millones hasta el 2005, de los cuales unos 7.800 millones debían ser abonados entre el año en curso y el 2002.

Como puede apreciarse, el monto es significativo y aleja el riesgo de “default” en el corto y mediano plazo, aunque también es cierto que debe dimensionarse frente a los más de u$s 80.000 millones -entre capital e intereses- que vencen hasta el 2005 inclusive.

Por lo tanto, a más largo plazo el problema del endeudamiento aparece agravado, si la economía argentina no encuentra un sendero de crecimiento que le permita generar los recursos suficientes y demostrar que puede recuperar la solvencia financiera y fiscal. Además, la fatiga de la recesión después de tres años de caída del PIB genera una fuerte demanda a favor del crecimiento productivo y el empleo, independientemente de los avatares de la deuda pública.

De allí que la conducción económica haya anunciado una serie de medidas para estimular la demanda agregada, dentro de los reducidos márgenes de acción que dejan el ordenamiento monetario existente (régimen de convertibilidad), las restricciones fiscales y los compromisos asumidos en el seno del Mercosur y de la Organización Mundial de Comercio.

Lo más significativo, de todos modos, es el cambio de enfoque que implican las nuevas medidas, ya que se plantean algunos estímulos específicos a favor de las exportaciones y, en menor medida, del consumo interno, a diferencia del enfoque tradicional de los últimos años que siempre privilegiaba el tema de los costos y en particular el nivel de la tasa de interés a través del riesgo-país.

La medida más impactante es la creación de un tipo de cambio ad-hoc para las operaciones de comercio exterior y que incluye al dólar y al euro, por partes iguales, en la determinación de la paridad comercial. Al momento del anuncio ello implicaba una mejora para las exportaciones y un encarecimiento para las importaciones del orden del 7 %, pero el valor oscilará diariamente en función de la cotización entre ambas monedas.

En general, las medidas plantean una cierta dosis de heterodoxia y en consecuencia, habrá que observar cuánto pueden afectar positivamente las expectativas de los agentes económicos locales (productores, consumidores, exportadores) y cuánta resistencia encontrará en el mundo financiero, especialmente en los acreedores externos. Visto desde esta perspectiva, el dilema tiene también un fuerte contenido político.

Crisis energética en Brasil y exportaciones argentinas

A causa de una fuerte escasez de lluvias que ha reducido el caudal de los ríos para alimentar las represas que abastecen a las centrales hidroeléctricas -que producen un 92% de la energía total del país-, Brasil ha comenzado a atravesar una importante crisis energética.

A fin de reducir la demanda de energía al nivel de la disminuida oferta, se descartó un ajuste vía precios debido principalmente a la consecuente aceleración de la inflación, cuya previsión actual ya supera la meta establecida de 4% anual. También se desechó en principio un ajuste vía cantidades mediante apagones masivos -que deberían ser de entre dos y cuatro horas diarias-, adoptándose un plan de racionamiento eléctrico a través de metas de consumo comunicadas a los usuarios, que de no ser alcanzadas implicará pagar tarifas superiores entre 50% y 200% por las cantidades excedidas y la suspensión del servicio por unos días.

El racionamiento dispuesto desde el inicio de junio tiene el objetivo de lograr un ahorro de electricidad de al menos 20% en poco más de la mitad del territorio brasileño, si bien ya se ha anunciado que las exceptuadas regiones norte y sur del país también deberán ahorrar energía próximamente.

Los efectos del racionamiento eléctrico llevarán a un menor nivel de actividad económica que el previsto anteriormente, con lo cual la tasa estimada de crecimiento de la economía brasileña en 2001 se ha reducido aproximadamente de 4% a entre 2% y 2,5%.

Por otra parte, la evolución del tipo de cambio bilateral viene siendo negativa para la competitividad de la producción local. Desde el nivel de 1,9554 reales por dólar a fin de 2000, la moneda brasileña ha llegado a mitad de junio a superar los 2,40 reales, acumulando así una depreciación -frente al dólar y por ende, al peso- de 19% en lo que va del corriente año. Frente a una inflación de 3% en ese período, la devaluación del real ha sido de 16% en términos reales.

La influencia de la menor tasa de crecimiento -y también de la devaluación del real- determinará una disminución de las exportaciones argentinas a Brasil. Según la consultora “Ecolatina”, las mismas caerían de los u$s 8.479 previstos a principios de año para todo el 2001, a un monto de entre 7.518 y 7.758 millones, o sea, una reducción aproximada de entre 700 y 1.000 millones. En términos relativos, esto implicaría sin embargo un incremento de entre 8% y 11% respecto del valor exportado en 2000.

Por otro lado, es probable que a raíz del racionamiento energético disminuya significativamente la producción brasileña en diversos rubros intensivos en el uso de energía, lo que podría dar lugar a un incremento de las exportaciones argentinas respectivas. En este sentido, se han citado los rubros de aluminio, algunos metalúrgicos, químicos y productos alimenticios que son electrointensivos por su necesaria refrigeración, así como el caso de los pollos criados bajo el calor de fuente eléctrica.

El ministro de Industria de Brasil aconsejó a las empresas que poseen plantas en nuestro país que trasladen parte de sus líneas de producción a la Argentina, citando como ejemplo el de la mayor proveedora brasileña de envases de lata para productos alimenticios, que ya decidió aumentar la producción de su planta instalada en la provincia de Buenos Aires.

Según informara el Centro de Estudios Bonaerense (CEB) en base a datos de la Secretaría de Comercio Exterior de Brasil, las exportaciones argentinas -después de una fuerte desaceleración en los meses anteriores- aumentaron en mayo 14,2% frente a igual mes de 2000, en tanto que las importaciones disminuyeron 1,8%. En los primeros cinco meses del año, las exportaciones argentinas a Brasil crecieron 9,3%, acumulando un superávit bilateral de u$s 414 millones, el mayor de los últimos tres años para ese período.

Cabe agregar que el reciente ajuste del tipo de cambio efectivo para las exportaciones e importaciones -por el llamado “factor de convergencia” de la convertibilidad- implica que las ventas y compras argentinas a los países socios del Mercosur se realizarán con un dólar revaluado, en principio, a $ 1,07, compensando así parcialmente el efecto de la acelerada devaluación de la moneda brasileña.