Economía Internacional

Situación

Estados Unidos redujo su tasa de crecimiento en el primer trimestre del año a 1,3% interanual, en tanto que el titular de la Reserva Federal señaló a principios de junio que la suba de los costos no se está traduciendo en presiones considerables sobre los precios, sino que afectan más bien los márgenes de ganancia.

En el año 2000, los mayores ex-portadores del mundo fueron: Estados Unidos (12,3% del total), Alemania (8,7%), Japón (7,5%), Francia (4,7%) y Gran Bretaña (4,4%).

Los países con mayores índices de muerte de trabajadores por accidentes laborales -según un estudio de la Organización Internacional del Trabajo (OIT)- son Corea (0,290 muertes por cada 1.000 trabajadores), la Argentina (0,205), Tailandia (0,154) y Malasia (0,150).


La reducción impositiva en Estados Unidos.

El Congreso de Estados Unidos aprobó una sustancial reducción de impuestos por u$s 1,35 billones en los próximos once años. La disminución será progresiva y levemente menor a la propuesta por el presidente, que era de 1,6 billones en los próximos diez años. En el presente año el recorte será de 100.000 millones.

Las rebajas en el impuesto a las ganancias comprenden, entre otros conceptos, los siguientes:

para los sectores de mayores ingresos (superiores a u$s 300.000 anuales), la alícuota irá descendiendo de 39,6% hasta 35% en forma progresiva;

para los restantes sectores de ingresos -ex-cepto los más bajos-, la reducción es inferior a tres puntos porcentuales, y

para los contribuyentes de menores ingresos, la tasa general se mantiene en 15%, excepto para los primeros u$s 6.000 que tendrán una alícuota de 10%.

Contrariamente a la administración republicana, la oposición demócrata sostiene que la reforma beneficia demasiado a los ricos -especialmente a los muy ricos- y muy poco a los más pobres. También se ha señalado que las previsiones de gastos incluidas en la reforma son muy bajas, especialmente considerando las previas promesas electorales de la actual administración en materia de asistencia en educación y de cobertura de medicamentos.

Asimismo, las críticas apuntan a la enorme reducción tributaria que regirá a continuación del período de once años, justamente cuando se debe afrontar la jubilación de la generación de posguerra, además de las mayores demandas al programa de atención médica a los ancianos.

Por otra parte, puede observarse que el extendido período de crecimiento de la economía estadounidense -con el consecuente aumento de los ingresos impositivos- ha dado lugar a un significativo superávit fiscal, que permite ahora enfrentar la coyuntura con una reducción de impuestos que estimule el consumo. Con esta política fiscal compensatoria y con la política monetaria expansiva de la Reserva Federal, se espera oficialmente superar la fuerte desaceleración económica de los últimos meses.

UNCTAD: propuesta de cambios financieros.

En su último informe anual, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), propuso un nuevo esquema para el tratamiento de crisis financieras en los países, diferente al conocido hasta ahora de planes de ajuste encabezados por el FMI. Entre otros propósitos, se orienta a hacer participar a los acreedores en la solución de la crisis y a tratar de evitar que los mismos se apropien de activos de esos países, aprovechando sus mayores ventajas.

En síntesis, los países en crisis podrían suspender temporal y unilateralmente sus pagos, sin ser calificados de incurrir en una “cesación de pagos” y sin poder acceder a nuevos créditos. En ese tiempo de suspensión, los gobiernos, los organismos financieros internacionales y los acreedores privados en forma voluntaria negociarían un acuerdo de reprogramación de la deuda del país en cuestión.

Para la aplicación de la propuesta se prevé modificar el Convenio Consultivo del FMI para proporcionar al país en crisis cierta protección contra el riesgo de ser demandado por sus acreedores. Dichas suspensiones de pagos deberían ser autorizadas por una instancia independiente, que no sea el FMI.

Por otra parte, se apunta a crear una nueva estructura financiera internacional -menos asimétrica- que resguarde a los países en desarrollo de las decisiones económicas que adoptan Estados Unidos, Japón y la Unión Europea. Al respecto, se señala que casi todas las crisis importantes en las economías emergentes han estado relacionadas con variaciones en las áreas cambiaria y monetaria de los mencionados países industrializados.

En este sentido, se recomienda un procedimiento de vigilancia multilateral de las políticas macroeconómicas de los países industrializados para observar su repercusión en los países en desarrollo, además de iniciativas más audaces para estabilizar las monedas de reserva internacional.

Con respecto a los programas de crédito del FMI -y citando específicamente los casos de la Argentina y Turquía-, se demanda que el contenido de los respectivos acuerdos se concentre en los objetivos macroeconómicos básicos y no se persista en incorporar otros condicionamientos de política que pueden afectar la soberanía de los países deudores.

En otro orden, se propuso trabajar con vistas a la formación de “zonas de objetivos monetarios” para el dólar, el yen y el euro, con un compromiso de los países de defender esas monedas a través de una intervención coordinada y acciones de política económica.


Perspectivas

Después de la baja de las tasas de interés adoptada por el Banco Central Europeo en mayo último -su primera rebaja en dos años-, las expectativas sobre una nueva reducción chocan con la desbordada meta de inflación, mientras se observa una desaceleración del crecimiento en la zona del euro.

La leve disminución del PIB de Japón en el primer trimestre del año, sumado a datos negativos de abril y al propósito gubernamental de recortar el gasto público, reducen las posibilidades de una pronta recuperación del nivel de actividad.

Se observa con atención la posible evolución futura del sudeste asiático en materia de cooperación e integración, considerando los últimos avances en acuerdos comerciales subregionales y el convenio entre bancos centrales para prevenir crisis financieras mediante operaciones de pase de monedas.