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Informe Económico de Coyuntura |
Nº 217 - Marzo 2002 - AÑO 20 |
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• Por primera vez en muchos años, las economías más grandes del mundo se
han atascado al mismo tiempo, observándose que en el 2001 el volumen del comercio
internacional prácticamente no varió -después de crecer 12% en 2000- y las inversiones
extranjeras directas descendieron 50%. |
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• El PIB de Alemania disminuyó por segunda vez consecutiva en el cuarto
trimestre de 2001, cerrando el año con un crecimiento de sólo 0,6% respecto de 2000, a
la vez que presentó un déficit fiscal equivalente a 2,6% del PIB. |
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• Las autoridades brasileñas redujeron su previsión de crecimiento para
2002 a un rango de 2% a 2,5% -en la revisión del acuerdo con el FMI-, estimándose que el
sector externo contribuirá positivamente, influido por la devaluación del real de
aproximadamente 30% durante 2001. |
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Panorama más alentador en la economía de E.E.U.U.
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Después
de once reducciones de las tasas de interés durante 2001, que llevaron la tasa para
fondos federales (interbancaria para préstamos a 24 horas) a 1,75% anual
-el nivel más bajo desde julio de 1961-, la Reserva Federal estadounidense mantuvo sin
cambios las tasas el 30 de enero último.
En esta oportunidad, la autoridad monetaria señaló que “el panorama para la
recuperación económica es más prometedor”, dado que se estaría
reduciendo la debilidad de la demanda y la actividad económica comienza a reafirmarse.
El mismo día de esa decisión, se anunció oficialmente que el PIB creció en términos
reales (ajustado por la inflación) un 0,2% interanual en el último trimestre de
2001, según las estimaciones provisionales, ampliamente superiores a las expectativas
privadas.
Después de una baja del PIB de 1,3% en el tercer trimestre -el único cuarto del año
2001 con signo negativo-, gran parte de la mejora del último trimestre se originó en el gasto
de los consumidores, que aumentó 5,4%. Sin embargo, este incremento respondió
casi totalmente a las ventas récord de autos, estimuladas por fuertes incentivos de las
empresas automotrices.
También influyó significativamente la suba de 9,2% en el gasto público,
impulsado por el sector de defensa y mayores erogaciones de los estados, actuando así la
política fiscal de forma anticíclica. |
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Vulnerabilidad de las economías latinoamericanas
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En el año 2001 se confirmó que las fluctuaciones
económicas están en la esencia de nuestro sistema económico, según el
análisis de José Antonio Ocampo, titular de la Comisión Económica para América Latina
(CEPAL-ONU). La mayor desaceleración económica mundial en dos décadas fue acentuada por
el ataque terrorista del 11 de setiembre, transformándose en una recesión
global.
En la posterior coyuntura económica internacional, lo más positivo fue la
reacción rápida y decidida de las autoridades de Estados Unidos, según
Ocampo. Mediante un enfoque keynesiano, enfrentaron la contracción de la demanda con una
drástica baja de las tasas de interés y una política fiscal expansiva, herramientas que
las autoridades europeas han sido más renuentes a usar. A su vez, las
autoridades japonesas iniciaron un proceso de reestructuración, cuyos
efectos de corto plazo reconocen como desfavorables.
En América Latina y el Caribe, a diferencia de las crisis
de 1995 y 1998-99, la actual es generalizada y el factor decisivo es la desaceleración
del crecimiento del volumen de exportaciones (de 12% en 2000 a 2% en
2001), a lo que se sumó una baja bastante general de los precios de materias
primas.
Se demostró así la vulnerabilidad de las economías de la
región, según el titular de la CEPAL, estimándose un crecimiento económico de sólo
0,5% en 2001 para el conjunto de la región y previéndose un escaso 1,1% en 2002.
Sin embargo, se ha evitado en casi todos los países que la coyuntura desfavorable se
transforme en una crisis financiera o de balance de pagos.
Según los diversos países de la región, se han instrumentado
políticas moderadas de compensación fiscal, de mayor competitividad cambiaria o
bien, de cierta reducción de las tasas de interés. |
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Fuerte crítica de los organismos internacionales
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“Es una inconsciencia que Estados Unidos, Japón y la
Unión Europea gasten miles de millones de dólares en mantener unas actividades
marginales que benefician a unos pocos de sus ciudadanos, pero devastan unos sectores
agrícolas que son fundamentales para la paz y el desarrollo de los países pobres”,
afirmó Horst Köhler, titular del FMI, a mediados de enero en una
conferencia en Washington.
Asimismo, expresó duras críticas contra la práctica de los países ricos de otorgar
subsidios “que distorsionan el comercio en áreas en las cuales las naciones en
desarrollo tienen ventajas, como la agricultura, las comidas procesadas, los textiles, la
ropa y las manufacturas livianas”.
Concluyó que “la verdadera prueba sobre la credibilidad de los esfuerzos
de los países ricos para combatir la pobreza reside en su voluntad de abrir sus mercados
y dejar de lado esos subsidios”. En el mismo sentido se ha expresado también James
Wolfensohn, titular del Banco Mundial.
En los dos últimos años se ha puesto en marcha la nueva Estrategia de Lucha
contra la Pobreza a nivel internacional. Los organismos multilaterales se han
mostrado convencidos de que aún es posible lograr la meta de disminuir a la mitad
la pobreza extrema en 2015, año fijado por la Organización de Naciones Unidas.
Dicha pobreza es definida como la gente que vive con menos de un dólar por día. |
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• Las expectativas a corto plazo sobre la economía japonesa -la segunda más
grande del mundo- son más bien negativas, considerando una deflación ininterrumpida de
más de dos años, la persistente reducción del consumo, la baja del PIB en términos
nominales y reales y el récord de la tasa de desempleo en diciembre pasado. |
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• Al dejar sin variación las tasas de interés a principios de febrero, el
Banco Central Europeo no prevé presiones inflacionarias significativas, a la vez que sus
proyecciones apuntan a una gradual mejora de la actividad económica de la región. |
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• Las estimaciones más generalizadas respecto del posible contagio de la
crisis argentina, apuntan en forma predominante a un escaso efecto regional, incluso en el
caso de Brasil, favorecido entre otros aspectos porque -según la Fundación Capital- 80%
de su deuda pública se encuentra en manos de residentes y en su mayoría está expresada
en reales. |
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