Informe Económico de Coyuntura

Nº 219 - Mayo 2002 - AÑO 20

 SECTOR AGROPECUARIO

SITUACION

El Gobierno no parece haber dado con la fórmula -si la hubiera- capaz de satisfacer las distintas variables que integran la ecuación agropecuaria. Existe una evidente dificultad para la adopción de medidas claras y estables que den marco a la actividad.
Ante la acumulación de problemas no resueltos, la dirigencia del sector ha adoptado una actitud contestataria, motivada básicamente en el incremento del gravamen a las exportaciones.

Los nuevos derechos de exportación

A un mes de haber sido establecidos, los derechos de exportación fueron incrementados. Las exportaciones de productos agrícolas en general pasaron del 10 % al 20 %, las de harinas y aceites del 5 % al 20 %, mientras que permanecen en 5 % las manufacturas de origen agropecuario. Tampoco fueron modificadas las retenciones a las exportaciones ganaderas, el arroz, las frutas y el algodón.

La adopción de esta medida fue sumamente discutida a nivel oficial. Entre la mención pública por parte de las autoridades de la posibilidad de su instrumentación y su efectivo anuncio transcurrió una semana, que fue muy bien aprovechada por los exportadores para declarar ventas todavía no realizadas pero que de concretarse e inscribirse con posterioridad a la puesta en vigencia del incremento, pagarían el gravamen con las nuevas tasas. Esta estratagema pone en duda la concreción de la recaudación esperada con el incremento dispuesto.

La resistencia del sector es fuerte y su posición, excepción hecha de los productores representados por CONINAGRO, intransigente. Se ha programado un paro de actividades “tranqueras afuera” para el 28 del corriente, con duración de cuatro días.

Un marco aleatorio

Si bien el emergente para la protesta del sector es el gravamen a las exportaciones, el malestar parece referirse a una combinación de factores que se trastocaron en el pasaje del modelo de convertibilidad hacia la pesificación y que no han podido encontrar una modalidad que las reemplace satisfactoriamente. Los engranajes que permitían el funcionamiento del sector se desencajaron, generando un marco de incertidumbre y de dificultades operativas que tiende a dificultar fundamentalmente las actividades referidas a la cosecha 2002/2003, que se inicia próximamente con el trigo.

Entre los factores que dificultan la toma de decisiones son particularmente importantes los que tornan inciertos los resultados económicos. Es el caso de la cesación total, desde el 20 de diciembre de 2001, de las actividades del Mercado a Término (MAT), instrumento que cuando era utilizado por el productor tomando posiciones le permitía alcanzar la certeza de un precio futuro o, caso contrario, ofrecía un valor de referencia para los cálculos de rentabilidad, facilitando la correcta asignación de recursos, sobre todo en el momento de definir el paquete tecnológico a aplicar en los distintos cultivos. Si bien existe una resolución que habilita al MAT a cotizar y operar en dólares, ésta no ha sido reglamentada.

En el tratamiento de la deuda por provisión de insumos de la campaña que está por concluir, se reflejan las dificultades para dar con soluciones que satisfagan a las partes involucradas. En efecto, la relación entre proveedores y productores se halla trabada debido a que no está en aplicación la resolución del Ministerio de Economía que establecía el pago de los insumos a valor producto, modalidad que implicaba un punto intermedio entre la pesificación y el mantenimiento de la deuda en dólares.

Esta resolución fue cuestionada por una parte de los productores, motivando que la Secretaría de Agricultura hasta entonces no interviniente, intentara tomar participación en el tema. El temor a incurrir en gastos que más tarde se mostrarían como evitables en el caso de la adopción de una solución distinta, paralizó los pagos de los productores a los proveedores de insumos. La dificultad para dar con una solución mejor, a cuya búsqueda se volcaron el Ministerio de Economía y la SAGPyA, no ha permitido aún resultados satisfactorios y mantiene la situación en suspenso.

La lechería es otra actividad en la que el Gobierno se vio obligado a arbitrar entre las partes, productores y usinas, en procura de un precio de equilibrio, pero las diferencias son de tal magnitud que hace meses que el sector no puede remontar su crisis ni siquiera con la mediación gubernamental.

Por otro lado, la dificultad de acceder a fuentes alternativas de financiación, en la medida que no se resuelva fluida y oportunamente la situación entre productores y proveedores de insumos, constituye una barrera infranqueable para los productores que no cuentan con capital de trabajo propio.

Este factor se vería agravado por la puesta en vigencia de una disminución del IVA agrícola al 10,5 %, prevista para el mes de agosto, sin que sufra una disminución equivalente el impuesto que grava a los insumos, ya que se crearía una fuente de drenaje de capital de trabajo que se transformaría en saldos acreedores impositivos de imposible recuperación en el corto plazo.

La necesidad de disminuir la tasa del IVA tiene dos fundamentos, por un lado la posibilidad de reducir la evasión, tal como sucedió cuando se disminuyó en la misma proporción el IVA ganadero y por otro, la de achicar los montos a los que se eleva la obligación de devolución del IVA a los exportadores, en montos que no se recaudaron debido, precisamente, a la evasión del gravamen.

Una pauta de los efectos positivos que la salida de la convertibilidad puede tener sobre el sector cuando no se presentan trabas operativas, es lo ocurrido con las exportaciones de frutas y hortalizas. En efecto, entre enero y marzo, las salidas de estos productos desde el puerto de San Antonio, se incrementaron en 11 % y 13 % respectivamente, respecto de igual período del año anterior, tanto hacia mercados tradicionales como hacia nuevos destinos.

PERSPECTIVAS

Si se tiene en cuenta que la inversión es función de la rentabilidad esperada, de permanecer las retenciones más allá de la presente campaña, no serían un estímulo a la inversión en el sector agropecuario. Sin embargo, es dable presumir que si la operatoria del sector se agiliza, la rentabilidad -a estas tasas de retención- resulte positiva. 
La ganadería, por su parte, dadas las perspectivas del mercado externo y el mayor valor de los recuperos, así como la más baja incidencia del gravamen, no se vería afectada.
También las economías regionales ofrecen perspectivas de recuperación como consecuencia del nuevo tipo de cambio y en la medida en que no se vean afectadas por decisiones contradictorias encuadradas en ejercicios de prueba y error.

Gráficos

Tablas