Informe Económico de Coyuntura

Nº 220 - Junio 2002 - AÑO 20

 MONEDA Y FINANZAS

SITUACION

La reestructuración del “corralón” dispuesta por el Decreto 905 -aún no reglamentado al cierre de esta edición- ofrece un menú de bonos en dólares y en pesos, por los cuales podrán optar los ahorristas voluntariamente y que tendrán diversos usos posibles.
Esta reestructuración confirma que los ahorristas y el Estado cargarán con partes sustanciales del costo de la crisis, incluyendo un elevado endeudamiento público futuro, cuyo monto dependerá del grado de aceptación de los nuevos bonos y otros factores.
Continúa la polémica entre exportadores, bancos y las autoridades con respecto a las liquidaciones faltantes de las divisas de exportación, en un contexto de firme suba del dólar y reducción de las reservas internacionales del Banco Central, que ha comenzado a tomar medidas de control.

Variaciones en torno al “corralito” y sus costos

Durante el mes de abril se produjo una serie de acontecimientos que culminaron con la instalación de un prolongado feriado bancario y cambiario, y la renuncia del equipo económico.

Se destacan las dificultades que enfrentó en el Congreso el denominado “plan Bonos”, con el que se quería dar una salida al corralito, y la “ley tapón” para frenar los amparos judiciales.

Los bonos diseñados por la anterior conducción económica para ser entregados compulsivamente a los tenedores de depósitos a plazo fijo reprogramados, sólo contaban con la garantía oficial e implicaba, para el sector público, asumir la totalidad del costo de la medida.

Se trataba de una serie de títulos en dólares y en pesos, a distintos plazos de emisión y tasas de interés, que habían sido acordados con los bancos y los organismos financieros internacionales.

Con respecto a los amparos judiciales, que permitían incrementar fuertemente el llamado “efecto goteo” del corralito, pudieron ser aplacados a partir de la sanción de una ley.

Finalmente, se produjo el recambio ministerial, y la nueva conducción se dedicó a negociar con los representantes de los bancos el otorgamiento de una garantía adicional por parte de las entidades financieras, para los bonos en cuestión.

En el medio de esta discusión, el Congreso avanzó con el objetivo de sustituir el Coeficiente de Estabilización de Referencia (CER), por uno que seguiría la evolución de los salarios, aún por definir.

Esta modificación se aplicaría sobre los préstamos con garantía hipotecaria sin límites, y sobre un segmento de los créditos prendarios y personales.

La eliminación del CER, si bien llevaría alivio a una elevada proporción de deudores, implica incrementar el desequilibrio que la pesificación ha producido en las cuentas de los bancos.

Cabe recordar que al convertirse a moneda local los activos y los pasivos bancarios, los préstamos fueron calculados a un peso por cada dólar, en tanto que los depósitos lo fueron a 1,40 pesos por dólar. El CER había nacido con la intención de achicar, en parte, esta brecha y disminuir el costo de la pesificación.

Este tema no hizo más que profundizar la discusión entre el nuevo equipo económico y las entidades financieras, lo que sumado a las controversias por las garantías adicionales y la liberación de las cuentas a la vista, llevó a dejar de lado esta salida de los bonos obligatorios y comenzar a analizar nuevas alternativas.

La difícil política monetaria

El Banco Central continúa otorgando redescuentos a las entidades financieras en situación de iliquidez transitoria.

En abril, el ente monetario había decidido llevar adelante una política monetaria más restrictiva, encareciendo el costo de los redescuentos, al atar su tasa de interés con la devengada en las distintas licitaciones de Letras del Banco Central (LEBAC).

Dado que las tasas de las LEBAC llegaron a sobrepasar el 100% anual, en mayo se decidió acotar el costo de los redescuentos al 35% si habían sido tomados durante el período anterior.

Paralelamente, el Banco Central aumentó los requerimientos de información a las entidades en problemas, entre los que se destaca la presentación de un flujo de fondos proyectado para 35 días a partir de la solicitud.

Con respecto a las licitaciones de Letras del Banco Central, que se desarrollan semanalmente, cabe mencionar que la tasa en pesos alcanzó el 107% anual al comenzar mayo, en tanto que la “dolarizada” se acercaba al 40%. A mediados del mes, estos rendimientos se ubicaban en el 96% y 27%, respectivamente.

Tendencia alcista del tipo de cambio

En cuanto a la política cambiaria, la autoridad monetaria sigue interviniendo en el mercado vendiendo divisas diariamente, a fin de controlar la cotización del dólar.

En algunas jornadas ha debido desprenderse de más de u$s 70 millones en el mercado mayorista, no logrando detener la suba del tipo de cambio ya entrada la segunda mitad de mayo.

Cabe destacar que al producirse el recambio ministerial se instalaron fuertes expectativas acerca de la puesta en práctica de una política de tipo de cambio fijo, lo cual fue descartado por la nueva conducción económica.

En mayo se procedió a pagar, utilizando reservas del Banco Central, una cuota de u$s 680 millones al Banco Mundial para evitar la cesación de pagos con un organismo financiero internacional.

PERSPECTIVAS

La reestructuración del “corralón” ha incluido un primer paso hacia la configuración del nuevo sistema financiero -al permitir la creación de nuevas cuentas libres en dólares y en pesos-, esperándose la progresiva ampliación del segmento libre y la paulatina reducción del segmento reprogramado.
Se prevé que la nueva reglamentación incluya la posibilidad de que los bancos renegocien con sus clientes las condiciones de los depósitos reprogramados en cuanto a tasas de interés y plazos de devolución.
A partir de junio, los cobros de exportaciones superiores a u$s 1.000.000 y todas las prefinanciaciones y cobros anticipados de exportaciones, deberán ser liquidados y cedidos al Banco Central, el cual ha abandonado el régimen dispuesto en febrero por el cual encomendara a los bancos el seguimiento de las liquidaciones de divisas de exportación.