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Informe Económico de Coyuntura |
Nº 227 - Enero 2003 - AÑO 22 |
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Al cabo de un año difícil, el balance de la actividad agropecuaria ha
arrojado un resultado exitoso. Podría haberlo sido mucho más, pero los abruptos cambios
de reglas del juego que se produjeron a nivel macroeconómico exigieron un acomodamiento
no siempre lineal de las variables, con frecuentes dificultades para el establecimiento de
una normativa adecuada a las nuevas condiciones. |
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Y aún ahora, a un año de la eclosión de las variables, no todos los
temas han encontrado una respuesta que sea considerada satisfactoria por el sector y/o que
permita optimizar la capacidad productiva del mismo. Felizmente, una importante alza de
los precios internacionales de los granos permitió disimular la lentitud en la adopción
de medidas y el escaso incentivo económico derivado de la falta de seguridad de las
condiciones en general. |
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La
sojarización de la agricultura
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La
siembra directa, el mayor uso de fertilizantes, la aparición de la soja transgénica y de
otros materiales genéticos, la generación de un polo industrial con una importante
capacidad de procesamiento -acompañados de una demanda sostenida del mercado
internacional, tanto de grano como de aceites-, fueron induciendo el creciente uso
del suelo agrícola para la soja, con el desplazamiento de otros cultivos y de la
ganadería, allí donde era posible.
Tras varias sucesivas campañas récord, la que se espera para 2002/03 será de entre 32 y
34 millones de toneladas, según estimaciones de producción privadas. Este volumen se
obtendría a partir de una superficie cultivada de 12,6 millones de hectáreas de
intención de siembra estimados por la SAGPyA, cerca de un 10% más que en la
campaña anterior. La superficie cultivada crecería así por séptimo año
consecutivo y duplicaría los 6 millones de hectáreas de la campaña 1995/96.
A la producción que se obtendría en la presente campaña, puede sumarse los granos
aún retenidos por los productores de la cosecha 2001/2002, que se estima en unos
11 millones de toneladas, compuestos en su mayor parte por soja.
Si además se tiene en cuenta que este volumen de cosecha -juntamente con la de Brasil-
tiene un peso lo suficientemente significativo como para influir sobre el precio
internacional, no puede dejar de encenderse una luz amarilla ante tanta
concentración de la producción y la consecuente asunción de un elevado riesgo de precio
y, en consecuencia, un elevado riesgo de ingreso.
Cabe destacar que la existencia e incipiente difusión de nuevos híbridos de
maíz está generando una alternativa, tanto al monocultivo de la soja como a la
combinación trigo-soja de segunda, sobre todo en los campos en que la rentabilidad de la
combinación no es muy satisfactoria, abriendo además la posibilidad de una rotación
beneficiosa para los suelos. También el girasol ha vuelto a cobrar
cierta importancia y ha premiado a los productores que lo cultivaron con precios sumamente
remunerativos.
El mercado de la soja sigue firme, pero con una fuerte volatilidad, producto de la
operatoria de los fondos de inversión, que ante un determinado nivel de precios venden
posiciones provocando fuertes bajas, hasta que el ciclo recomienza al presentarse algún
desencadenante alcista.
Ante este comportamiento del mercado, muchos analistas consideran los precios actuales,
netos de retenciones, como muy satisfactorios, aconsejando una venta aún
cuando fuere parcial, de los volúmenes retenidos. Para ello el instrumento ideal sería
el mercado de futuros. Lamentablemente, y luego de haber ido
afianzándose año a año en la década pasada, los acontecimientos de diciembre de 2001
pulverizaron ese mercado, que no ha podido recomponerse a niveles de significación, sobre
todo por la falta de confianza de los productores, tanto en el mercado como en el incierto
tratamiento del tipo de cambio. |
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Meseta
de los precios ganaderos
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La actividad se encuentra en una meseta de precios
desde hace aproximadamente cuatro meses, coincidiendo con la estabilidad del tipo de
cambio. La cotización de los productos cárneos -ubicada en promedio en torno a u$s 0,74
por kilo, neto de derechos- y su relación con los agrícolas, no es de las más
favorables a la actividad, pero es dable esperar una gradual mejora que
seguiría el ritmo de la reconquista de los mercados externos que se cerraron para el
producto argentino cuando reapareció la fiebre aftosa en el rodeo.
Lamentablemente, el proceso de reapertura -si bien importante desde el punto de vista de
la cantidad de mercados que se reabrieron- es parcial y lento, con importantes exclusiones
de productos aún en los mercados reabiertos, que incidieron en los precios recibidos. En
efecto, las compras no tienen la importancia previa al cierre y el
producto perdió la ventaja de su diferenciación a favor de los mercados que nos
sustituyeron satisfactoriamente, como el brasileño. Prueba de ello es que Brasil pasó a
ocupar un lugar mucho más importante en el cuadro de países exportadores, que el que
ocupa la Argentina.
La Asociación de Industrias Argentinas de la Carne estima que en el año 2002 se habrán
exportado unas 350 mil toneladas, por un valor de u$s 480 millones, monto que según la
citada fuente, es 40% inferior al alcanzado en el período previo al cierre de los
mercados. |
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Principales
limitantes para el sector agropecuario
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En
el marco de un seminario organizado por la Fundación Producir Conservando,
Gustavo Oliverio y Gustavo López presentaron un estudio sobre el potencial de la
producción argentina de granos y carnes. Este trabajo sintetiza también algunas
de las limitantes que encuentra la producción para alcanzar ese potencial. Ellos son:
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inseguridad jurídica respecto de la validez y continuidad en el tiempo de
las fórmulas contractuales; |
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inseguridad y desconfianza sobre el valor y
estabilidad de la moneda; |
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inexistencia de un sistema financiero, con la
consecuente falta de perspectiva de regeneración del crédito tradicional; |
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incertidumbre acerca del sistema impositivo; |
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falta de infraestructura de almacenaje, transportes y
procesamiento industrial para algunos productos; |
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funcionamiento deficiente de los mercados de futuros; |
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elevada evasión fiscal y escaso control de la misma; |
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deficiencias en la estructura del SENASA; |
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falta de desarrollo de instrumentos capaces de
agregar valor y generar una más favorable comercialización de la producción, tales como
certificados de origen, trazabilidad, etc., y |
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falta de desarrollo de instrumentos de promoción de
las exportaciones, con un Estado facilitador de la apertura de nuevos mercados. |
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A estos factores de manejo endógeno, se suman los factores
exógenos, de los cuales el proteccionismo practicado por los países centrales
es el fundamental.
En este sentido, la lucha del grupo Cairns tiene un valor que tal vez no pase de lo
simbólico. Es más, las negociaciones y las resoluciones que toman las distintas
instancias en el seno de la OMC no parecen tener la fuerza esperable. Es
el caso de la actitud adoptada por el gobierno chileno ante el fallo
dictado por ese organismo en relación con la eliminación del sistema de bandas de
precios que aplica a la entrada de trigo, harina de trigo y aceites vegetales. El
Ministerio de Relaciones Exteriores de ese país ha expresado que "...Chile optará
por aquella solución que mejor resguarde los intereses de los productores
nacionales". |
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El ajuste por inflación de los balances, con una valuación de las
existencias iniciales a valores de cierre es un fuerte reclamo del sector por el que
están dispuestas a luchar las cuatro entidades representativas del mismo. Argumentos no
les faltan. Tal vez esté pendiente, para el momento de la normalización
político-institucional del país, una reforma tributaria que evite artilugios impugnables
para recaudar los fondos que cada sector está en condiciones de aportar. |
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La comprensión de que los subsidios seguirán siendo un instrumento de uso
habitual por parte de las principales economías mundiales, debería conducir a
incrementar el empeño por ubicar los productos argentinos en los mercados internacionales
a partir de esfuerzos en materia de calidad, sanidad, promoción, presencia en eventos que
permitan conocer los requerimientos de los clientes y comparar la oferta propia con la de
los competidores, entre otros aspectos. |
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En cuanto a los productos básicos o commodities, todo parece
indicar que en la campaña 2002/2003 los mercados estarán en condiciones de absorber la
oferta argentina a precios que aseguren la rentabilidad de la actividad. |
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