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Informe Económico de Coyuntura |
Nº 231 - Junio 2003 - AÑO 21 |
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Las
primeras definiciones económicas del nuevo gobierno |
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El anuncio presidencial sobre los lineamientos principales
en materia económica del nuevo gobierno pone el énfasis en la construcción de
un capitalismo nacional, que garantice el desarrollo económico y una más justa
distribución del ingreso.
En el plano instrumental, por su parte, las definiciones más destacadas se orientan hacia
la necesidad de preservar el equilibrio fiscal, el sistema de flotación cambiaria
y la continuidad del superávit externo.
Más específicamente, en la cuestión fiscal, se planteó una modificación de la
estructura tributaria -con impuestos que premien la inversión y la creación de empleo-,
una mejor administración impositiva y acordar una nueva ley de coparticipación federal.
Vinculado con el tema fiscal, aunque no de manera excluyente, también se hizo referencia a
las condiciones de renegociación de la deuda externa pública, con el propósito
de lograr una reducción de los montos y de las tasas de interés y una ampliación de los
plazos.
En el sector externo de la economía, por su parte, se expuso la conveniencia de una
apertura equilibrada, que permita la obtención de un adecuado superávit comercial. Este
punto guarda relación también con la deuda externa, por cuanto el pago de la misma
requiere no sólo obtener superávit fiscal primario, sino además el flujo de divisas
necesario según las condiciones que finalmente se establezcan en la renegociación.
También, en materia de políticas de integración, se subrayó una preferencia regional a
favor del Mercosur.
Por último y desde una perspectiva más inmediata vinculada con la reactivación, la
ocupación de mano de obra y el redespliegue territorial, se enfatizó un impulso
a la obra pública, particularmente en el área de la construcción de viviendas
y en el desarrollo de la infraestructura vial y ferroviaria. Para ello, se estima una
inversión inicial del orden de los $ 6.000 millones, utilizando recursos previstos en el
presupuesto del corriente año y con la reasignación de créditos ya concedidos por
organismos internacionales, los cuales, por distintos motivos, no han sido ejecutados
hasta el presente.
La expectativas generadas por el anuncio presidencial deben ser evaluadas en función de
diversos factores, entre los cuales, sin duda, juegan un rol significativo la continuidad
de las autoridades económicas, el incipiente proceso de reactivación productiva que se
observa en los últimos meses, pero también la existencia de profundas restricciones que
condicionan las posibilidades de crecimiento.
Entre estas últimas, en el corto plazo, se destacan la restitución del crédito
bancario, tanto para las actividades productivas como para el consumo, y la fijación de
condiciones viables para compatibilizar un funcionamiento más eficiente del Estado
-incluyendo la atención del problema social-, con la resolución sustentable del
endeudamiento público. Adicionalmente y relacionado con estos temas, deberán iniciarse rápidas
negociaciones con el FMI para alcanzar un nuevo acuerdo -el actualmente vigente
vence en agosto próximo-, entre otras razones porque en el último cuatrimestre del
corriente año hay vencimientos por más de u$s 5.000 millones con los organismos
multilaterales de crédito.
En relación con la restitución del crédito bancario, se ha decidido -por Decreto
1262/03- crear la Unidad de Reestructuración del Sistema Financiero, conformada por
representantes del Ministerio de Economía y del Banco Central. Este organismo deberá
establecer el mecanismo de compensación entre activos y pasivos del sistema bancario con
el Estado, vinculados con tenencia de títulos públicos, redescuentos y pesificación e
indexación asimétricas. La resolución de tales compensaciones es relevante para definir
la situación patrimonial de los bancos y de ese modo, recuperar la capacidad de
otorgamiento de créditos. |
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El
marco externo de la nueva gestión |
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Para describir a grandes rasgos el marco
externo en que se desenvolverá en el corto plazo la gestión económica
del nuevo gobierno, puede considerarse en primer lugar el nivel de actividad
económica global, el cual incidirá -entre otros aspectos- en las posibilidades
de expansión de las exportaciones argentinas.
Estados Unidos -tradicional motor de la actividad económica mundial-
viene mostrando una manifiesta debilidad en su ritmo de crecimiento en los últimos dos
años. En el primer trimestre de 2003 prácticamente se estancó y la tasa de desempleo ha
subido a un 6%. La producción industrial presentó en abril una reducción y el uso de la
capacidad instalada fue el más bajo en las últimas dos décadas. Según afirmara
recientemente el titular de la Reserva Federal, aunque la expectativa de una recuperación
de la actividad económica es razonable, el tiempo y la duración de esta mejora
continúa siendo incierto.
En Europa, la economía de la eurozona registró en el primer trimestre
del año un crecimiento nulo. Alemania -cuya producción abarca más de un tercio del
total de la zona- exhibió pequeñas contracciones de su economía en el último trimestre
de 2002 y el primero de 2003, lo cual implica que técnicamente entró en recesión. Fuera
de la eurozona, el Reino Unido tuvo un crecimiento de sólo 0,2% en el primer trimestre.
Luego de cuatro trimestres de crecimiento mínimo, la economía de Japón
volvió a arrojar una tasa nula de crecimiento en el primer trimestre del año. A su vez, China
y otros países asiáticos -especialmente Hong Kong- se han visto afectados por
la epidemia de la neumonía atípica, que impacta sobre los circuitos de
turismo y otras actividades. Dada la incertidumbre sobre la evolución de la enfermedad,
el titular del FMI ha expresado que es muy difícil estimar sus efectos macroeconómicos
en Asia y a nivel global.
A pesar del panorama descripto, el riesgo mayor no parece residir en un crecimiento
débil, sino en una deflación, es decir, una declinación sostenida y
generalizada del nivel de precios, que estaría reflejando a nivel global una escasa
demanda de bienes y servicios frente a la capacidad de producción. La deflación
constituye un grave problema macro y microeconómico, ya que reduce los estímulos al
consumo y la inversión: disminuye la demanda de los consumidores -que esperan precios
aún más bajos-, caen los ingresos de las empresas y aumentan las deudas en términos
reales de las empresas y las familias.
Según un estudio del FMI difundido a mediados de mayo, ha habido un claro
incremento de la vulnerabilidad a la deflación para varias economías industrializadas y
de mercados emergentes. Se señala allí una relación inversa entre crecimiento y
empleo, por un lado, y deflación por otro. En este sentido, la economía japonesa -que ya
atraviesa una deflación- y de algunos otros países asiáticos presentan un alto
riesgo de una aceleración de la deflación, mientras que para Alemania existe una
probabilidad considerable de afrontar el problema. Estados Unidos es incluido
entre los países con riesgo bajo -pero no mínimo-, cabiendo agregar que sus
precios mayoristas bajaron 1,9% en abril, el mayor descenso desde 1947.
Si las expectativas sobre las principales economías no son alentadoras y ofrecen un
elevado grado de incertidumbre, para las exportaciones argentinas revisten un particular
interés las destinadas a la región latinoamericana (destino del 38% de
las exportaciones argentinas en 2002). Recientemente, la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe (CEPAL-ONU) estimó para 2003 un crecimiento de 2,0% en la
región (que incluye a la Argentina en el tope de aumentos), luego de una reducción de
0,6% en 2002. Brasil (destino del 19%) crecería 1,8%, variación similar a la del año
anterior, si bien su evolución en lo que va del año aún se ubica bastante por debajo de
ese porcentaje. A su vez, la economía de Chile (destino del 12%) tendría un crecimiento
de 3,5%.
En otro orden, interesa observar que en los últimos doce meses el dólar
bajó significativamente con relación a diversas monedas, destacándose su caída de más
del 20% frente al euro, divisa ésta que alcanzó ya su máximo nivel del inicio de 1999
cuando fue presentada al mercado. En la devaluación de la moneda norteamericana influyen
diversos factores, principalmente su elevado y creciente déficit de la cuenta corriente
del balance de pagos (comercio exterior de bienes y servicios), que alcanza a unos u$s
500.000 millones anuales, equivalente a un 5% del PIB. Esa oferta de dólares en el
mercado supera a la demanda respectiva, debilitada por las menores tasas de interés en
EE.UU. y las dudas sobre la reactivación de su economía.
En principio, la revaluación del euro permitiría una mayor
competitividad de las exportaciones argentinas en la eurozona y en terceros mercados donde
éstas compiten con exportaciones europeas. En realidad, la apreciación del euro tiende a
compensar los efectos de la fuerte revaluación del peso frente al dólar en los citados
mercados.
Por otro lado, un tema clave del marco externo de la economía es el de los precios
de nuestros principales productos de exportación, debido a que la
Argentina es casi totalmente un oferente tomador de precios en el mercado internacional.
En materia de productos agrícolas, la campaña 2003/04 se desenvuelve con precios
sumamente favorables y significativamente superiores a los de un año atrás,
principalmente para la soja, lo cual es especialmente relevante dado el vuelco observado
en la actividad agrícola hacia esta oleaginosa. Asimismo, cabe subrayar los crecientes
precios del aceite de soja y sus residuos asociados, reflejando una demanda mundial
excedente. Durante el primer trimestre del año, el precio promedio de las exportaciones
aumentó 12% -respecto de igual lapso de 2002-, mientras que el de las importaciones
disminuyó 4%. De mantenerse aproximadamente este comportamiento, el país tendría en el
año una importante ganancia en los términos del intercambio, es decir,
un incremento del ingreso bruto interno.
Por otra parte, en lo referente a la liquidez internacional y las tasas
de interés, cabe destacar que en la actual coyuntura se observa que las bajas tasas en
Estados Unidos y Europa, así como el débil desempeño de los principales índices
bursátiles, han inducido una fuerte afluencia de capitales de corto plazo hacia los
mercados emergentes.
Esto se ha verificado últimamente también en la Argentina -más allá del
desatesoramiento de dólares-, si bien en forma muy parcial debido al cese de pagos
declarado para gran parte de la deuda pública y privada. Sumada a esto la mayor
apreciación del peso que podría acarrear un mayor flujo de capitales -a diferencia del
período de la convertibilidad-, se deduce que al menos en los próximos meses el país no
se vería significativamente beneficiado por el contexto internacional de liquidez.
Finalmente, importa mencionar que el Banco Mundial ha decidido en los
últimos meses su retorno como fuente de financiación de proyectos de infraestructura,
después de más de una década de otorgar créditos fundamentalmente para reformas
estructurales, dejando para el sector privado los requerimientos de infraestructura. Este
cambio puede ser de interés para la nueva gestión económica, si bien debería
articularse adecuadamente con el conjunto de la relación crediticia con el Banco y con
una prudente política de endeudamiento. |
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