Informe Económico de Coyuntura

Nº 237 - Diciembre 2003 - AÑO 22

 TEMAS DE ACTUALIDAD

Algunas cuestiones de política económica pendientes (1)

Algunas cuestiones de política económica pendientes (1)

La deuda pública

El incumplimiento de los compromisos de la deuda pública es uno de los principales elementos que colocan a la economía en una situación de anormalidad. Al mismo tiempo, la reestructuración de la deuda se presenta compleja; entre otros aspectos por la multiplicidad de los acreedores que plantea serios problemas de coordinación, y la naturaleza diversa de los compromisos implica la necesidad de definir adecuadamente la estrategia de negociación de las partes y de resolver la ingeniería financiera correspondiente. En todo caso, la consistencia fiscal/macroeconómica depende, especialmente, de la magnitud de los superávit primarios implícitos en los servicios por todos los compromisos del gobierno y de los superávit efectivamente generados, así como de las expectativas acerca de su generación.

La credibilidad del cumplimiento luego de la reprogramación es esencial para el desempeño macroeconómico, porque la perspectiva de nuevos problemas puede restringir fuertemente la producción y la inversión e, inversamente, la recuperación podría acelerarse si se va disipando la incertidumbre.

Tal credibilidad dependería de tres factores básicos. En primer lugar, importa mucho la percepción acerca de la disposición a cumplir, no sólo en lo inmediato, sino también sobre un período más o menos largo. Segundo, interesa la magnitud de los compromisos; todo lo demás constante, hay una relación inversa entre ésta y la probabilidad de repago. A su vez, la intensidad de la recuperación de la economía, un determinante crucial de la capacidad de pago, dependería (negativamente) del monto de las obligaciones y (positivamente) de la probabilidad de cumplimiento. Tercero, dado que la economía está sujeta a variaciones en su desempeño tendencial y cíclico, por causas no fácilmente previsibles, la probabilidad de incumplimiento se asocia con la eventualidad de contingencias en las cuales se ponga en riesgo la generación de suficientes recursos para cumplir con las obligaciones. El surgimiento de estas situaciones depende no sólo de los shocks a que puede estar sujeta la economía, sino también de las características de los contratos mismos. En tal sentido, cuanto mayor la incertidumbre básica (derivada de factores que no dependen directamente de la voluntad de las partes), mayor sería el incentivo para considerar la aplicación de mecanismos de contingencia en el proceso de renegociación de la deuda.

Las finanzas del sector público nacional

El análisis de la situación fiscal durante los próximos años debe tomar en cuenta la excepcionalidad del punto de partida. Por un lado, la estructura y el resultado fiscal hacia fines de 2002 y su resultado es el producto del default parcial de la deuda y de una estructura de precios relativos reflejada en bajos niveles reales de remuneraciones y haberes previsionales.

Por el lado tributario, se destaca el nivel bajo de presión, pese a la existencia de imposición de emergencia, y, en especial, el elevado nivel de las retenciones sobre las exportaciones, dado el salto abrupto en el tipo real del cambio. En materia de relaciones entre la Nación y las provincias se retomó un esquema de transferencias en función del nivel de recaudación. El monto de recursos a transferir a cada jurisdicción surge de una combinación de legislación, acuerdos y pactos que definen una compleja trama de transferencias con o sin asignación específica.

En este contexto, existen tres áreas vinculadas a las finanzas públicas en donde las reformas parecen impostergables. En materia de tributación, a medida que se normalice el escenario macroeconómico deberán abandonarse las diversas modalidades de cobro de impuestos típicas de situaciones de emergencia, así como los diferentes esquemas de promoción de actividades productivas sustentados sobre la resignación de tributos. Es deseable la consolidación de un sistema tributario más estable y más apoyado en la recaudación de los tributos más tradicionales. Para que ello pueda ser cumplido, deberá abordarse con decisión la lucha contra la evasión tributaria y el eje de las reformas debería descansar sobre la mejora de la administración tributaria.

En relación con el sistema previsional, deberán afrontarse definiciones de suma importancia tanto por su impacto sobre las cuentas públicas como sobre la equidad y gobernabilidad futura. De esta manera especial deberá abordarse la situación en que serán consideradas las colocaciones tanto públicas como privadas de las AFJP, el nivel real de beneficios del sector público y muy especialmente la cobertura futura de la población de mayor edad.

En materia de federalismo, la salida de esta crisis necesita asentarse sobre la construcción de un nuevo y fortalecido marco institucional, en el que las reglas sean lo más transparentes posibles y quede un mínimo espacio para la discrecionalidad, de modo de ofrecer mayor certeza sobre el sendero de mediano plazo en materia de financiamiento de los diferentes niveles de gobierno, a la vez que de desactivar futuras fuentes de nuevos conflictos.

Se entiende como prioritario definir, en una primera etapa, los aspectos centrales del reparto de tributos recaudados por la Nación. Un nuevo régimen de coparticipación federal de impuestos debería distribuir los recursos recaudados en cada jurisdicción con el objeto de asegurar la provisión de bienes y servicios públicos a lo largo del país, asegurando un grado aceptable de armonización entre los sistemas y administraciones tributarias de la totalidad de jurisdicciones. Deberá ser compatible con las nuevas reglas macroeconómicas, asegurando la transparencia de la información fiscal federal y sentando las bases de mecanismos eficientes de coordinación del endeudamiento público.

Adicionalmente, en los próximos años los presupuestos públicos y el nacional en particular deberá redefinir sus funciones en diversas áreas, entre ellas, las que se refieren a la promoción de actividades productivas y el reordenamiento y financiamiento del gasto social. Teniendo en cuenta el avanzado grado de descentralización de algunas finalidades del gasto público, es necesario establecer el financiamiento adecuado para la salud, educación y otros gastos sociales, así como el de las funciones de coordinación y compensación. Son numerosas las áreas en donde el sector público será objeto de políticas de reforma, las que deberán alcanzar sus capacidades de gestión.

El sistema financiero

La existencia de un entorno macroeconómico estable y un marco institucional sólido configuran los requisitos básicos para el desarrollo del sistema financiero. En particular, la estabilidad en materia cambiaria y monetaria ocupa un lugar central. Cuanto antes y con mayor transparencia y claridad se reconstruyan los marcos institucionales, mejores condiciones existirán para la recuperación del sistema financiero.

Las decisiones adoptadas durante la crisis han generado importantes alteraciones en la estructura patrimonial del conjunto del sistema financiero. Como resultado existe una agenda de compensaciones por la pesificación asimétrica, la asimetría entre índices de actualización de activos y pasivos, asimetrías entre tasas activas y pasivas, efectos de los amparos, etc., cuya conclusión es central para que el sistema recupere la normalidad.

El aumento del endeudamiento público previo al colapso de la convertibilidad y la entrega de títulos públicos como parte del mecanismo de compensaciones han llevado a que el sistema bancario posea en su cartera activa una elevada cantidad de títulos públicos, cuyo valor técnico es muy diferente del valor de mercado. Sería necesario encarar un proceso de reestructuración de esta deuda que le diera un perfil creíble de cumplimiento. Otro de los temas relevantes es la situación de los redescuentos otorgados por el BCRA, cuya distribución es heterogénea entre entidades y cuya resolución de forma equitativa resulta de importancia para los futuros equilibrios de mercado del sistema.

Las enseñanzas de las diversas crisis financieras y las condiciones en que se encuentra el sistema financiero argentino, conducen a concluir que existe por delante un importante proceso de reestructuración bancaria. En una situación económica tan frágil como la que atraviesa la economía deberían evitarse esquemas que puedan generar escenarios de inestabilidad capaces de adquirir envergadura sistémica.

Con un enfoque similar, no parece que sea recomendable introducir cambios en la arquitectura institucional del sistema con propuestas tales como dividir la banca entre transaccional y de inversión o la creación de una banca off-shore. En relación a la banca pública, dado que existe un amplio consenso respecto de su mantenimiento, es preciso definir una estrategia de reestructuración viable y realista que, además, tenga el menor costo fiscal posible.

El sistema financiero argentino puede ser caracterizado por su orientación hacia el sistema bancario. Ello limita en alto grado las posibilidades de diseñar instrumentos de financiamiento diferentes de aquellos provistos por los bancos, al menos en el corto plazo. Sin embargo, es importante estimular el desarrollo de nuevos instrumentos financieros propios del mercado de capitales. Dentro de esta familia de instrumentos se destacan los fondos fiduciarios, fondos directos de inversión, leasing y fondos de riesgo para empresas en marcha. Por sus características, estos instrumentos son especialmente aptos para captar fondos institucionales provenientes de las AFJP, compañías de seguros y entidades similares

(1) Extracto del estudio sobre “Componentes macroeconómicos, sectoriales y microeconómicos para una estrategia nacional de desarrollo”, proyecto coordinado por la Oficina de la CEPAL-ONU en la Argentina, a solicitud del Ministerio de Economía y Producción, financiado por el BID; Buenos Aires, 2003.