Informe Económico de Coyuntura

Nº 248 - Diciembre 2004 - AÑO 23

 ANALISIS GLOBAL

Mayor crecimiento presento y riesgos futuros
Algunas variables relevantes del sector externo

Mayor crecimiento presente y riesgos futuros

Los datos del Estimador Mensual de Actividad Económica (EMAE), correspondientes al pasado mes de septiembre, permiten inferir que el crecimiento de la economía se aceleró durante el tercer trimestre del año en curso. En efecto, las cifras indican que, en términos desestacionalizados, el EMAE del tercer trimestre superó en 2,7% al registro del trimestre anterior, en tanto que, en igual comparación, el primer trimestre del corriente año había mostrado una expansión de 1,5% y el segundo trimestre de sólo 0,5%.

Por otra parte, si el cotejo se efectúa entre el acumulado de los nueve primeros meses del 2004 e igual período del año precedente, se observa que el nivel de actividad ha experimentado un incremento de 8,6%, dando pie a una proyección para todo el año claramente superior a la última estimación oficial de crecimiento, que es de 7 %.

El mayor dinamismo del crecimiento económico, más eficacia en la recaudación impositiva y el control sobre el gasto público, están permitiendo alcanzar un superávit fiscal primario -$ 18.325 millones en los primeros diez meses del año- muy por encima al previsto en el presupuesto del corriente año y en el acuerdo con el FMI. El excedente fiscal obtenido ha sido utilizado, preferentemente, para mejorar la situación de segmentos poblacionales con bajos ingresos -la mayor parte de los jubilados, por ejemplo- como un modo de paliar problemas sociales y, al mismo tiempo, estimular la demanda de bienes de consumo.

En línea con dicha orientación del excedente fiscal, el Gobierno ha anunciado un incremento de 50% en las asignaciones familiares para empleados y jubilados con haberes inferiores a $ 2.025 mensuales. Al mismo tiempo, decidió un pago no remunerativo ( por única vez) de $ 200 para los jubilados y pensionados que perciben menos de $ 3.100 mensuales y un suplemento de $ 75 (también por única vez) para los beneficiarios de planes sociales. En los dos últimos casos los pagos se efectuarán con los haberes de diciembre, mientras que el aumento de las asignaciones familiares es retroactivo al 1° de octubre del corriente año. En total, se estima que resultarán beneficiados unas siete millones de personas y que la mayor erogación fiscal, para el año en curso, ascenderá a unos $1.000 millones.

El impacto sobre los niveles de consumo que estas medidas pueden implicar, conjuntamente con las mejoras verificadas en los indicadores de empleo, se adiciona al comportamiento dinámico que están mostrando las otras dos variables integrantes de la demanda global, esto es, las inversiones y las exportaciones. Las inversiones, como es conocido, están creciendo aceleradamente y se han convertido en el principal factor explicativo del incremento de la demanda global desde mediados de 2002 hasta el presente.

Las exportaciones, por su parte, que habían mostrado inicialmente una menor expansión a pesar de la devaluación del tipo de cambio, se vieron impulsadas por los mejores precios internacionales de algunos commodities -en particular, soja y sus subproductos- desde mediados de 2003 y hasta el segundo trimestre del año en curso, a partir del cual adoptaron un sendero descendente. Por ello, es importante resaltar el buen comportamiento de las exportaciones durante el tercer trimestre del corriente año y en particular el fuerte incremento de las cantidades exportadas de manufacturas, tanto de origen agropecuario como industrial, de 11% y 12%, respectivamente, con relación a igual período de 2003.

El comportamiento señalado con respecto a la actividad económica en general y, más particularmente, sobre la dinámica del consumo, la inversión y las exportaciones, como así también la positiva evolución de las cuentas públicas y los bajos niveles de inflación, permiten prever, en principio, la existencia de favorables condiciones de partida para sostener el crecimiento económico en 2005. Sin embargo y más allá de condiciones objetivas, también juegan un rol significativo las expectativas que se formen los agentes económicos. En tal sentido, hay dos circunstancias que merecen destacarse, aunque sea brevemente, y están referidas a la reestructuración de la deuda pública en default y al reciente acuerdo con la República Popular China.

En cuanto al tema de la deuda en default es evidente que un canje exitoso -o sea, un alto porcentaje de aceptación de los nuevos bonos por parte de los acreedores- no debería implicar, en el corto plazo, un cambio significativo en las variables macroeconómicas. Sin embargo, su impacto sobre las expectativas sería seguramente importante, en especial sobre las decisiones de inversión de grandes empresas que, en el caso argentino, resultan mayoritariamente de capital extranjero. De allí que la postergación del inicio del canje hasta el 17 de enero del próximo año, introduce una cuota adicional de incertidumbre, ya que muestra las dificultades que pueden presentarse antes de alcanzar una reestructuración definitiva de la deuda.

En el caso del acuerdo con China -y más allá de la prevenciones de ciertos sectores que podrían verse afectados por el incremento de importaciones de ese origen-, lo más probable es que tampoco se perciban efectos contundentes en el corto plazo. Pero desde una visión más estratégica, profundizar la relación con China pone a nuestro país en la disyuntiva de definir su propio perfil de inserción en el comercio internacional y con ello su estructura productiva y exportadora a más largo plazo. China es un gran demandante de productos primarios y un creciente exportador de bienes industriales. Por lo tanto, si la Argentina acepta pasivamente ese rol en el intercambio comercial, corre el riesgo de resignar las posibilidades de construir una estructura productiva más industrializada, con más valor agregado, o sea en definitiva, una estructura más integralmente competitiva y con mayor y mejor inserción laboral para el conjunto de sus habitantes.

El reconocimiento a China de la condición de economía de mercado -modificando la situación imperante en el marco de la OMC- y con ello, la posibilidad de ganar mejor acceso al mercado chino para las exportaciones argentinas, se inscribe en la lógica de potenciar una mayor presencia de nuestros productos en los mercados internacionales, objetivo válido para estimular la producción local de determinados bienes, por un lado, y para asegurarse una creciente provisión de divisas que requiere y requerirá por muchos años un país fuertemente endeudado con el exterior, por el otro. Sin embargo, los objetivos de corto y mediano plazo deberían ser cuidadosamente compatibilizados con los requerimientos que impone una proyección del desarrollo a más largo plazo.

Algunas variables relevantes del sector externo

Diversos trabajos efectuados por el Banco Central (BCRA) han aportado información reciente de particular interés para el análisis de la evolución del sector externo de nuestra economía.

Hace pocos meses, la autoridad monetaria ha comenzado a difundir el denominado "Indice del tipo de cambio real multilateral". Este mide "el poder adquisitivo real del peso en relación a las monedas de los principales socios comerciales", es decir, mide "el precio relativo de los bienes y servicios de nuestra economía con respecto a los de un grupo de países" con los que se efectúan operaciones comerciales. O sea que considera las variaciones de los tipos de cambio nominales y de los precios en el país y en sus socios.

El peso relativo de cada país en el índice está dado por su participación en el total de exportaciones e importaciones argentinas. Para 2003, las ponderaciones fueron de 30,1% para Brasil, 28,3% para la Unión Europea, 21,2% para el NAFTA (incluyendo un 15,9% para Estados Unidos), 5,4% para Chile y 4,6% para China, entre otros países.

Desde la adopción de un régimen cambiario de flotación en enero de 2002 -tras el abandono de la convertibilidad-, el peso argentino ha tenido una importante depreciación o devaluación. Esta se ha originado principalmente en su fuerte devaluación nominal, contrapesada sólo en medida parcial por el aumento de los precios internos.

Algunas mediciones de esa devaluación del peso, siempre en términos reales y multilaterales, son las siguientes:

en octubre pasado el peso se depreció 0,4% respecto del mes anterior, acumulando una devaluación de 5,5% en los 12 meses últimos;

a octubre último y con relación al valor promedio observado durante la convertibilidad, el peso se ha devaluado 49,8%;

entre enero de 2002 y octubre de 2004, el peso acumuló una depreciación de 55,6%.

Esta última comparación, por ejemplo, implica que en octubre último la canasta de bienes y servicios tiene en nuestro país un valor menor a la mitad del valor de la canasta equivalente de sus asociados comerciales en diciembre de 2001, con la consiguiente mayor competitividad de la producción local.

Por otra parte, el Banco Central difundió su "Indice de precios de las materias primas" exportadas por nuestro país, correspondiente a octubre pasado. El mismo disminuyó 0,7% respecto del mes anterior, influido principalmente por una nueva reducción (-4%) de los precios del complejo sojero, que además fue acompañada por bajas del maíz y del trigo y un encarecimiento del petróleo crudo.

Después de aumentos interanuales ininterrumpidos en 28 meses, en octubre el índice disminuyó 1,2% con relación a igual mes de 2003, impulsado por el descenso de la mayoría de los productos agrícolas.

A pesar de la tendencia decreciente de los precios en los meses últimos, el fuerte arrastre positivo (en la última parte de 2003 y el primer trimestre de 2004) permite que el índice aún sea elevado en términos históricos. El promedio de los diez primeros meses del año indica que el índice es 15% superior al promedio del período 1996-2003 y se ubica 36% por encima de la media de 2002.

En otro orden, el último informe del Banco Central sobre el balance cambiario corresponde al tercer trimestre del corriente año, período en el cual las diversas cuentas presentaron en general saldos de igual signo que en el primer semestre.

Cabe destacar, sin embargo, que por primera vez desde la vigencia del mercado libre de cambios, la cuenta de "préstamos financieros y líneas de crédito" -excluidas las operaciones con organsismos internacionales- arrojó un saldo positivo (de u$s 6 millones). La reversión neta de los respectivos flujos respondió al aumento de los nuevos desembolsos ingresados y a las menores cancelaciones. Las entidades financieras fueron el principal receptor de la nueva financiación, la cual comprendió en partes casi iguales a préstamos de corto y largo plazo.

Considerando las cifras acumuladas en los primeros nueve meses del año, se observa que la cuenta corriente del balance cambiario alcanzó un superávit de u$s 7.868 millones (1.000 millones más que en igual período de 2003).

Ese saldo positivo respondió al superávit de las transferencias por mercancías -el mayor rubro del balance-, donde los cobros por exportaciones superaron en u$s 9.924 millones a los pagos por importaciones.

En cambio, presentaron saldos negativos los servicios reales (u$s 194 millones) así como los rubros de intereses (1.490 millones) y de utilidades y dividendos (632 millones). La diferencia restante correspondió a transferencias varias.

Por otra parte, la cuenta capital y financiera mostró en el período un déficit de u$s 3.695 millones (unos 200 millones menos que en los nueve primeros meses de 2003).

Dicho saldo negativo reflejó principalmente los egresos netos en concepto de "formación de activos externos del sector privado no financiero"(o "salida de capitales") por u$s 2.692 millones, préstamos del FMI por 1.180 millones y préstamos financieros por 945 millones.

El Banco Central consigna en su informe que desde la firma del acuerdo con el FMI en enero de 2003 (luego se firmó un nuevo acuerdo en setiembre del mismo año), los flujos de fondos con los organismos financieros internacionales fueron los siguientes:

el sector público y el Banco Central recibieron nuevos desembolsos por u$s 15.002 millones sobre un total de vencimientos pagados por 17.078 millones, resultando egresos netos por capital de 2.076 millones;

se pagaron intereses por u$s 2.420 millones;

en consecuencia, los pagos netos por capital e intereses acumularon u$s 4.496 millones desde enero de 2003.

Como resultado de los saldos de las cuentas corriente y capital, las reservas internacionales del Banco Central se incrementaron en u$s 4.173 millones durante el lapso enero-setiembre de 2004, sumando a fin del período u$s 18.224 millones.