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Informe Económico de Coyuntura |
Nº 250 - Marzo 2005 - AÑO 23 |
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Una primera visión macroeconómica de 2005 |
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Los primeros indicios del comportamiento de la economía en
2005 sugieren la continuidad de las principales tendencias -en producción, tasas de
interés, recaudación impositiva- observadas en la segunda mitad de 2004. La producción
industrial, por ejemplo, mostró un incremento interanual de 7,1% en enero último (y de
0,4% sobre diciembre de 2004), las tasas de interés pasivas continuaron en niveles
deprimidos y la recaudación tributaria registró un aumento de 23% con respecto a igual
mes del año anterior.
La nota más disonante estuvo centrada en el comportamiento de la inflación, ya que los
precios minoristas mostraron un crecimiento promedio de 1,5% en enero -el mayor
desde agosto de 2002- con relación al mes anterior. Pero, al mismo tiempo, los
precios mayoristas cayeron 1,1%, evidenciando, en consecuencia, que tales
comportamientos obedecen más a cuestiones específicas o estacionales que a razones más
permanentes.
En efecto, en el caso del índice de precios al consumidor han tenido alguna influencia
los incentivos fiscales al consumo que se otorgaron a fines del año pasado y aumentos en
turismo y esparcimiento, cigarrillos, taxis, medicina prepaga, etc. En los precios al por
mayor, por su parte, la caída en la cotización de cereales, oleaginosas y petróleo,
como así también una leve contracción del tipo de cambio nominal, determinaron la
reducción del nivel general.
Más allá de estas cifras aparentemente contradictorias del mes de enero, el Banco
Central prevé que el estricto cumplimiento del programa monetario de 2005
mantendrá la tasa de inflación en niveles acotados, a punto tal que para todo
el año en curso se estima un incremento de precios que podría oscilar entre 5% y 8%,
esto es, de una magnitud similar a la verificada en 2004.
En línea con esa proyección, la autoridad monetaria produjo una fuerte contracción de
la base monetaria en enero -del orden de los $ 3.100 millones- para amortiguar la
expansión de la liquidez que se había registrado en diciembre pasado. Los instrumentos
utilizados fueron una menor compra de divisas y una mayor absorción por un incremento de
la colocación de títulos del BCRA -Lebac y Nobac- y de pases pasivos, cuya tasa de
interés subió a 2,75% anual. Adicionalmente, también autorizó a los bancos a realizar
la primera cancelación anticipada de redescuentos, lo que significó una absorción
adicional a principios de febrero.
De todas maneras, el tema inflacionario deberá ser seguido con atención.
En primer lugar, porque un exceso de emisión monetaria para adquirir divisas por parte
del Banco Central, puede implicar un mayor endeudamiento de dicha entidad para absorber
liquidez y con ello el riesgo de subir las tasas de interés en circunstancias que se
requiere aumentar el crédito bancario. En segundo lugar, porque aún queda pendiente en
la economía argentina un ajuste de precios relativos, especialmente en materia de ajustes
salariales y tarifas de los servicios públicos.
En términos generales y básicamente por efecto de la devaluación cambiaria, el precio
de los bienes ( en general transables) aumentó más que el precio de los servicios (en
general no transables). Por lo tanto, perdieron posiciones relativas los salarios y las
tarifas de los servicios públicos. En consecuencia, la capacidad de aumentar
salarios sin un traslado a precios no es igual para todos los sectores productivos.
Esta circunstancia es la que hace ahora más razonable discutir aumentos salariales en
convenciones colectivas de trabajo que otorgar incrementos fijos por decisión oficial. De
allí la convocatoria a una mesa de negociaciones entre empresarios (UIA) y sindicalistas
(CGT).
En el caso de las tarifas de los servicios públicos, por su parte, el Gobierno
está negociando aumentos tarifarios -algunos ya concretados- para la actividad
productiva y no para los consumos domiciliarios, como así también compromisos de
inversión por parte de las empresas. Los rubros más significativos son energía
eléctrica y gas, ante la posible reiteración de problemas de suministro tal como
ocurrió en 2004. La solución coyuntural, nuevamente, pasaría en gran parte por
modificar la ecuación de comercio exterior ( menos exportaciones y más importaciones). A
mediano plazo se hace imprescindible, de todos modos, un fuerte aumento de las
inversiones.
Finalmente, un elemento clave para encuadrar las perspectivas de crecimiento de la
economía argentina en 2005 -y por cierto también en años subsiguientes- es el grado de
adhesión que alcance el canje de la deuda pública en default. El comportamiento de los
mercados -tanto de títulos públicos como de acciones- hace prever que los operadores
financieros descuentan un elevado nivel de aceptación. En tal caso, mejorarían aún más
las proyecciones de incremento del PIB para el corriente año, que la conducción
económica ya estima en 5,5% y las autoridades del Banco Central en más de 6%. |
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Evolución del balance comercial |
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El intercambio comercial argentino comprendió
en 2004 -según cifras estimadas por el INDEC- exportaciones por u$s 34.453 millones e
importaciones por 22.320 millones, generándose así un superávit de 12.133
millones.
Esas cifras implicaron las siguientes variaciones principales:
el valor de las exportaciones aumentó
17%, debido a subas de 11% en los precios y de 5% en los volúmenes físicos;
las importaciones se incrementaron 61%, a raíz de
aumentos de 47% en las cantidades y de 10% en los precios, y
el saldo positivo de u$s 12.133 millones resultó
inferior en 23% al registrado en 2003.
Esta última
reducción pone de manifiesto la conocida tendencia a la disminución del
superávit comercial en la fase de recuperación económica, debido básicamente
a la suba de las importaciones.
En la composición de las exportaciones de 2004 por grandes rubros
predominaron las manufacturas de origen agropecuario (34% del total), seguidas por las
manufacturas de origen industrial (28%), los productos primarios (20%) y combustibles y
energía (18%).
Dicha composición implica un claro predominio de las exportaciones de productos básicos
o "commodities" y otros de escaso grado de elaboración.
A nivel de productos, los que observaron un mayor aumento en valor absoluto fueron los
automotores, carnes, productos químicos, cereales y carburantes.
La estructura anual de las importaciones por uso económico mostró con
las mayores participaciones a los bienes intermedios (39% del total), los bienes de
capital (24%) y las piezas y accesorios para bienes de capital (16%), seguidos en
importancia cuantitativa por los bienes de consumo (11%), automotores de pasajeros (6%) y
combustibles y lubricantes (4%).
En valor absoluto, los productos que más se importaron fueron los del complejo
automotriz, celulares, aeronaves que ingresaron temporalmente, vehículos para transporte
de personas y de mercancías, máquinas para procesamiento de datos y medicamentos.
La composición de las exportaciones por destino mostró en primer lugar
al Mercosur, con el 19% del total -correspondiendo sólo a Brasil 16%-, seguido por la
Unión Europea (18%), el NAFTA (15%) y países asiáticos (15%). Con una participación
importante se ubicó Chile (11%) -único destino conformado sólo por un país-, siguiendo
el resto de ALADI (5%), Medio Oriente (3%) y otros países (14%).
La composición de las importaciones por origen señaló en un destacado
primer lugar al Mercosur, con 38% del total -33% para Brasil solamente-, seguido por la
Unión Europea (19%) y el NAFTA (19%). Con participaciones menores se ubicaron países
asiáticos (13%), siguiendo otros países (8%), Chile (2%) y resto de ALADI (1%).
Los saldos comerciales por zonas resultaron casi todos positivos,
destacándose los acumulados con Chile (u$s 3.453 millones) y países asiáticos (2.205
millones). También se obtuvo superávit en el intercambio con la Unión Europea (1.883
millones) y el resto de ALADI (1.450 millones). Solamente con el Mercosur se obtuvo un
déficit, el que sumó 1.441 millones, debido al saldo negativo con Brasil por 1.801
millones.
Al referirse a las perspectivas del comercio exterior argentino, cabe
tener en cuenta las estimaciones efectuadas en el Relevamiento de Expectativas de Mercado
elaborado por el Banco Central, las cuales apuntan para 2005 a exportaciones por u$s
35.800 (aumento de 4%) e importaciones por 26.500 millones (19%). El superávit
resultante, de 9.300 millones, sería 23% inferior al logrado en 2004, cuando ya se había
observado una caída similar respecto de 2003.
Esta tendencia resulta especialmente preocupante, pues el saldo positivo del balance
comercial -dentro de la cuenta corriente del balance de pagos- debe utilizarse para
afrontar los crecientes déficit en concepto de servicios reales, intereses y utilidades y
dividendos.
Y es aquí donde se evidencia la necesidad de que el país cuente con un proyecto
explícito en materia productiva y de inserción internacional. Algunos de los
objetivos del mismo serán, como es conocido, la ampliación de la oferta productiva
exportable tendiendo a productos diferenciados y con mayor valor agregado, la ampliación
de la cantidad de empresas exportadoras y el acceso y ampliación de los mercados de
destino. |
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