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Las cifras del comercio del año 2004 mostraron que, al
sumar ventas por un valor cercano a los u$s 34.500 millones, las exportaciones argentinas
verificaron un récord histórico y se incrementaron un 17% respecto a las ventas
realizadas durante el año 2003.
Aunque existe una cantidad de factores exógenos que contribuyen a explicar este buen
desempeño (precios internacionales récord en los bienes agropecuarios y combustibles y
la recuperación de las ventas industriales a Brasil por el alza de la demanda interna),
un hecho que sin dudas ayuda a entender la suba de las ventas externas argentinas es la
incorporación de un creciente número de firmas al negocio de la exportación.
La cuestión tiene un significado nada trivial vinculado a, por lo menos, tres hechos:
La mayor proporción del aumento corresponde a operaciones
del segmento PyMEx.
Este segmento denota una estructura de exportaciones distanciada
sustancialmente de la estructura tradicional de exportaciones argentinas.
Y, por último, este segmento también registra un patrón de destinos de
sus exportaciones diferente al usualmente observado.
Durante 2004
se produjo un importante aumento de la base exportadora, esto es, de la
cantidad de firmas que realizan ventas a los mercados externos en un año determinado. Si
durante 2003 unas 9.770 empresas registraron embarques hacia el exterior, durante el año
pasado este número ascendió a más de 11.245 firmas. Así, en apenas un año, el
universo total de empresas que realiza envíos hacia el exterior aumentó un 15%, lo que
significó la inclusión de unas 1.475 más de lo que se registró durante 2003.
Un hecho a destacar es que la amplia mayoría de las firmas que ingresaron en 2004 a la
base exportadora corresponden al segmento PyMEx, con un incremento de 16% interanual (unas
1.446 empresas más).
La estructura de las exportaciones PyMEx es predominantemente industrial,
siendo este rubro, además, el que se mostró más dinámico. Así, en 2004 las
colocaciones de manufacturas de origen industrial de este segmento sumaron u$s 1.733
millones, lo cual representa un aumento de 23% interanual. De igual forma, las
manufacturas de origen agropecuario registraron ventas al exterior por u$s 746 millones,
con un crecimiento interanual de 11%. De esta manera, las manufacturas explicaron el 80%
de las colocaciones en el mercado internacional del segmento PyMEx, de las cuales 56%
corresponde a manufacturas de origen industrial y 24% corresponde a manufacturas de origen
agropecuario.
En 2004 las exportaciones al mercado sudamericano sumaron u$s 1.590
millones. En este sentido, MERCOSUR con una participación de 31%, Chile con 12% y la CAN
con 8%, explican poco más de la mitad de las ventas totales. Asimismo, es notable el
dinamismo que verificó la CAN como destino: en 2004 las ventas a ese mercado registraron
una variación ineranual de 50%.
El perfil exportador de las PyMEx, esto es, orientado a la exportación de manufacturas,
en especial de origen industrial, hace relativamente más fácil el acceso a mercados
menos competitivos, como lo es el sudamericano, que a mercados más eficientes en la
producción de bienes industriales como son la Unión Europea y el NAFTA. En este sentido,
es posible observar que en general a medida que aumenta el valor de exportaciones por
empresa al interior del segmento PyMEx, aparecen con mayor peso destinos más
competitivos.
De esta manera, el sesgo sudamericano que verifican las exportaciones PyMEx va cediendo
con la escala de exportación. Así, la práctica y el aprendizaje exportador, con las
consecuentes mayores exportaciones, va diluyendo las barreras que impone la distancia
geográfica, los costos de información y las diferencias culturales, volviendo más
competitivas a las firmas. De esta manera, Sudamérica, que es indudablemente el destino
favorito para las empresas Micro y Pequeñas que recién se inician en el comercio
exterior, no lo es tanto para aquellas firmas con mayor caudal y, sobre todo, con mayor
experiencia exportadora.
Consideraciones
finales
Si bien la oferta exportable de los agentes PyMEx es modesta en términos de valor, la
importancia que tiene el segmento en materia de cantidad de firmas y diversificación de
mercados y productos es, como mínimo, importante.
El incremento de la cantidad de unidades productivas que realizan exportaciones en
general, y el aumento correspondiente al segmento PyMEx en particular, es un dato no
trivial. La ampliación de la base exportadora contribuye a la estabilidad de la
trayectoria de exportaciones en el tiempo. Esto se debe a la conveniencia de que la
totalidad de las exportaciones se distribuya en la mayor cantidad de empresas posible,
disminuyendo, de esta manera, los riesgos y posibles daños asociados a la dependencia de
un número reducido de mercados y productos de exportación, al eventual cese de
actividades de algunas pocas empresas (que en ese caso estarían explicando la mayor parte
del comercio) o a la característica de "exportadoras esporádicas" que
registran algunas firmas.
La consolidación de su patrón de especialización, más extendido y de corte industrial,
se constituye como un mecanismo de seguro contra los shocks exógenos a los que están
expuestas las exportaciones argentinas tradicionales. En este sentido, la mayor
participación de productos industriales en las exportaciones, cuyos precios registran una
menor volatilidad, se erigen como un mecanismo de resguardo contra la mayor y más
frecuente variación de los precios de los productos primarios. Sin embargo, para
desarrollar ese mecanismo de estabilización en forma eficiente, esta estructura
exportadora debe trascender el universo PyMEx a partir de incrementos en los caudales
exportados. Asimismo, en la consecución de tal objetivo, las firmas PyMEx deben,
también, aspirar a una continuidad en el mercado internacional dejando de lado los
comportamientos de "exportadores esporádicos" anteriormente mencionados.
No obstante, la incorporación de firmas que se consoliden y crezcan en el perfil de
exportación es un camino largo que requiere de señales e incentivos claros. Un tipo de
cambio real alto y estable, la estabilidad macroeconómica y el desenlace de las
negociaciones comerciales en los distintos frentes (frecuentemente las listas ofensivas
incluyen grupos de productos sensibles para las PyMEx) son algunos de los requisitos,
necesarios más no suficientes, para el éxito. En este sentido, no menos gravitante es la
vocación empresarial exportadora. Experiencia y aprendizaje, y así el surgimiento de
ventajas comparativas dinámicas, se constituyen como elementos indispensables de una
estrategia exportadora exitosa y sostenible en el tiempo.
(1)
Extracto del artículo de Tomás Castagnino y Carlos Gaspar, publicado en "Revista de
Comercio Exterior e Integración", del Centro de Economía Internacional (CEI) del
Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto; Buenos Aires, marzo
2005. |
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