|
Informe Económico de Coyuntura |
Nº 255 - Agosto 2005 - AÑO 24 |
|
|
|
|
|
Los fundamentos del alza de los precios |
|
|
|
Uno de los temas que concita alto interés en el
debate actual en el campo de la economía y también de la política, es la
evolución del proceso inflacionario y las causas que han provocado su aceleración a lo
largo del corriente año. Después del golpe inflacionario que se produjo en los
primeros meses de 2002, como consecuencia de la devaluación cambiaria, los incrementos de
precios tendieron a moderarse sensiblemente, demostrando que lo acontecido era una fuerte
corrección de precios relativos y no el inicio de un proceso inflacionario clásico, o
sea, sostenido en el tiempo.
Tan es así que durante 2003 el índice de precios al consumidor registró una variación
anual de sólo 3,7% y a lo largo de 2004 el incremento ascendió a 6,1%. De allí,
entonces, que esté causando preocupación que dicho índice haya aumentado 6,1%, sólo en
el primer semestre del año en curso.
Tal comportamiento de los precios puede obedecer a causas diversas, pero la
fundamentación principal radica, a nuestro juicio, en la corrección de precios relativos
que se está observando, en respuesta a la significativa alteración que se
había verificado, como queda dicho, a raíz del efecto devaluatorio. Tal corrección
inicial significó un mayor impacto al alza del precio de los bienes -más aún si están
vinculados a la exportación o a la sustitución de importaciones- que de los servicios,
sobre los cuales, en términos generales, ejerce menor incidencia el tipo de cambio.
A modo de ejemplo, puede señalarse que entre diciembre de 2001 -momento previo a la
devaluación- y diciembre de 2004, mientras el índice de precios mayoristas -que sólo
contiene bienes- aumentó casi 140%, el índice de precios al consumidor -que contiene
bienes y servicios- se incrementó significativamente menos, 55%. En cambio, en el primer
semestre de 2005 aumentaron más los precios al consumidor (6,1%) que los mayoristas
(3,6%). Es más, dentro del índice de precios al consumidor, siempre considerando el
primer semestre del año en curso, los servicios registraron una suba de 7,2%, en tanto
que los bienes lo hicieron en 5,4% . Inclusive, cabe considerar que el incremento de los
servicios sería mayor, de no existir el efecto moderador de las tarifas de los servicios
públicos que están sujetas a la regulación estatal, las cuales, por otra parte,
seguirán a futuro una trayectoria alcista en términos reales.
También el salario es otro precio clave de la economía que se encuentra rezagado,
aunque existe una fuerte dispersión en el comportamiento de los mismos según la
condición laboral de los trabajadores. El índice de salarios que elabora el INDEC
muestra que el nivel general ha sufrido un deterioro, en términos reales, de 11,4% al
comparar los valores de mayo de 2005 con diciembre de 2001. Pero la descomposición del
índice señala que, en dicho período, los trabajadores registrados del sector privado
aumentaron su poder adquisitivo en 3,3%, en tanto que el de los trabajadores no
registrados (en negro) del sector privado disminuyó 24% y el de los empleados públicos
cayó casi 28%.
La recuperación del salario real de los trabajadores en blanco del sector privado se
vincula con los sucesivos incrementos otorgados por el Poder Ejecutivo y con la firma de
nuevos convenios colectivos de trabajo, que involucra a un porcentaje importante de dicha
fuerza laboral. Alcanzado este nivel de recuperación, el Gobierno observa atentamente que
los futuros aumentos salariales se otorguen en línea, en lo posible, con incrementos en
la productividad laboral, ya que de excederla podrían generar nuevas presiones
inflacionarias.
Por otro lado, el rezago salarial de los restantes trabajadores, especialmente de
los empleados públicos, es la principal causa de la conflictividad laboral que
se observa y que lleva a proyectar que, gradualmente, se producirá una mejora de las
remuneraciones reales. Ello incidirá en el gasto público y por consiguiente, en el
superávit fiscal primario, por lo que las autoridades se niegan a convalidar la solicitud
del FMI de asegurar que dicho superávit exceda el 3% del PIB, parámetro establecido por
el Gobierno en sus proyecciones de sustentabilidad fiscal y repago de la deuda a futuro.
Por cierto hay otros factores que también provocan presiones al alza de los precios como,
por ejemplo, la situación de sectores o ramas de actividad que están trabajando al
límite de su capacidad de producción y que, frente a un exceso de demanda, pueden
responder con mayores precios. También existen factores estacionales que,
circunstancialmente, pueden provocar efectos inflacionarios.
Pero, en definitiva, la principal causa de la mayor suba de los índices de inflación
está asociada al reacomodamiento de precios relativos que se está verificando en la
economía argentina y que puede prolongarse por varios meses. Considerando, por otro lado,
que las principales políticas macroeconómicas -monetaria, fiscal y cambiaria- no
favorecen el impulso inflacionario, las perspectivas más probables sugieren la
continuidad de un alza moderada de los precios por un cierto período, lo que
exigiría un seguimiento estricto por parte de las autoridades económicas. |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Evolución de la industria manufacturera |
|
|
|
En junio último, la
producción manufacturera -según el Estimador Mensual Industrial (EMI) del INDEC-
presentó una baja desestacionalizada de 0,5% respecto del mes anterior, completando así
un semestre de alzas y bajas alternadas en esta comparación.
Con relación a un año atrás, el nivel de junio se situó 6,4% por encima, en tanto que
la producción acumulada en la primera mitad del corriente año resultó
7,2% superior a la de igual lapso de 2004. Estas variaciones, si bien cuantitativamente
importantes, son bastannte inferiores a las observadas en los correspondientes períodos
de 2003 y 2004, cuando las bases de comparación eran significativamente menores.
Este rango de variaciones del EMI también puede apreciarse a nivel trimestral:
el segundo trimestre del año mostró aumentos de 1,5% frente al trimestre precedente y de
8,3% respecto del segundo trimestre de 2004.
Cabe señalar que el desempeño de junio, menor al esperado -tanto respecto del mes
anterior como de igual mes de 2004-, estuvo causado, según fuentes oficiales, en la
realización de paradas técnicas en numerosos rubros. Esto habría respondido a cierta
incertidumbre sobre el suministro energético en la temporada de
invierno, lo que habría inducido un adelantamiento de producción en los meses previos y
la postergación de paradas para junio.
La evolución de la producción por bloques sectoriales en el primer
semestre del año -con relación al mismo período de 2004- muestra los mayores
incrementos en automotores (29,1%); productos minerales no metálicos, o sea, materiales
de construcción y vidrio (12,7%); papel y cartón (9,1%), y edición e impresión (9,0%).
En cambio, exhibieron menores niveles de actividad los bloques de cigarrillos (-9,2%) y
refinación de petróleo (-1,2%).
En cuanto a la utilización de la capacidad instalada en la industria, la
misma promedió en junio 71,2%, frente a 70,7% en el mes precedente y 70,8% en junio de
2004.
En los últimos meses el uso de la capacidad se mantuvo prácticamente estable,
promediando 71,1% en el lapso marzo-junio. Además, este último nivel es muy similar al
del segundo semestre de 2004 (70,7%).
Entre los segundos trimestres de 2004 y de 2005, la utilización de la capacidad tuvo una
suba de 2,4%, mientras que la variación de la producción fue de 8,3%. Esta significativa
diferencia (así como variaciones de signo opuesto en otras comparaciones) sólo resulta
compatible con aumentos paralelos de la capacidad instalada.
Al respecto y con referencia al proceso de inversión posterior al
estallido de la crisis y devaluación del peso (diciembre 2001-enero 2002), parecen poder
esbozarse tres etapas en el sector:
una primera, con mayor uso de la elevada capacidad ociosa
y muy escasas inversiones;
una etapa de aumento significativo de la inversión, diseminada
básicamente entre las pequeñas y medianas empresas, y
una tercera etapa reciente y en actual desarrollo, con importantes
ampliaciones de capacidad en grandes empresas, principalmente de base exportadora y con ya
altos grados de uso de su capacidad.
De la
consolidación de esta última etapa y de la ampliación de la demanda interna, dependerá
principalmente la evolución de la producción manufacturera en el corto plazo.
Utilización de la capacidad instalada en la
industria |
Período |
% |
2004 |
|
|
|
Junio |
70,8 |
|
|
Julio |
71,5 |
|
|
Agosto |
71,5 |
|
|
Septiembre |
71,8 |
|
|
Octubre |
70,6 |
|
|
Noviembre |
70,4 |
|
|
Diciembre |
68,5 |
|
|
2005 |
|
|
|
Enero |
66,1 |
|
|
Febrero |
69,2 |
|
|
Marzo |
71,0 |
|
|
Abril |
71,3 |
|
|
Mayo |
70,7 |
|
|
Junio |
71,2 |
|
|
|
Fuente:
INDEC. |
|
|
|
|
|
|
|
|