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Informe Económico de Coyuntura |
Nº 256 - Septiembre 2005 - AÑO 24 |
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La dinámica del crecimiento económico y su composición |
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Las cifras sobre la evolución del Estimador
Mensual de Actividad Económica (EMAE) -que anticipa el comportamiento del PIB- señalan un
incremento de 9% en el primer semestre del corriente año, con relación a igual
período de 2004. El aumento del nivel de actividad en la primera mitad del año confirma
el sostenido dinamismo económico y permite prever una expansión para todo 2005 del orden
de 7,5%.
Desde el punto de vista del comportamiento sectorial se observa, a través de indicadores
todavía parciales, que los sectores productores de servicios están alcanzando un
elevado ritmo de expansión, inclusive superior al de los sectores productores de
bienes. Ello modifica la dinámica relativa intersectorial que se registró desde la
devaluación de principios de 2002 y hasta fines de 2004, cuando los sectores productores
de bienes lideraron la recuperación económica.
En el primer semestre del corriente año, en cambio, actividades como la industria y la
construcción, por ejemplo, mostraron una evolución inferior al conjunto de los sectores
productivos. Así, mientras el EMAE aumentó 9%, la industria manufacturera lo hizo en
7,2% y la construcción, en 8,2%.
Por otra parte, analizando el crecimiento económico desde la perspectiva de la demanda
agregada, se puede deducir que el componente que ha ganado mayor dinamismo es el
de las exportaciones, las cuales -en dólares corrientes- aumentaron 14% en la
primera mitad de 2005, a pesar de un descenso de 3% en el precio promedio de las ventas al
exterior. Además, cabe señalar también que el rubro exportador de mayor incremento ha
sido el de las manufacturas de origen industrial, las que registraron una expansión de
31% en el semestre.
En cuanto al consumo privado, si bien no hay datos agregados para todo el
primer semestre, se prevé que ha evolucionado en línea con el aumento de la
actividad económica. En tal sentido, cabe señalar que los salarios reales, en
promedio, crecieron aproximadamente 4% en dicho período y que por otra parte, la
desocupación -que había aumentado en el primer trimestre del año- volvió a descender
en el segundo trimestre, hasta situarse en 12,1%. También puede agregarse que las ventas
en supermercados, a valores constantes, se ubicaron en junio pasado casi 8% por encima de
los guarismos vigentes un año atrás.
Por último, la inversión -que fue la variable más dinámica de la
demanda agregada desde el inicio de la recuperación económica en 2002 y hasta fines de
2004- mostró una fuerte desaceleración en el primer trimestre de 2005, cuando registró
una caída de 1,7% con relación al trimestre inmediato anterior en términos
desestacionalizados. Sin embargo, los guarismos parciales del segundo trimestre indican
que se habría verificado una importante recuperación de la inversión bruta interna
fija. Por un lado, la construcción, que en el primer trimestre del corriente año había
moderado su expansión a sólo 3,4% interanual, recobró su capacidad de crecimiento, de
manera tal que en la primera mitad del año acumula -como ya fue señalado- una suba de
8,2%.
Por otra parte, las importaciones de bienes de capital, que también habían perdido vigor
en el primer trimestre, recuperaron su expansión en el período abril-junio ya que
aumentaron 64% con relación a igual período de 2004. De todas maneras, las importaciones
de bienes de capital como un indicador del comportamiento de las inversiones totales debe
tomarse con cuidado, ya que una porción importante de las mismas -los teléfonos
celulares, por ejemplo- no contribuyen directamente al incremento de la capacidad de
producción.
Con los elementos mencionados hasta aquí -más una expansión del crédito bancario al
sector privado del orden de 30% anual-, las autoridades económicas prevén que la
inversión puede crecer aproximadamente 15% en 2005 y ubicarse en un rango equivalente a
21% del PIB, tomando los valores a precios corrientes. El propio ministro de
Economía ha señalado que a su juicio la inversión debería ascender hasta 23% o 23,5%
del PIB para garantizar un crecimiento sostenido del nivel de actividad y que una
proporción significativa del incremento a lograr, debería canalizarse a la inversión en
infraestructura, especialmente en el área energética y ferroviaria. |
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Evolución de la economía latinoamericana |
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La economía de la región, después de
crecer 5,9% en 2004, tendría en el corriente año una expansión en torno a 4,3% -según
las estimaciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL-ONU)-,
acumulando así un período de tres años consecutivos de crecimiento.
La región se ha visto favorecida en estos años por un muy positivo marco externo,
caracterizado por la expansión de la actividad económica mundial y el comercio
internacional, las bajas tasas de interés y el incremento de los precios de los productos
básicos.
Entre las previsiones efectuadas para la región en el presente año,
cabe destacar las siguientes:
la situación económica internacional
continuará siendo favorable, estimándose un crecimiento real del PIB global de 3,3%
(4,0% en 2004) y una expansión del comercio mundial de aproximadamente 8,0% (10,6%) en
términos reales;
se espera un buen desempeño del sector exportador, a la
vez que la demanda interna de bienes y servicios también será un importante impulsor del
crecimiento, favorecida por tasas de interés históricamente bajas;
el superávit fiscal primario será en 2005 similar al
del año anterior (2,2% del PIB), en tanto que el resultado global (sumando los intereses
de la deuda pública) pasará de un déficit de -0,9% del PIB en 2004 a uno de -1,8%;
acompañada por aumentos de las importaciones y exportaciones de bienes,
la cuenta corriente del balance de pagos registrará un superávit de
alrededor de 1,0% del PIB regional (0,9% en 2004);
La actual
fase de expansión económica -señala la CEPAL- presenta algunas características
específicas que la diferencian de etapas pasadas:
el impacto de las grandes economías asiáticas en la
demanda de productos básicos y la oferta de manufacturas puede llegar a causar
variaciones de largo plazo en la tendencia de los términos de intercambio
de ambos tipos de bienes.
se viene observando en los últimos 50 años un significativo aumento del
ritmo de crecimiento de las exportaciones, incluyendo en muchos países
de la región mayores colocaciones de productos manufacturados de origen industrial;
varios países sudamericanos han modificado sus regímenes
cambiarios -pasando de tipos de cambio fijo a fluctuantes-, implicando ello una
devaluación de sus monedas en términos reales;
las economías regionales -inversamente al pasado- han podido crecer sin
depender de recursos financieros del exterior e incluso, con una
superavitaria cuenta corriente del balance de pagos de la región en los recientes dos
años;
los bancos centrales han intervenido en los mercados cambiarios a través
de la adquisición de divisas, aumentando sus reservas internacionales a
un ritmo medio anual equivalente a 1,5% del PIB;
existe en la región una marcada disminución de la relación de la deuda
externa (neta de activos de reserva) con respecto a las exportaciones de bienes y
servicios, así como una menor participación relativa de la deuda a corto plazo, y
en la gran mayoría de los países sudamericanos están aumentando los
ingresos y reduciendo los gastos del sector público -como proporción del PIB-, dando
lugar a un mayor superávit fiscal primario.
Lo expuesto
implica que "hay lugar para cierto optimismo" -según la CEPAL-
a raíz de que la región se halla mejor preparada que en el pasado para enfrentar los
desafíos de problemas pendientes, amenazas externas, debilidades internas y
especialmente, la necesidad de crecer a un mayor ritmo ante los graves problemas
de desocupación y pobreza. |
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