Informe Económico de Coyuntura

Nº 262 - Abril 2006 - AÑO 24

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Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2005 (1)

Balance preliminar de las economías de América Latina y el Caribe 2005 (1)

El 2005 será el tercer año consecutivo de crecimiento de América Latina y el Caribe. Se estima que el PIB tendrá una expansión de alrededor de un 4,3%, lo que supone un aumento del PIB per cápita cercano al 3%. Para el próximo año se proyecta una prolongación de la fase expansiva del ciclo económico, aunque a una tasa algo inferior (4,1%). Si estas proyecciones se confirman, la tasa de crecimiento medio del período 2003-2006 será levemente superior al 4%, mientras el PIB per cápita habrá acumulado un aumento cercano al 11%. Desde una perspectiva histórica, el período de crecimiento que atraviesa América Latina y el Caribe constituye un hecho sumamente positivo. Sin embargo, la mayor parte de los países de la región está creciendo menos que otras regiones del mundo, en algunos casos incluso menos que los países desarrollados.

Cabe resaltar que en un marco de crecimiento generalizado destaca la evolución de las economías de América del Sur y, en menor medida, de las economías del Caribe cuyos niveles de actividad se han expandido más rápidamente que los de Centroamérica y México. Entre los factores que explican las diferencias observadas entre una subregión y otra, sobresale la evolución de los términos del intercambio, que durante el 2005 mejoraron un 4,8% en promedio en toda la región. Su evolución ha sido sumamente favorable para los países sudamericanos y, en menor medida, para México, mientras que los países de Centroamérica, importadores netos de petróleo y competidores de China en el mercado estadounidense de productos textiles, no solo han sufrido un deterioro de los términos del intercambio sino que además han visto reducida la tasa de incremento de las ventas externas en términos reales.

Las exportaciones, fomentadas por un contexto internacional favorable, son uno de los elementos más dinámicos de la demanda; de hecho, la tasa de crecimiento del volumen exportado muestra un promedio regional cercano al 8%. Con algunas excepciones, las mayores tasas de crecimiento tienden a localizarse en América del Sur y las menores en México y Centroamérica.

La combinación de una expansión, sumada al efecto de las remesas, del volumen de exportaciones y de la mejora de los términos del intercambio ha dado origen a lo que podría considerarse la característica más distintiva de este período de crecimiento económico: su coincidencia con un superávit creciente en la cuenta corriente de la balanza de pagos, hecho que no tiene precedentes en la historia económica de la región. Se estima que en el año 2005 el saldo de la cuenta corriente será positivo y equivalente al 1,3% del PIB, nivel aun mayor que los excedentes registrados en los dos años anteriores (0,9% en el 2004 y 0,5% en el 2003).

Otro de los motores del crecimiento ha sido la inversión, ya que la formación bruta de capital fijo aumentó un 10% en el conjunto de la región, también en este caso con marcadas diferencias entre las subregiones. Sin embargo, en casi toda la región la inversión, expresada como porcentaje del PIB, sigue siendo muy baja e insuficiente para producir un crecimiento que permita resolver los persistentes problemas laborales y de bienestar en general. De todos modos, el mejoramiento de las condiciones en que se mueven las economías de la región está comenzando a influir favorablemente en los mercados de trabajo, puesto que el aumento del empleo atribuible a la sostenida expansión de las economías, que se suma a un menor dinamismo de la oferta de mano de obra, en cierta medida derivado de la menor incorporación de jóvenes al mercado de trabajo, ha hecho posible una reducción de la tasa de desempleo del 10,3% al 9,3%; este descenso se da en el marco de un incremento de la proporción de empleo formal en la región, lo que pone de relieve la importancia de un crecimiento económico elevado y sostenido para la mejora de las condiciones laborales y sociales.

Los gobiernos de la región están aprovechando esta coyuntura favorable para mejorar las cuentas públicas. Mientras los ingresos fiscales se elevan, impulsados por el aumento del nivel de actividad y el efecto de los altos precios de algunos de los productos básicos que la región exporta, la mayor disponibilidad de recursos no se ha traducido en mayores gastos, lo que es poco habitual en la región. Por el contrario, los crecientes excedentes que surgen del balance primario (1,1% del PIB como promedio simple del 2005, en comparación con un 0,7% en el 2004) se están utilizando para reducir el endeudamiento público en forma más acelerada que los países desarrollados (que en rigor están intensificando su endeudamiento) y que las demás economías emergentes.

Por otra parte, el proceso de apreciación de las monedas de casi todos los países de América Latina y el Caribe ha comenzado a despertar cierta inquietud. Si bien existe cierto margen para que la política cambiaria y la política monetaria influyan a corto plazo en el tipo de cambio real, tanto por consideraciones teóricas como por la experiencia histórica queda en evidencia la dificultad de utilizar este mecanismo como instrumento para fomentar la competitividad a largo plazo. Para ello sería necesario elevar la productividad, mediante un alza de la inversión en capital físico y humano y a partir de un realce de la calidad de los productos y de un incremento de su grado de elaboración, complementados por una continua incorporación de innovaciones.

En el 2006, se prevé que la región vuelva a crecer a una tasa similar aunque ligeramente más baja que la de este año. Como ya se ha dicho, el crecimiento proyectado de la región es de un 4,1%, lo que se traduciría en un aumento de alrededor de un 2,5% del PIB per cápita. Se prevé que la tasa de inflación de la región se mantenga estable, en el mismo nivel del 2005, en torno al 6%.

(1) Síntesis del informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL-ONU), Santiago de Chile, 2006.