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El incremento del crédito acumula veintiocho meses
consecutivos de expansión. Esta tendencia significa que el crecimiento económico ha
requerido de un mayor financiamiento de la producción como del consumo. En el marco de
dicha dinámica el crédito bancario aumentó un 38,5% en los últimos doce meses. El
dirigido a las empresas lo hizo en un 35,6% y el que atiende a las familias en un 43,2%.
El actual régimen económico conllevó a una modificación sustantiva de la estructura
sectorial de las carteras de las entidades financieras. Ello queda reflejado por el
aumento de las financiaciones a la industria manufacturera que a fines del año 2001
representaban el 9,3% del total y al cierre de 2005 treparon al 16,5%. Fueron
particularmente enérgicas en las mejoras en la participación del crédito productivo las
correspondientes al sector de fabricación de productos alimenticios y bebidas y al de
sustancias y productos químicos. También mejoraron su importancia relativa los créditos
al sector primario, pasando de significar el 8,2% del total en 2001 a representar el 10,5%
en 2005.
En contraste con la dinámica de los sectores antedichos, los servicios disminuyeron su
incidencia como receptores de financiamiento. Los créditos recibidos por este sector, que
significaban el 42,2% del total en 2001, a finales de 2005 representaban el 36,3%.
Así, un régimen con tipo de cambio competitivo y tasas de interés alineadas con las
necesidades del proceso productivo, sustanció un claro predominio hacia el aumento de la
financiación de la producción de bienes transables internacionalmente. Este fenómeno ha
sido parte de las condiciones que favorecieron, y al mismo tiempo fueron motivadas por, un
intenso proceso de sustitución de importaciones e incremento de las exportaciones. En la
información precitada queda evidenciado este cambio de paradigma económico.
Por otra parte, tal como señala el Informe Mensual de Préstamos del CEFID-AR de junio de
2006, refiriendo a la encuesta cualitativa industrial del INDEC, el 52,3% de las empresas
han decidido fondearse en instituciones financieras, el 19,5 lo hará con proveedores y el
19,3 lo hará con fondos propios. Esta distribución entre las tres fuentes más
significativas de financiamiento empresario significa que la etapa que siguió a la aguda
crisis de 2001, en la que predominó la utilización de fondos propios, ha dejado lugar a
un nuevo momento con una mayor dinámica del crédito bancario. Esto queda reflejado en el
importante crecimiento de los préstamos durante el año 2005.
Es destacable señalar el rol jugado por la banca pública, cumpliendo con su función
contracíclica, en la recuperación del crédito bancario. Así, su papel fue muy activo
en el momento del inicio de la recuperación postcrisis. En la actualidad participan en la
provisión crediticia los bancos públicos y los privados.
La política económica en vigencia condujo a un fuerte crecimiento del PIB, una
sustancial recuperación de la inversión, un descenso del nivel de desempleo, un
destacado desempeño de las exportaciones y un buen ritmo de aumento del consumo.
La excelente tasa del 29,6% en que aumentó el PIB en el último trienio importa la
confrontación con nuevos problemas. Sobre todo cuando existe la decisión de sostener un
importante nivel de crecimiento en el futuro. Uno de los desafíos es promover aun más la
inversión productiva, tanto en los sectores que han alcanzado, o lo están por hacer, la
utilización plena de su capacidad productiva instalada, como en nuevas alternativas
productivas que el desarrollo económico trae consigo.
En tal sentido resulta relevante analizar los niveles de las tasas de interés reales.
Estas resultan sustantivamente inferiores a las que rigieron durante la convertibilidad.
Es así como en las líneas dirigidas a empresas las tasas nominales correspondientes a
marzo de 2006 se ubican entre el 7,4% y el 11,8%, dependiendo de las características de
la financiación. Los tipos de interés hoy imperantes resultan compatibles con los
proyectos empresarios, siendo notable la mejora en la cobrabilidad de las carteras de
crédito respecto a la vigente durante el modelo neoliberal. El 92,6% de los créditos al
sector primario se encontraban en situación normal al cierre del año 2005, mientras que
al final de 2001 esa proporción se ubicaba en el 69,4%. Para la industria manufacturera
los guarismos fueron de 93% y 71% respectivamente.
Al momento de fundamentar esta sensible mejora en la salud de los créditos no sólo surge
el argumento del precio del crédito, sino que también resultan significativos la solidez
macroeconómica, el nivel creciente de la actividaed productiva y el enérgico
comportamiento de la demanda.
Sin embargo, hoy todavía se viven importantes consecuencias del derrumbe de 2001. Una de
ellas es la baja relación crédito/PIB. La dificultad y lentitud de su recuperación fue
una característica de todas las economías que pasaron por profundas crisis. De modo que
atender a la promoción del crédito resulta un tema al que hay que ponerle atención. Hoy
la relación crédito/PIB es de 9,9%, mayor a la correspondiente al año 2003 que fue del
8,2%, pero muy por debajo de los niveles que debe tener una economía normalizada y en
desarrollo.
El éxito del crecimiento conduce a poner especial dedicación en mejorar la eficiencia,
la productividad y la competitividad. El mejoramiento de las mismas lleva a la posibilidad
de sostener niveles exigentes de aumento de la producción y de incrementar las
exportaciones. Y no sólo aumentarlas sino diversificarlas. Las líneas específicas de
crédito que promuevan estos desarrollos serán un factor coadyuvante para potenciarlos.
De modo que para cumplir con la pretensión de una economía con intención de producir
más y con procesos mejor integrados que aumenten el valor agregado de los bienes, se
requiere de volúmenes de crédito significativos.
La evolución del financiamiento arroja signos favorables en los últimos años. Resulta
necesario poner énfasis en los préstamos para la inversión, en el desarrollo de líneas
que atiendan proyectos específicos de interés estratégico y en el aumento del volumen
general del crédito.
(1)
Artículo del Lic. Guillermo Wierzba, director del Centro de Economía y Finanzas para el
Desarrollo de la Argentina (CEFID-AR), publicado en "Leopyme", revista del
Instituto de la PyME (IdePyME) de la Asociación de Bancos Públicos y Privados de la
República Argentina (ABAPPRA), año 8, Nº 47, junio de 2006. |
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