Informe Económico de Coyuntura

Nº 267 - Septiembre 2006 - AÑO 25

 TEMAS DE ACTUALIDAD

Contenido tecnológico y diferenciación de producto en las exportaciones argentinas (1)

Contenido tecnológico y diferenciación de producto en las exportaciones argentinas (1)

En las últimas dos décadas, el dinamismo en las importaciones a nivel mundial estuvo liderado por aquellos productos que mayor tecnología incorporan en el proceso productivo. En general, los países de América Latina no se vieron beneficiados por la expansión de sus exportaciones en igual medida que otros países que adecuaron su estructura productiva al comportamiento de la demanda global. A las tradicionales explicaciones de los elementos de distancia a los mercados más desarrollados y de dotación relativa de factores, se suman aspectos específicos de política económica que incidieron en la composición y dinámica de la canasta exportable de los países de la región.

En Argentina, con 26% de participación promedio en las exportaciones totales para el período 1980-2000, las exportaciones de la industria manufacturera se han caracterizado por una baja inserción en el mercado internacional. Si bien al presente el coeficiente señalado se ha incrementado, el desafío a mediano y largo plazo de la política comercial consiste en consolidar los logros en materia de diversificación y crecimiento de las exportaciones de los últimos dos años.

Las experiencias asiática y de varios países de desarrollo económico reciente registran un claro vínculo entre el crecimiento económico a largo plazo y una estrategia de industrialización orientada a la exportación. Maximizar el impacto de esa estrategia de política comercial en el crecimiento económico requiere una definición de los "productos dinámicos" que conformen la base de una mayor inserción internacional.

Una aproximación que tenga en cuenta la ventaja comparativa estática sugeriría actuar sobre la base del desempeño pasado de algunos sectores exportadores y así aprovechar la estructura productiva vigente. Esto se corresponde con una medida estadística, que trata a todos los productos de igual manera en cuanto a potencial de crecimiento en el mediano y largo plazo, ignorando las alternativas de desempeño ligadas a la evolución y rumbo que pueda tomar la demanda mundial. Por el contrario, si se asume que existe una relación directa entre el dinamismo de la demanda internacional, la tecnología incorporada en los bienes de exportación y crecimiento (como se muestra en Hausmann et al. (2005), se requeriría un criterio complementario que tenga en cuenta este supuesto.

Si bien una medida de la cantidad de tecnología incorporada en el producto exportado resultaría en una clasificación apropiada a fin de evaluar el potencial de crecimiento de los sectores productores de manufacturas de origen industrial (MOI), la situación es diferente en lo que hace a los sectores vinculados a las manufacturas de origen agropecuario (MOA), donde una clasificación de este estilo no aportaría demasiada información. La razón es que, aun cuando la producción primaria incluye de hecho un contenido tecnológico significativo, este contenido es, en gran medida, transversal a todos los sectores y generalmente menor al que incorporan los estándares de producción internacional de las MOI.

En un mapa comercial donde los productos agrícolas se ven discriminados, la competitividad y dinamismo en el mercado internacional de los sectores de agro-industria requiere de la construcción de ventajas comparativas ligadas a la diferenciación del producto. En este sentido, el envasado y la marca, al proporcionar identidad al producto en el mercado internacional, se convierten en elementos de importancia para el logro de una mayor inserción externa que extienda a los países en desarrollo los beneficios del comercio.

Consideraciones finales

Si bien en niveles inferiores a los de la década pasada, el comercio exterior argentino registra una brecha tecnológica, que está lejos de cerrarse. El país continúa siendo importador neto de bienes de alto y medio alto contenido tecnológico y en sus exportaciones subsiste un componente importante de bienes de menor complejidad. No obstante, el mercado regional -el Mercosur, en un principio, y otros socios en etapas posteriores- es receptor de exportaciones de mayor contenido tecnológico.

Mirando al futuro resulta evidente que la mejora de la competitividad constituye una condición determinante para contrarrestar la eventual reducción arancelaria en el mercado doméstico y la erosión de preferencias en el mercado regional, escenarios que pueden tener lugar como resultado de las negociaciones multilaterales que se llevan a cabo en la Ronda Doha, así como en virtud de otras negociaciones de libre comercio.

Para la expansión de las exportaciones industriales se requiere de mejoras en las condiciones de acceso a mercados estratégicos y de estímulos al desarrollo exportador. En particular la acción dirigida a pequeñas y medianas empresas productoras de bienes que presentan dinamismo en el mercado internacional, como son aquellos que incorporan mayor cantidad de tecnología, resulta de particular relevancia.

Independientemente del compromiso, por ahora no verificado, de los países más desarrollados a fin de emprender una reforma genuina en Agricultura en la Ronda Doha, es evidente la ventaja derivada de competir en el mercado vía diferenciación de producto. Para "saltar la barrera" que establecen las restricciones arancelarias, las subvenciones a las exportaciones y el apoyo interno basado en medidas de distorsión, se requiere trabajar sobre las preferencias de los consumidores en los mercados desarrollados.

De tal forma, sin desconocer el estímulo positivo sobre las exportaciones que tuvo el cambio de precios relativos propiciado por la salida de la convertibilidad, la inserción comercial sostenida del país en el mercado internacional requiere avanzar en la especialización con mayor contenido tecnológico y la diferenciación más acentuada de producto.

El mejorar la calidad de la inserción externa con una estructura productiva más integrada, que trabaje sobre la competitividad de los sectores exportadores incorporando mayor valor agregado nacional y complejidad tecnológica a los productos de exportación, aparece como un requisito indispensable de cara al futuro. No son ajenos a este cometido el logro de niveles de inversión que den lugar a un aumento sustancial de la oferta y las políticas dirigidas a reconstruir y diversificar el tejido industrial y aumentar la competitividad de las empresas.

No todo desvío del patrón de especialización indicado por las dotaciones factoriales resulta en experiencias que por ser iniciadas "artificialmente" terminan por frustrarse; al contrario, la instrumentación de adecuadas políticas industriales y comerciales basadas en los rendimientos crecientes de la difusión tecnológica y la diferenciación, que complementen las fuerzas de mercado, pueden derivar en la creación y consolidación de nuevas ventajas competitivas genuinas.

En lo que respecta a las MOA, incrementar las cadenas de valor con una mayor diferenciación de producto es la mejor respuesta a la necesidad de reforzar las ventajas comparativas naturales en un contexto de fuertes restricciones de acceso a mercados en materia agrícola.

(1) Extracto del estudio de Tomás Castagnino, publicado en "Revista del CEI", Nº 5, del Centro de Economía Internacional (CEI) del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Buenos Aires, junio de 2006.