Informe Económico de Coyuntura

Nº 271 - Enero 2007 - AÑO 25

 SECTOR AGROPECUARIO

SITUACION

Las entidades del campo realizaron, a principios de diciembre, un paro de nueve días de duración. Participaron Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), Federación Agraria Argentina (FAA) y la Sociedad Rural Argentina (SRA). CONINAGRO no se plegó pero dejó en libertad de acción a sus miembros. El Frente Agrario Nacional (FAN) no participó en la medida.
Existe una excelente coyuntura internacional de precios de la carne que se pone de manifiesto comparando el resultado de las exportaciones argentinas entre 2005 y 2006: en los primeros diez meses de 2006, se exportaron 370.535 toneladas por u$s 1.057,9 millones de dólares. Estas cifras implican una caída del volumen, en relación con 2006 de 23,4%, pero la baja en valor, comparando siempre con el mismo período, fue de sólo 4,8%. Es decir que los precios internacionales casi absorbieron la caída en los volúmenes exportados.

Las características del conflicto rural

Un conjunto de factores, algunos estructurales y otros coyunturales, confluyeron para dar lugar a un quiebre en las relaciones entre el sector agropecuario y las autoridades nacionales, que desembocó en la realización del extenso paro agropecuario que tuvo lugar a principios de diciembre.

Las entidades del sector -CARBAP, FAA y a último momento y rompiendo una tradición de oposición a este tipo de expresiones, la SRA- decidieron la realización de la medida de fuerza en aras de lograr el diseño de políticas estratégicas de largo plazo para el sector, en circunstancias extraordinariamente favorables para la colocación de la producción nacional en los mercados internacionales. El planteo parece apuntar a lograr la optimización de los beneficios derivados de esa circunstancia. Aducen que las políticas del Gobierno nacional son erráticas, y que no es posible identificar un interlocutor representativo de la política oficial, que es de carácter netamente intervencionista.

Cabe destacar que existen matices entre las entidades. Mientras CONINAGRO, que reúne básicamente al movimiento cooperativo, no se plegó al paro por entender que las instancias de diálogo con el Gobierno son todavía posibles, FAA no objeta la intervención estatal pero pretende una diferenciación de políticas, señalando que el campo no constituye una unidad. Diferencia los sectores modernizados y globalizados de los productores familiares a los que la entidad representa, cuyas necesidades son diferentes, tal como lo plantearon en un documento elaborado a lo largo de un año entre organizaciones de productores y funcionarios de la SAGPyA y que no ha recibido, a la fecha, la respuesta esperada.

El Gobierno nacional aduce que el carácter de bienes salario que tienen los favorecidos productos básicos exige su intervención activa con el objeto de garantizar el abastecimiento del mercado interno a niveles de precios compatibles con los salarios de la población. Mantener controlados los índices de precios de la economía no es, para el Gobierno, un objetivo secundario.

El problema abarca al maíz en su transformación en pollo, cerdo y carne engordada en corral; al trigo, por ser insumo en la fabricación del pan y la carne, que siendo un integrante protagónico de la canasta familiar fue la piedra de la discordia. Para los dos primeros productos, que sufren una crisis de abundancia dadas las buenas cosechas y los elevados precios esperados, se busca una definición capaz de distribuir la producción en la comercialización de 2007 entre ambos destinos -interno y exportación- que aún cuando muy discutida y demorada, logrará seguramente sus objetivos.

El problema de la carne, en cambio, no es de fácil resolución como lo pone de manifiesto la historia nacional de las múltiples crisis ganaderas, sobre todo en períodos inflacionarios. Dos características contribuyen a darle complejidad: por un lado, el doble carácter de la ganadería, como bien de consumo y bien de inversión y por otro, la distribución de los ingresos entre los eslabones de la cadena que va de la producción al mostrador.

El incremento de las existencias, objetivo compartido por el sector productor y por las autoridades nacionales, implica su uso como bien de capital, con la consecuente contracción de la oferta para faena y la consecuente alza de los precios. Requiere, además, un período de maduración superior a los dos años. Por lo tanto, alcanzar este objetivo, aprovechando el esplendor del mercado internacional sin desabastecer el mercado interno ni castigarlo con precios incompatibles con los niveles de ingreso de la población, exige una tarea de planificación conjunta entre el sector público y el privado. El Plan Ganadero ofrecido por el Gobierno resultó a todas luces insuficiente.

A esta cuestión de fondo, en las actuales circunstancias se agregaron factores estacionales, que con la presencia de pasturas en óptimas condiciones, ofrecían la posibilidad de agregar, en un breve plazo, una rápida ganancia en el peso de los animales, lo que provocó una retracción de la oferta y la alarma en relación con el comportamiento al alza de los precios.

Una de las respuestas del Gobierno fue la amenaza, luego no concretada, de reducir en 30 % el cupo de exportación, lo que hizo estallar el conflicto y condujo a la decisión de realizar un paro de nueve días de duración. No alcanzó la no aplicación de la medida y la reducción del peso mínimo de faena, para aquietar las disconformidades desatadas.

La otra característica mencionada -la distorsión en la distribución del ingreso a lo largo de la cadena (producción, industria y comercialización) que también se presenta en el caso de los cereales- se aprecia en el hecho de que mientras el precio del ganado cayó casi 30% desde la vigencia de la veda a las exportaciones de carne hasta el empinamiento de precios de los dos últimos meses, los precios en el mostrador de las carnicerías apenas bajó 5%.

Las principales medidas

A partir del 1° de diciembre, y por otros 180 días, se ha prorrogado el régimen de exportación de carnes. No habrá, en consecuencia, una mayor restricción a la ya existente en cuanto a porcentaje de ventas permitidas al exterior. Al mismo tiempo el Gobierno decidió permitir un menor peso para el envío de animales a faena, que estaba fijado en 280 kilos; ahora se permitirán animales de 240 kilos. Según los expertos, esta decisión permitirá que en los próximos 60 días -un período de muy alta demanda-, se agreguen a la oferta alrededor de 44.000 cabezas, equivalente a unas 6.000 toneladas de res con hueso.

PERSPECTIVAS

Aún no se conocen los resultados del paro agropecuario, pero resulta evidente la necesidad de agotar las instancias negociadoras que permitan al país y al sector capitalizar los beneficios de la actual coyuntura.
Los precios internaciones del maíz, el trigo y la soja se mantendrían dentro de los niveles de firmeza de estos momentos, por lo menos hasta mediados de 2007.

Gráficos

Tablas